VALÈNCIA. Mañana es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y entre las reivindicaciones en comunicados de prensa, hashtags y pancartas estará la de una representación más igualitaria en los productos culturales. El punto de mira estará puesto en la oferta mainstream y en el público que ya ha alcanzado la mayoría de edad. Pero nos estaremos olvidando del futuro. La lucha por deconstruir estereotipos de género ya arraigados no puede hacernos perder de vista que hay una parte de la población que es un folio en blanco. A las niñas y a los niños se les puede ofrecer desde ya realidades alternativas, no viciadas, paritarias.
Los profesionales del teatro infantil ya han tomado las riendas a este respecto. Y los últimos premios FETEN han reconocido montajes que dan el protagonismo a féminas resueltas, dinámicas y complejas. A lo largo de la historia de la literatura dramática, el teatro para menores ha estado cojo de fuertes protagonistas femeninas. El rol adjudicado a las chicas era el de la jovencita en apuros asistida por el varón, el de subordinada del héroe o el de sujeto pasivo.
Es tiempo de volar
La Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas de Gijón ha valorado con sus galardones obras protagonizadas por una leyenda real de la aviación, por una pianista prodigio y por una niña sorda que ofrece una versión alternativa del cuento clásico El flautista de Hamelín.
El premio al mejor espectáculo de danza fue otorgado a Amelia, de la compañía valenciana Marea Danza. La coreografía relata la vida de la pionera de la aviación Amelia Earhart en clave de flamenco y danza española. “Era una persona muy luchadora. Creció en una sociedad donde la mujer no tenía un papel profesional destacado, y se decantó por un mundo de hombres donde no sólo participó, sino en el que también destacó. Su figura nos ayuda a difundir valores positivos respecto a la igualdad de género”, subraya una de las cinco bailarinas de la formación, María José Mora.
La bailarina, coreógrafa y productora destaca la huella que las artes escénicas dejan en sus espectadores más pequeños. “El teatro es una herramienta de educación muy importante, porque resulta emocionante ver a los personajes de un relato en vivo. Y es responsabilidad de los creativos que les ofrezcamos modelos de conducta tanto femeninos como masculinos, personajes que se enfrenten a sus miedos, con coraje para pelear por lo que quieran alcanzar en la vida”
En la dramaturgia y la dirección les asistieron los miembros de la compañía La Teta Calva, que han correlacionado la danza con el arte de volar, porque ambas invocan el escape y la libertad. María Cárdenas y Xavo Giménez han afinado su interés por el teatro infantil a partir de su experiencia personal como padres de una niña de seis años.
En su rastreo de ocio y materiales educativos, dieron con tan pocos referentes femeninos, que decidieron crearlos. interesó ese cambio de rol porque cualquier cosa que te interese la mayoría son niños y la única
“Estamos cansados de esperar el cambio, así que hay que forzar la máquina para intentar que llegue un poco más pronto y que mi hija se eduque en otra sociedad”, argumenta la autora argentina.
Con permiso de Mark Twain y Astrid Lindgren
Su primera réplica a los clichés fue cambiarle el género al clásico de la literatura universal Tom Sawyer. “La valentía, la travesura y el descaro siempre se reflejan en niños, y las mujeres somos meras espectadoras”, lamenta la dramaturga, reconocida con el último Max a la Autoría Revelación.
Así surgieron Las aventuras de Tomasa Sawyer, donde no sólo invirtieron el rol del protagonista del clásico de Mark Twain, sino también hicieron otro tanto con el antagonista. En la producción del Teatre Escalante, el malvado indio Joe se convierte en Lady Joana. “A la mujer se la ha infantilizado tradicionalmente, representándola como débil y buena, así que nos pareció muy interesante sacar la parte oscura femenina y mostrar la lucha entre dos mujeres, para plasmar que no se trata de una pelea de géneros. Los hombres no son malos y las mujeres, buenas, su condición no depende de su género”, apostilla la dramaturga argentina.
Su próxima producción será una adaptación de la subversiva protagonista de las novelas de Astrid Lindgren Pippi Långstrump, titulada Pepa Calzaslargas. “Hemos escogido a este referente femenino que habla de la libertad y de la ausencia de condicionantes, porque omo mujeres, tenemos mucho que aprender de este personaje que rompe estereotipos sin miedo, de una manera natural”, valora Cárdenas.
A melodía necia, oídos sordos
La revisión de personajes icónicos de la literatura infantil también está en el ADN de la compañía de Igualada Farrés brothers i cia. En Operación A.V.I. ya tomaron a personajes de cuentos clásicos, como Caperucita y Pulgarcito, y los sometieron a un experimento que les hacía envejecer. Ahora, con su producción El silencio de Hamelín han brindado el protagonismo del cuento de los hermanos Grimm a una niña sorda que es testigo, pero no víctima, del encantamiento del flautista.
“Ha habido funciones muy emocionante, en la que han venido padres con discapacidad auditiva con sus hijos, que sí oyen, y han visto reflejada su realidad en la obra de manera positiva, no como una minusvalía sino como un valor añadido, porque la niña es la heroína que salva a la ciudad y a los niños de ser llevados a la cueva”, destaca el autor de esta revisión, Jordi Palet.
Su propuesta, que combina teatro de objetos, teatro de texto, lenguaje de signos y la música de un DJ recibió el premio FETEN al teatro inclusivo.
Esta pieza no es la primera en que la compañía catalana da el protagonismo a una cría. Ya lo hizo en OVNI, una producción que hablaba veladamente del maltrato infantil, y en la que una niña escapaba del abuso físico de su familia gracias a un marciano. La musa para aquel montaje fue la determinada Matilda, de Roahl Dahl.
Tras estas elecciones, Palet afirma que no hay ninguna estrategia, sino normalidad. “La voluntad de la equidad pasa por prescindir de motivos para darle el protagonismo a una niña. Lo ideal sería no reparar en estos énfasis, porque eso significaría que hemos llegado al punto de tratarnos como iguales”.
La épica de la cotidianeidad
De similar parecer es Jokin Oregi, director de la compañía vasca Marie de Jongh. En su formación pesan las protagonistas femeninas porque el elenco está conformado por tres actrices y un actor. Ya en su primer espectáculo, ¿Por qué lloras, Marie? centraban la acción en una bebé díscola que tan sólo reclamaba cariño. Tomó el relevo Humanos (Premio FETEN 2010 Mejor interpretación femenina), sobre dos autómatas femeninas. Su tercera propuesta fue Querida hija, sobre una joven que sufre un aborto y halla consuelo en su avinagrado padre. La más reciente es Amour, la historia de dos niñas que juegan a ser mayores y quererse. Y su último montaje, Estrella, relata el proceso de duelo y madurez de una pianista prodigio de seis años cuya prometedora carrera sufre un vuelco a la muerte de su madre y la consiguiente depresión de su padre.
Esta pieza sobre la superación personal les ha deparado el premio FETEN al mejor espacio escénico. Con este ya suman siete galardones en la feria asturiana: tres al mejor espectáculo, uno a la caracterización y sendos premios a la interpretación femenina y masculina.
“No pensábamos tanto en el género de la protagonista como en darle el rol de padre o madre de su propio progenitor. Queríamos mostrar que los niños tienen esa capacidad innata de tirar hacia delante. Es una historia de resiliencia, de superación de traumas”, concreta Oregi.
El director de Marie de Jongh afirma que en su trayectoria han puesto la lupa en las luchas de lo cotidiano, en héroes con objetivos más prosaicos que los recogidos en la literatura. Y es ahí donde se justifica el protagonismo femenino de sus obras. “Cuánta épica hay en el cuidados de las personas, que generalmente está en manos de las mujeres. Hay grandes historias que se repiten en cada casa, en cada familia. Son relatos que todos entendemos y que hay que rescatar y poner en valor”.