El analista de XTB aborda lo que está sucediendo en la industria manufacturera norteamericana en un serio desafío a la hora de reducir el abultado déficit comercial
MADRID. Estados Unidos ha agregado 1,2 millones de empleos a la industria manufacturera en los últimos ocho años. Antes de pensar en la reactivación de la fabricación estadounidense hay que tener en cuenta la razón real de todo ese crecimiento del empleo: no es otro que el rendimiento decreciente de la productividad. Las fábricas han tenido que contratar trabajadores adicionales para completar pedidos porque su producción por hora de trabajo apenas está mejorando.
La buena razón para tener cada vez más contrataciones es que el empleador se está expandiendo tan rápidamente que necesita contratar a más personas, a pesar de que cada vez obtiene más producción de cada persona. Pero esto no es lo que ha estado sucediendo en EE UU, dado que el crecimiento de la producción manufacturera ha sido lento pero el crecimiento de la productividad ha sido aún más lento. De hecho actualmente, la producción manufacturera por hora ha aumentado sólo un 0,7% en total, desde 2011. Ese es el crecimiento total durante todo el período.
Por el contrario, la productividad creció al 1% en promedio durante cada trimestre en la década de 1990. Un posible motivo es que la producción fabril ha crecido mucho más de lo que muestran las estadísticas oficiales; por tanto, la productividad ha mejorado más de lo informado. Esa es una teoría plausible para sectores como los ordenadores donde la naturaleza del producto cambia constantemente. Si nos centramos en sectores donde la producción es fácilmente medible -productos de madera, productos de metal fabricados, productos químicos básicos y productos de papel-, el crecimiento de la productividad en los mismos ha sido casi inexistente.
De las diferentes alternativas parece solo cierta una explicación: la reducción de la denominada 'productividad total de factores', que es la parte de productividad que no puede explicarse por los cambios en los activos de capital (máquinas, software…) o en la mano de obra (el tamaño y la calidad de la fuerza de trabajo). El crecimiento de la productividad total de los factores suele ser positivo porque las fábricas son cada vez más eficientes, es decir, obtienen cada vez mejores productos con una cantidad determinada de capital y mano de obra. Pero la productividad total de los factores cayó desde 2015. Este es un resultado desalentador.
Si los números son creíbles significa que los trabajadores de las fábricas estadounidenses son cada vez menos productivos, empeorando considerablemente la producción. Una consecuencia es que será difícil cerrar el gran déficit comercial estadounidense en productos manufactureros porque las fábricas estadounidenses se están volviendo menos competitivas. Incluso el crecimiento modesto de los salarios ha provocado que los costos laborales de la unidad de manufactura de EE UU se disparen y provoquen un desafío a la hora de reducir el déficit comercial.
Jorge López es analista de XTB