La crisis sanitaria provocada por el coronavirus no ha puesto fin a los desequilibrios sectoriales en la renta variable, tal y como analizan los expertos de la entidad
MADRID. Los inversores más experimentados de Wall Street saben que hay un dicho para explicar casi cualquier cosa que ocurra en el mercado bursátil, y lo contrario. Los inversores que prefirieron esperar a que el mercado tocase fondo durante la corrección de mediados de marzo no mirarán sus carteras con tanta alegría como aquellos que fueron más valientes y compraron en el momento de mayor pánico.
Los inversores que pensaron que al final todo se reduce a los beneficios se encontraron -al menos a corto plazo- en desventaja frente a los que parecían saber que no conviene ir en contra de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y, por extensión, de los principales bancos centrales del mundo.
Por su parte, los que apostaron por la 'reversión a la media', es decir, por una vuelta a la media de largo plazo, apoyándose en la idea de que ninguna tendencia dura para siempre y que, por lo tanto, es inevitable que se produzca una rotación de estilos de inversión, todavía están esperando a que suceda. Lo mismo podemos decir de quienes esperaban que las acciones de estilo valor (value) se comportarían mejor al principio, como suele suceder cuando las economías y los mercados empiezan a recuperarse.
Si bien es cierto que la semana pasada las acciones de valor superaron en varias ocasiones a las acciones de crecimiento (growth) por un amplio margen, estos movimientos palidecen frente a la tendencia a favor del crecimiento que lleva en vigor desde 2007. El segmento growth vuelve a estar dominado por el sector tecnológico, especialmente por empresas de Estados Unidos.
Por lo tanto, este desequilibrio sectorial, que también se ve reflejado en las desviaciones de las rentabilidades regionales, se hace más evidente al comparar el sector de tecnologías de la información estadounidense con el sector bancario europeo (que representa al segmento value). Mientras que el primero ha avanzado más de un 5% este año, los valores financieros han perdido la mitad.
Nuestro 'Gráfico de la Semana' revela que no se trata de un fenómeno aislado. El rally de los últimos tres meses se ha visto impulsado principalmente por los sectores que ya se consideraban caros (en términos de precio-beneficio, o PER) conforme a unos parámetros conservadores, mientras que los inversores han seguido evitando los sectores baratos.
Curiosamente, el correspondiente dicho del mercado bursátil es "barato por una razón". ¿Quiere decir esto entonces que los sectores que se han comportado bien hasta ahora están caros por una buena razón? Al fin y al cabo, podríamos preguntarnos hasta cuándo podrán seguir avanzando ciertos sectores mientras el resto está en problemas por la actual crisis económica.
¿Qué pasaría si, como estimamos, Estados Unidos no alcanza hasta 2022 su nivel de producción de 2019? Además, otras clases de activo (como las materias primas o los bonos) tampoco descuentan que la recuperación económica vaya a ser precisamente rápida. Al menos, eso explicaría por qué las acciones de valor siguen registrando un comportamiento relativamente débil: porque no estamos ante una recuperación normal.
Y es también la razón por la que seguimos decantándonos por algunos de estos sectores más caros, al menos en términos relativos. En circunstancias extraordinarias, tiene poco sentido luchar contra la FED o contra las grandes tecnológicas.
Equipo de Análisis de DWS