MADRID, (EP). La técnica de reproducción asistida utilizada para el nacimiento del primer bebé del mundo con ADN de tres personas o 'tres padres genéticos' no está "expresamente prohibida" en España y podría plantearse su uso siempre que posteriormente la autorizara la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, encargada de asesorar al Gobierno en este ámbito.
Así lo ha reconocido a Europa Press la presidenta de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR), Montse Boada, que apunta que si se confirma su eficacia podría abrir una nueva vía para evitar que nazcan más niños con enfermedades mitocondriales, un tipo de patologías hereditarias muy poco frecuentes pero con una supervivencia muy corta.
Esta semana se hizo público el nacimiento en México del primer bebé nacido mediante una técnica conocida como transferencia pronuclear, que permitió su gestación con material genético de tres personas (sus padres biológicos y un donante) con el objetivo de evitar que naciera con síndrome de Leigh, enfermedad hereditaria cuyos genes portaba la madre.
En España todavía es pronto para plantear esta técnica aunque, según admite Boada, su uso no está expresamente prohibido en la legislación española y existe un "vacío legal" al tratarse de un planteamiento muy novedoso.
"Es algo muy nuevo y en España no está prohibido porque la legislación no suele prohibir aquello que todavía no se está haciendo", apunta la presidenta de ASEBIR, ya que actualmente la Ley de Reproducción Asistida de 2006 sólo determina que cuando se va a aplicar una nueva técnica hay que pedir permiso a la Comisión Nacional de Reproducción Asistida.
De hecho, Boada asegura que "no es especialmente compleja" y admite que si no se ha planteado es porque "tampoco ha habido la presión de ninguna pareja para intentar hacerlo". No obstante, añade que "cuando hay una divulgación de un problema y las posibles soluciones hace que despierte interés y salgan demandas".
"Pero hay que ser cautos porque de momento es necesario más evidencia científica para ver si la técnica es segura", ha aseverado. Y sobre los posibles dilemas éticos que puede plantear, no ve que haya ningún problema "si se entiende a la donante como una persona que participa para evitar una enfermedad genética" dado que "ya se usan óvulos, embriones o semen de donantes".
Asimismo, esta experta rechaza que se hable de "tres padres genéticos" ya que, en realidad, el 99,9 por ciento del material genético del niño procede de sus padres biológicos y sólo tendrá un 0,1 por ciento procedente de otra mujer "que sólo es una donante".
"Su utilidad no es hacer un niño a la carta sino evitar la transmisión de una enfermedad genética, y eso ya se hace muchas veces cuando los genes afectados están en el ADN nuclear, mediante el diagnóstico genético preimplantacional", según esta experta.
De hecho, añade, esto sucede con parejas con una fibrosis quística o una hemofilia, a las que se hace una fecundación 'in vitro', se analizan los embriones y se transfieren los que no están afectados.
Pero cuando el defecto del ADN se encuentra en las mitocondrias, presentes en el citoplasma que rodea al núcleo del óvulo, como sucedía en este caso, la única solución hasta ahora pasaba por recurrir a la donación de óvulos o la adopción.
Estas enfermedades llamadas mitocondriales, como el síndrome de Leigh, la neuropatía óptica hereditaria de Leber o la encefalomiopatía mitocondrial, acidosis láctica, episodios seudosincopales (MELAS), son extremadamente raras y afectan a uno de cada 50.000 recién nacidos, aunque su gravedad hace que la supervivencia sea muy corta.
El tratamiento consistió en utilizar óvulos de la madre y de la donante y, como lo que interesa es el citoplasma del óvulo donde están las mitocondrias, sacan los núcleos de los óvulos de la donante y les transfieren los núcleos de los óvulos de la madre. Lo que permite obtener óvulos con el núcleo de la madre mientras que el citoplasma que lo recubre es de la donante, "que aportaría un 0,1% del material genético e incluso menos".
De este modo, "como en un citoplasma de un óvulo hay unas 2.000 mitocondrias, al coger el núcleo de la madre y transferirlo al citoplasma del óvulo de la donante se pueden arrastrar algunas mitocondrias pero, como hay tantas, la proporción es muy baja y el riesgo de que se transmita la enfermedad es menor".
"El avance es muy positivo y toda la comunidad científica estaba a la espera de ver qué pasaba en Reino Unido para luego plantearlo en otros países", según ha explicado la presidenta de ASEBIR, ya que el Parlamento británico autorizó hace un año su uso en determinados casos cuidadosamente seleccionados.
De hecho, reconoce que el caso publicado esta semana le genera dudas ya que contiene poca información, no se ha publicado en ninguna revista científica de alto impacto ni se sabe cuántos intentos hizo el equipo médico hasta conseguir un bebé sano.