En términos de calidad, un tema tan importante como poco atendido en las empresas es el que se refiere a la salud en el marco de la función directiva y, en general, a la salud de las organizaciones no en términos estrictamente financieros sino de salud física y mental de sus trabajadores, lo que sin duda tiene una repercusión importante en la salud comercial y financiera de las empresas aunque, como decía, no siempre resulta evidente para las organizaciones. Y es que, como indica el doctor Valentín Fuster, Presidente del Consejo Asesor de Sanidad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, siempre hemos pensado en la enfermedad y no en la salud, cuando el camino correcto es promover la salud y no combatir la enfermedad.
Y en términos empresariales, como apunta el cuaderno más reciente desarrollado por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos, “La salud del directivo para un mejor liderazgo”, la promoción de la salud en el lugar de trabajo contribuye a que los trabajadores se sientan mejor y más saludables, lo que se traduce en:
Todo esto impacta directamente en la salud financiera de la compañía.
El trabajo nunca es neutro frente a la salud: o es patógeno o es un promotor privilegiado de salud. Y en decidir cuál es la posición de nuestras empresas tiene mucho que ver el planteamiento de los directivos y la realidad vivida en las compañías.
Afortunadamente, sobre el ejemplo de algunas empresas líderes e innovadoras, empieza a tomar cuerpo el concepto de empresa saludable que impulsa y financia iniciativas destinadas a mejorar la salud y los hábitos de vida de sus trabajadores, incluso dentro del centro de trabajo, con la premisa de que un empleado sano es más productivo, rinde más.
Gimnasios dentro del edificio corporativo cuando las instalaciones lo permiten, o convenios con gimnasios del entorno, dietista, clases de relajación, ejercicios de refuerzo muscular durante la jornada laboral, pruebas médicas preventivas, equipos deportivos, oferta de fruta en máquinas vending o flexibilización de horarios son ejemplos de iniciativas que empiezan a ofrecer las empresas a sus trabajadores.
Y no hablo solo de las compañías de la denominada Nueva Economía, sobre las que hay mucha literatura al respecto. Empresas e instituciones muy arraigadas en nuestro entorno que difunden con el ejemplo buenas prácticas saludables, como nuestras dos Universidades Públicas, la Universidad de Alicante y la Universidad Miguel Hernández, comprometidas con el deporte para lo que disponen de amplias instalaciones a disposición de toda la comunidad universitaria (piscinas, gimnasios, pistas de atletismo y campos para deportes de equipo, etc.); y con la salud, con servicios de vigilancia de la salud y medicina asistencial en las propias instalaciones universitarias (reconocimientos médicos, vacunación, urgencias, consultas o programas específicos de salud) .
No son, por tanto, extravagancias procedentes de otras culturas, sino prácticas fundamentales de empresas líderes de aquí que, como las Universidades con la importancia de su ejemplo, han entendido bien la coherencia entre salud y productividad a través, como decía, del compromiso con los trabajadores y la ocupación en la mejora permanente de su salud física y mental.
El cuaderno CEDE que comentaba es una recopilación de muchas de esas prácticas excelentes, además de un fundamento conceptual imprescindible para entender la necesidad de caminar por el sendero de la promoción de la salud como una vía de ejemplo y gestión directiva en la empresa actual.
Merece la pena una lectura tranquila en http://www.directivoscede.com/misc/pdf/CuadernoSalud.pdf.
Joaquín Selma Ortiz, empresario