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16 AÑOS DESPUÉS

'Las Troyanas' no se acaban nunca: Cultura, condenada a indemnizar a un figurante con 55.000 euros

21/04/2017 - 

VALÈNCIA. 16 años después, la sociedad valenciana sigue pagando la factura de Las Troyanas. El espectáculo inaugural de la Ciudad del Teatro que no fue, la puesta de largo en septiembre de 2001 de La Nau de Sagunto, La Nau de las locuras, sumará en 2017 un gasto inesperado: 55.000 euros de indemnización para un figurante que se torció un tobillo en los ensayos de la representación. El Institut Valencià de Cultura ya ha hecho la previsión de esta sorpresa en el cajón con la que, según fuentes del órgano, "nadie contaba". Lo cierto es que, desde aquel momento, el periplo judicial siempre había vencido a favor de la Generalitat, pero el último de los litigios ha vencido en favor del trabajador y los representantes de lo que fuera CulturArts no elevarán el caso al Tribunal Supremo. "Para hacerlo se necesita un caso prácticamente idéntico. No existe, así que damos por hecho que se pagará la indemnización en breve".

La anécdota eleva aun más el coste de aquel delirio escénico que sirve como metáfora de un establishment cultural con cargo al futuro. Desde ese futuro, hoy, el regalo de Santiago Calatrava de su escultura-escenografía sigue oxidándose junto a La Nau, después de haber sido reparado por 85.000 euros tras un viaje desde Roma por 100.000 euros. Un daño colateral al lado de los 2,34 millones que costó la producción de una versión del texto de Eurípides dirigido por Irene Papas y la Fura dels Baus. Gastos computados por la Fundación de las Artes Escénicas según la documentación, aunque como se apunta desde el IVC "se repartieron facturas, suponemos que para soportar su volumen. Algunas de ellas, como la de los figurantes, fueron a parar a Teatres de la Generalitat". Y de ahí que, 16 años más tarde, este coste recaiga en la extinta CulturArts.

El periplo detectivesco de la estructura de Calatrava

La estructura de Calatrava con evidentes signos de oxidación y a la intemperie (Foto: EVA MÁÑEZ, 2016)

El paso por Roma de la producción dejó tras de sí un hecho luctuoso. En el montaje programado por un acuerdo con el campus Tor Vergata -de la universidad católica de la capital italiana-, un operario resultó muerto. Era el año 2003 y la policía inmovilizó judicialmente la escenografía escultórica. De ahí que se dañara y que al llegar al Port de Sagunt nuevamente fuese reparada. La lesión del trabajador que ahora será indemnizado parece estar relacionada con una caída de la articulación de tubos, según han apuntado las fuentes del IVC a este diario. 

La escenografía que, por otra parte solo fue utilizada en seis únicas representaciones en la Nau, pretendía convertirse en el monumento emblemático de la Ciudad de las Artes Escénicas que no fue. Antes de su marcha a Roma, el interior de la propia Nau -cuya rehabilitación de 27 millones de euros obtuvo premios internacionales- sirvió de protección para este elemento. Sin embargo, tras su costosa vuelta desde Italia y después de que no viajara para otra pactada representación en Atenas se abandonó en uno de los laterales del edificio donde ha seguido deteriorándose.

Su esperpéntico trasiego llegó a contar con declaraciones de la propia Papas en 2004 advirtiendo que se dirigían a Atenas donde el montaje iba a formar parte de las celebraciones de los Juegos Olímpicos de 2004. El viaje nunca sucedió y el paradero desconocido entre los años 2003 y 2004 del que podría ser un monumento emblemático para la ciudad saguntina apareció en unas imágenes de prensa: un encuentro de jóvenes con el papa Juan Pablo II permitió que la prensa en València reconociera las imágenes al fondo. La Generalitat contrató a un detective, tal y como informaron, entre otros, El País, El Mundo o Levante EMV, y acabó por recuperar la la escenografía. 

La peripecia cinematográfica -por guión y coste de la repatriación- sirvió para que la Fundación de la Comunitat Valenciana para la Ciudad de las Artes Escénicas dejara todo el aparataje junto a la Nau. Allí, fue cubierto por una lona tras la mencionada reparación y mientras la Generalitat y los responsables del municipio decidían qué iba a ser de ella y quién asumía los costes de acondicionar su entorno, con vaivenes como el descarte de ocupar la rotonda situada junto al edificio o que pasara a formar parte de la Ciutat de les Arts i les Ciències de València, la escenografía escultórica se fue oxidando hasta el olvido patrimonial en el que todavía reside, pese a los distintos cambios de gobierno a partir de los cuales tampoco se le ha encontrado una ubicación. Como era de esperar, dejada a la intemperie, la estructura se ha ido deteriorando progresivamente hasta la actualidad.

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