ATRACO CULTURAL 

La obra de arte que robaría... Pablo González Tornel

Culturplaza propone un juego a algunos de los directores y directoras de los principales museos de la Comunitat Valenciana. La pregunta es simple: ¿qué obra de otro centro robarían? ¡Empieza el atraco!

8/07/2021 - 


Atracador

Pablo González Tornel, director del Museo de Bellas Artes de València

Botín

'Sacrificio de Isaac', de Jerónimo Jacinto de Espinosa (Siglo XVII, circa 1640, Museo de la Ciudad)

Una de las muchas obras de arte custodiadas en museos valencianos que quisiera poder tener en las salas del Museo de Bellas Artes de Valencia es el barroco Sacrificio de Isaac conservado en el Museo de la Ciudad. Se trata de un formidable lienzo de dos metros de anchura en el que se representa el momento de la Biblia en el que un ángel detiene la mano de Abraham antes de que sacrifique a su propio hijo a Dios y le invita a que lo sustituya por un cordero. Se trata de un momento de enorme dramatismo en el que la acción violenta se suspende tan solo un instante antes del desenlace fatal y, afortunadamente, Isaac es salvado de la muerte.

El cuadro es una de las mejores muestras de la pintura barroca valencia de la tercera o cuarta décadas del siglo XVII. El Museo de la Ciudad lo atribuye a Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667), aunque hoy se conoce que se trata de un modelo creado pro el pintor Pedro Orrente (1580-1645) y repetido de manera frecuente por él mismo y sus seguidores. Uno de los mejores ejemplares del tema iconográfico se conserva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, aunque el ejemplar del Museo de la Ciudad también es magnífico.

El Sacrificio de Isaac según Orrente me ha fascinado siempre por la inteligencia de los recursos pictóricos empleados para conseguir el mayor dramatismo. Las cuatro figuras, Abraham, Isaac, el ángel y un cordero, se apelotonan en el espacio disponible hasta casi invadir el del espectador. Todo, rostros, piedras, telas y hasta el animal, aparece pintado con un naturalismo cuidado hasta el último detalle. El cuchillo centra la composición y la mano del ángel parece sujetar a duras penas la mano que lo blande. La luz es manipulada por el pintor de manera teatral e ilumina el cuerpo desnudo de Isaac como si este se tratara de una escultura clásica, mientras que las sombras invaden el resto de la composición. 

Todos los recursos formulados por Orrente remiten, en última instancia, a Caravaggio, especialmente a sus grandes composiciones para las capillas Cerasi y Contarelli en Roma, que eran conocidas en Valencia gracias a la llegada de copias como la conservada en el Colegio del Patriarca. Esta cualidad barroca y tenebrista de la obra, combinada con la calidad matérica de los objetos, hace del Sacrificio de Isaac una de las invenciones más originales salidas del taller de Pedro Orrente y una obra capital del Barroco ibérico del siglo XVII. Cualquier museo del mundo sería feliz contando en su colección con una obra como esta.

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