VALÈNCIA. Las salas de conciertos de Castelló no ven un futuro esperanzador en la ciudad. Según señalan sus responsables, "el tardeo, la cultura de la gratuidad o las excesivas exigencias legales para ofertar música en directo" en sus locales está derivando en un momento de no retorno en el núcleo de ocio de la capital donde cada vez son más los negocios que desaparecen. El último, Four Seasons, una de las salas más emblemáticas de la ciudad que dará el cierre a finales de agosto, y después de diez años de historia, con una fiesta de despedida. Sin embargo, el problema también radica, según alegan los programadores y dueños de los establecimientos, en una "falta de acuerdo" con las instituciones públicas.
Desde de que el pasado mes de marzo fuese modificada la Ley de Espectáculos, se esperaba que los "problemas" a la hora de programar shows en vivo descendieran o incluso desaparecieran. Y es que, la revisión del artículo 13 del mismo documento anunciaba que "siempre y cuanto se respetasen los límites acústicos permitidos", habría flexibilidad para organizar conciertos, o incluso exposiciones y proyecciones, sin necesidad de pedir permisos municipales. Sin embargo, en Castelló se desconoce su viabilidad, dado que la ley está totalmente encallada en los despachos municipales al no haberse producido, por el momento, una reunión entre el Ayuntamiento y los propietarios de los locales. La misma regidora de Cultura, Verónica Ruiz, indica a Cultur Plaza que por el momento no se "ha podido sentar" a leer la ley. "Todavía no he podido hablar con los propietarios de las salas sobre la modificación de la ley ni con la responsable de actividades, pero en septiembre lo haremos. Está claro que esta legislación puede darnos un futuro mejor", añade la edil.
Mientras tanto Castelló parece quedarse sin salas de música privada. La Consulta del Doctor, el Legend, L'espurna o el mismo Four Season han clausurado sus clubs en tan solo dos años. Ante esta situación, la actividad musical de la ciudad, en cuanto a negocios privados se refiere, queda regida por únicamente dos salas de conciertos: Terra y Veneno Stereo, la cual tampoco descarta cerrar en los próximos dos años. "Llevamos avisando de lo que está pasando en la ciudad desde hace tiempo, pero no se ha hecho nada para poner freno a la competencia desleal de conciertos gratuitos en bares o en la calle. Ahora me encuentro con que estoy solo y sin ganas", lamenta Toni Porcar, dueño de Veneno Stereo. Por su parte, Álex Bachero propietario del Pub Terra considera que en pocos años tan solo quedarán ellos, respaldados en este caso por ser el local más longevo de la ciudad, con más de tres décadas de funcionamiento. "Podemos competir entre nosotros mismos pero no podemos medirnos contra el dinero público. Nuestra competencia hoy en día es el Ayuntamiento", manifiesta Bachero.
La regidora de Cultura, Verónica Ruiz, quien considera factible la "nueva" Ley de Espectáculos, tilda como problemática la falta, cada vez mayor, de consumo de música en vivo. Con ello, la edil señala que la reflexión que debe hacerse el sector "va más allá de la cultura del tardeo" que se está poniendo de moda en la capital castellonense, para centrarse en analizar por qué "ya no se consume música en vivo". Así mismo, la regidora apunta que "se debe perfilar el consumidor" que asiste a cada tipo de oferta cultural.
Por su parte, tanto los dueños de Veneno Stereo como del Pub Terra se muestran rotundos al considerar que la ley "es una bomba de humo política". Ambos gestores no ven consuelo con la modificación del artículo 13, al encontrarse con la misma limitación acústica. "Obligan a un bar que hace conciertos a gastarse cerca de 200.000 euros para insonorizar su local y a su vez a incorporar un limitador acústico, pero después los conciertos de la calle llegan a decibelios mayores", asegura Álex Bachero. "Es evidente que hay un cambio cultural y generacional que no es culpa del Ayuntamiento, pero eso no quita que nos hayamos sentido traicionados y abandonados. No puedes dejar de lado a los que invirtieron en su momento para hacer música en la ciudad", exclama Porcar. "Realmente no pedimos ayuda a nadie, solo queremos que cada uno se dedique a lo suyo, yo no puedo vender entrecots aunque sea del mismo gremio porque la ley no me lo permite", expone Bachero.
Ante la nueva temporada, Toni Porcar abordará parte del programa de los locales ya cerrados como el Legend o L'espurna. "Me podría sumar al tardeo pero paso, tenemos una línea muy definida. Y esta claro que el mal de uno le viene bien a otros negocios". Por su parte el Terra alternará conciertos de pago por la tarde con la actuación de grupos locales. "El concierto de siempre, es decir, el de un quinteto de rock, no es viable. No nos podemos permitir un grupo de renombre en nuestro presupuesto, y si no es así no renta", concluye Álex Bachero.