BENIDORM. El Puente de Todos los Santos en Benidorm ha sido un momento más de resignación para los hosteleros. El festivo, que se trasladó al lunes en algunas comunidades autónomas como Madrid, siempre ha sido un repunte del turismo en la ciudad, pero los condicionantes no han acompañado. El cierre perimetral de las regiones con mayor mercado para la localidad fue un jarro de agua fría para el sector, y una vez más, las esperanzas en recuperar parte de la actividad perdida por la pandemia este verano se esfumaron.
Así lo reconoce el presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías (Abreca) de Benidorm, Javier del Castillo. El empresario lamentó, en sus propias palabras, que los "locales estuvieran vacíos" en unos días en los que esperaban que hubiera más gente, pero que las restricciones para controlar los contagios les han negado.
Y todo ello a una semana de empezar las Fiestas Mayores Patronales de Benidorm, cuyos actos se han suspendido y no se permitirá abrir las sedes festeras. Un golpe más para la hostelería, que ha tratado de atajar algunos establecimientos que se han unido para elaborar menús a un precio único: 15 euros. Una solución para aquellas empresas que se dedicaban a hacer el catering de las peñas y que han visto como sus posibilidades se han reducido con las medidas aprobadas por el Consell desde la semana pasada, que se suman a las anunciadas por el Ayuntamiento de Benidorm.
Sin embargo, las esperanzas de los hosteleros no está en estos días festivos para la población local, según explicó Javier del Castillo, quien dijo que no creen que sean días fuertes para su sector. Hay que tener en cuenta que uno de los días más demandados por los británicos para ir a Benidorm está precisamente el día después de finalizar las Fiestas, conocido como Fancy Dress Party, que se ha convertido en una celebración británica de éxito en el que se involucran los bares y pubs del Rincón de Loix. Una zona duramente maltratada por la pandemia y que peor resiste por su gran dependencia del mercado inglés.
Pero este turista no se atreve aún a visitar Benidorm estos días, teniendo en cuenta que a la vuelta tendrá que pasar una cuarentena, además de que a partir de este jueves el país volverá a un confinamiento domiciliario debido a los malos datos que están teniendo ahora de la pandemia.
Uno de los objetivos de los empresarios está en convencer al Ministerio de Trabajo de que dependen del turismo para mantener su actividad como antes de la crisis sanitaria. De momento, han visto como cada una de las peticiones trasladadas por ellos han sido rechazadas.
Sin embargo, Javier del Castillo explicó que están recurriendo estas decisiones y que a partir de ahora van a intentar meterlo por su sistema económico, demostrando que tienen una actividad de menos del 50% con respecto al 2019 y que están sufriendo pérdidas por la situación que vive el mundo con la covid-19.
La finalidad es que se les reconozca como uno de los sectores dependientes del turismo y así, tener bonificaciones para los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). De lo contrario, avisa el empresario, "va a ser la quiebra de la mayor parte de la hostelería".