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TIEMPOS POSTMODERNOS / OPINIÓN

La incertidumbre sobre el Brexit

Foto: EFE

Todos los europeos estaremos un poco peor si el Brexit finalmente se produce

18/11/2018 - 

Cuando el 23 de junio de 2016 el referéndum británico dio como resultado el Brexit, aunque con una mayoría bastante escuálida, muchos reaccionamos con incredulidad. Sin embargo, con el tiempo, nos hemos acostumbrado a la idea de que la salida de Gran Bretaña se va a producir a corto plazo. Recordemos que el proceso se activó cuando el 29 de marzo de 2017 Theresa May invocó el artículo 50 del Tratado de Lisboa, solicitando la salida de la Unión Europea. El plazo, a contar desde ese día, es de dos años, por lo que dentro de algo más de cuatro meses se produciría dicha salida. No obstante, si el Reino Unido y los otros 27 países (por unanimidad) se ponen de acuerdo, sería posible extender el citado período. Por el momento no parece que vaya a ser el caso.

Precisamente esta semana se ha anunciado el acuerdo técnico entre los negociadores. Pero restan dudas sobre si dicho acuerdo va a ser aceptado por el parlamento, donde debe ser aprobado (en ambas cámaras). A fecha de hoy, tanto el gobierno británico como el partido Laborista mantienen que el Brexit se va a producir. Sin embargo, el partido Liberal Demócrata está en contra y también existe un importante movimiento ciudadano que se ha manifestado en diversas ocasiones a favor de permanecer en la UE, la última el pasado octubre. No obstante, aunque desde hace año y medio los partidarios de quedarse llevan una ligera ventaja en las encuestas, como muestra el gráfico 1, siguen sin suponer una mayoría clara en ninguno de los sentidos. Por tanto, incluso si llegara a realizarse un nuevo referéndum, la permanencia no estaría asegurada. Eso sí, un 75% de los británicos pensaba que su gobierno no estaba negociando bien y alrededor de un 60% cree que se va a llegar a un mal acuerdo.

La Comisión Europea negocia siguiendo las indicaciones que en su día le diera el Consejo en nombre de los 27, encabezada por Michel Barnier. Según lo que se ha pactado provisionalmente en el borrador de esta pasada semana, Gran Bretaña habría aceptado formar un Área de Libre Cambio (ALC o FTA en inglés) con la UE, al tiempo que se eliminaría la frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Ello permite la libre circulación de mercancías y servicios entre las dos áreas, al tiempo que el Reino Unido podrá negociar acuerdos comerciales con otros países. Se ha pactado la compensación que debe pagar el Reino Unido a la UE y el régimen de los ciudadanos europeos que viven en Gran Bretaña. Se mantiene la aplicación de las reglas comunitarias en el ámbito social, medioambiental, ayudas públicas, competencia y fiscalidad. También han acordado un período transitorio de 21 meses. Eso quiere decir que lo pactado no se aplicaría definitivamente hasta 2021 y que se da un margen para que las empresas y, todos en general, se preparen para la implementación del acuerdo. Durante ese período transitorio el Reino Unido podrá ir firmando acuerdos con terceros países, que sólo entrarían en vigor en enero de 2021. Sin embargo, sólo se produciría dicho período transitorio si se llega a un acuerdo sobre el Brexit.

Uno de los principales obstáculos durante las negociaciones ha sido la propia división en el gabinete de Theresa May sobre el Brexit, lo que ha situado al país en desventaja y ha provocado un cierto ridículo frente a la postura unida de los 27. En julio pasado Theresa May y su gabinete se reunieron en Chequers, la residencia oficial (en el campo) del primer ministro, con el objetivo de definir una postura común. Dicha postura fue conocida como el Plan Chequers e incluía las propuestas que se discutirían en septiembre con la UE. Ese acuerdo le salió caro a May, pues provocó la dimisión de dos de sus ministros: Boris Johnson (exteriores) y David Davis (Brexit). Además, cuando el plan fue presentado a los negociadores del continente, estos lo rechazaron de plano, al considerar dichas condiciones inaceptables.

Con el borrador de acuerdo recién logrado entre la UE y Gran Bretaña se abre una nueva fase en el proceso. ¿Cuál es el calendario de ahora en adelante? Como puede verse en el esquema, el primer obstáculo, la aprobación dentro de su gabinete, se resolvió el 14 de noviembre (aunque nuevamente con dimisiones de ministros y secretarios de estado, entre ellos los del Brexit). Al día siguiente, Michel Barnier entregó el borrador del acuerdo (de 585 páginas) a Donald Tusk, que ha convocado un Consejo Europeo extraordinario el 25 de noviembre para la aprobación del documento. El 18 de diciembre se votará en el Parlamento Británico. Si el voto es positivo, el borrador se convertirá en un Tratado por el que el Reino Unido abandona la UE. Dicho tratado deberá aprobarse, además de en el propio Parlamento Británico, en el Parlamento Europeo (donde se requiere mayoría simple) y el Consejo de la UE, donde al menos 20 países que supongan más del 65% de la población de la UE deberán dar el voto positivo. En ese caso, el 29 de marzo los británicos saldrían de la UE y comenzaría el período transitorio hasta diciembre de 2020. Sin embargo, si el Parlamento Británico no aprueba el borrador el gobierno tendría 21 días para proponer un nuevo plan. También sería necesario proponerlo si vota en contra del Tratado de salida. Habría cuatro opciones potenciales: 1) salir sin acuerdo; 2) volver a negociar; 3) elecciones generales; o 4) referéndum. También es posible que, durante el proceso, se active una moción de censura contra Theresa May, lo que abriría un proceso electoral y, probablemente, una petición de aplazamiento.

Aún no sabemos cuál va a ser el resultado, aunque la incertidumbre sobre el mismo ya es en sí un coste añadido. Lo que sí que podemos deducir de todos estos acontecimientos es que todos los europeos estaremos un poco peor (especialmente los británicos) si el Brexit finalmente se produce.

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