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La justicia poética de la obra 'Vidas enterradas'

L’Om Imprebís estrena seis monólogos basados en el serial radiofónico sobre las víctimas del franquismo en el Monasterio de San Miguel de los Reyes

2/10/2019 - 

VALÈNCIA. Los trances vividos durante la Guerra Civil suelen contarse en voz queda. Por temor, por pudor, por dolor. De ahí que la versión teatral del serial radiofónico Vidas enterradas se haya planteado como una experiencia escénica para grupos de 30 espectadores.
La propuesta, programada del 3 al 5 de octubre en el Monasterio de San Miguel de los Reyes, está conformada por seis monólogos encadenados sobre la vida y la muerte de personas asesinadas durante la contienda y el franquismo.

La pieza toma como punto de partida el trabajo realizado por los periodistas Javier del Pino, Conchi Cejudo y Gervasio Sánchez para el programa de la Cadena SER A vivir que son dos días, galardonado con el Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2018.
Cuatro compañías han sumado fuerzas para poner en marcha esta iniciativa: L’Om Imprebís, Temple, Corsario y Micomicón. Los dos primeros ya habían llevado adelante en 2012 otro proyecto junto a Teatro Meridional, Transición.

“Hay una serie de temas de nuestra historia en los que el teatro español ha profundizado poco, pero ahora se ha tomado más interés y conciencia, especialmente en el caso que nos ocupa: las fosas del franquismo. La relevancia de poner en carne y hueso los testimonios recogidos en el espacio radiofónico, nos llevó a abrir la obra a muchas voces de autores, actores y formaciones”, explica el director de L’Om Imprebís, Santiago Sánchez.

El formato del espectáculo es abierto, lo que permite ir integrando nuevos relatos. El propósito es que haya un mapa cultural que se corresponda con la búsqueda de los represaliados asesinados durante la Guerra Civil en toda España.

La conciencia de los muertos de Paterna

En esta primera entrega, cada uno de los textos que conforman el mosaico han sido escritos por un dramaturgo distinto: Juan José Millás, Juan Mayorga, Pepe Viyuela, Alfonso Plou, Laila Ripoll y la autora valenciana Mafalda Bellido, que firma el texto más sensible a los espectadores locales: el de la historia real del enterrador de Paterna entre 1939 y 1945, Leoncio Badia.

El objetivo de los creadores del montaje es, precisamente, programarlo en espacios infrecuentes para el teatro, como los cementerios civiles. En esta ocasión se ha elegido San Miguel de los Reyes porque fue “la gran cárcel de la represión franquista”, subraya el actor y director, quien considera que el espacio “guarda la memoria de las barbaridades que se cometieron”.

Las funciones de estos próximos días se contextualizan en un momento de crispación de la sociedad por la inminente exhumación del dictador del Valle de los Caídos.

No obstante, por encima de coyunturas históricas y políticas, expone el director de la compañía valenciana que la reivindicación de la dignidad en esta pieza tiene que ver con el factor humano: “En Vidas enterradas hay una sensación de justicia moral. El olvido de las fosas todos estos años es grave políticamente, sin importar el color del grupo parlamentario, porque es deber de todos los partidos con responsabilidad de Gobierno afrontar este tema”.

El relato del león

Santiago Sánchez lleva escuchando la cantinela de que hay saturación de ficciones sobre la Guerra Civil desde finales de los años setenta. “La historia es el relato de los vencedores. Y de manera nada inocente, en lo que respecta al franquismo, siempre han usado la muletilla de que ya se ha hablado muchos, cuando en realidad, comparado con conflictos como la II Guerra Mundial o Vietnam, se ha abordado muy poco. Hay que tener en cuenta que somos el segundo país después de Camboya en número de desaparecidos”, compara.

La experiencia, tanto durante las representaciones de la obra como durante la documentación del serial radiofónico han mostrado el efecto catártico de afrontar las ascuas aún encendidas de este episodio histórico. Durante el estreno en Zaragoza, por ejemplo, tras la representación del texto sobre la Fosa de los Maestros, uno de los espectadores abrazó al actor y le dijo: “Yo ayudé a sacarte”, porque había sido uno de los voluntarios que participó en la exhumación de los cuerpos de los profesores fusilados en Soria.

“Es muy sano hablarlo, porque lejos de abrir heridas, asistimos a un gran efecto de sanación”, asegura Sánchez.

El director de L’Om Imprebís siente fascinación por la cultura africana y entre los dichos que más honda huella le han dejado está uno que reza que el león no tiene quien cuente su historia, porque siempre le sobrevive el cazador. En la radio y en el teatro, las víctimas ya tienen voz.

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