VALÈNCIA. València había pasado inadvertida. Con la división en Podemos trazada en Les Corts y con la organización local enfrascada en la aventura de València en Comú, su secretario general en la ciudad, Jaime Paulino, había caminado fuera de los focos. Fue con la presentación de la propuesta valenciana para el Vistalegre estatal cuando se quitó la máscara: su apoyo a la propuesta valenciana reveló que formaba parte del sector crítico con el núcleo del secretario general de Podemos en la Comunitat, Antonio Montiel.
Paulino reafirmó dicha postura hasta en dos ocasiones. En apenas 14 días. Si la semana anterior no faltó a la presentación de 'Propostes per la Terreta' –documento organizativo del sector crítico a Montiel para la Asamblea Ciudadana Estatal que secundaron los diputados Sandra Mínguez, Antonio Estañ y César Jiménez–, días después tampoco ocultaba sus preferencias y firmaba el manifiesto Actualitzar Podem. Aprofundint el canvi.
Un texto impulsado por los críticos al secretario general de Podemos en la Comunitat –como paso previo a la presentación oficial de la candidatura propia– que no sólo se limita a exponer los cambios que anhelan para la formación morada. También recoge duras críticas al líder de los de Pablo Iglesias en la autonomía. El síntoma claro de una herida interna, hasta ahora, incapaz de cicatrizarse.
Sin embargo, Paulino no es el único que ha apostado por una facción u otra en la formación a nivel local. La fractura autonómica se ha trasladado a Valencia, mimetizándose la división originaria de las Cortes. Los movimientos del dirigente local como secretario general de Podemos València, han inclinado la balanza en un sentido u otro. Y las voces críticas hasta ahora adormecidas, han despertado de su letargo.
La alarma comenzaba a sonar hace un par de meses. València en Comú se enfrentaba este viernes y sábado a su asamblea reconstituyente. Con unas intensas jornadas en las que se presentaron y debatieron los documentos ético, político y organizativo que guiarán y reestructurarán a la confluencia en los próximos años y que deberán votarse entre el 21 y 23 de marzo, la tensión tanto en la plataforma como en Podemos Valencia se ha incrementado por el papel y peso que tendrá Podemos dentro de la confluencia.
Tres son los documentos organizativos que se han presentado para tal refundación. Y, aunque eran anónimos hasta que sus autores tuvieron que defenderlos este fin de semana, las pretensiones de cada uno de ellos reflejaban de qué sector provenían o quiénes lo secundaban. Si el concejal en el Ayuntamiento de Valencia, Berto Jaramillo, ha manifestado públicamente en los últimos meses la necesidad de disolver la confluencia por entender que está "secuestrada" por Izquierda Unida y que València en Comú se integre únicamente por miembros de Podemos –tesis que defiende el documento "Podemos es la opción"–, el secretario general de Podemos Valencia, Jaime Paulino –contrario a Jaramillo– ha apostado por una posición más equilibrada.
El esquema, no obstante, bebe de las corrientes nacionales de Podemos. Con Jaramillo buscando una entente con Montiel, sus tesis se acercan al posicionamiento de los 'errejonistas' de ser más reacios a pactar con fuerzas como ahora Izquierda Unida. Y las de Paulino, más autónomas, quieren equilibrar el poder, que la confluencia sea más autónoma. De hecho, su influencia en València en Comú se dio al pacto con la gente proveniente de IU, alineada mayoritariamente durante el Vistalegre estatal con las tesis de Pablo Iglesias.
Paulino, en su propuesta "Hacia una refundación de ValC", recoge que la Mesa de Coordinación –Ejecutiva de València en Comú– estará formada por 12 miembros, de los cuales "seis serán a propuesta de Podemos y otros seis serán elegidos por el Plenario" de la plataforma respetando el criterio de paridad de género. Es decir, un 50-50 para que el órgano de dirección lo componga Podemos y la plataforma. "Una propuesta intermedia entre los otros dos documentos que se han presentado -en los que uno pide la disolución de ValC y otro que contempla menos cambios en la estructura actual, "Més en Comú. Revisando la organización para mejorarla"- que puede reunir un amplio consenso y satisfacer a los dos extremos", señala Paulino.
Pero más allá de agradar o no el contenido de la propuesta, lo que ha molestado en la formación a nivel local es que el propio secretario general tomara la iniciativa de redactar una propuesta en la que fijaba qué tipo de presencia iba a tener Podemos en la plataforma València en Comú. Su pecado fue que el documento no pasó por una asamblea ciudadana para debatirse previamente.
Hace unos meses el secretario general convocó una asamblea de la ciudad de Valencia en La Morada –sede de Podemos en Valencia–, para "debatir y discutir el futuro de València en Comú". En ella presentaba este documento organizativo alegando, según fuentes del sector de Montiel en el Consejo Ciudadano Municipal (CCM), que podría ser la propuesta de Podemos para esta asamblea reconstituyente.
No obstante, algunos de los asistentes afearon que se les convocara para debatir y sin embargo se les presentara "un documento ya cerrado prácticamente y se dieran 10 días para hacer aportaciones". Ante este malestar, finalmente el secretario general de Podemos Valencia trasladó que lo presentaría a título individual, y no bajo las siglas que le otorga su cargo orgánico.
Sin embargo, la polvareda volvía a levantarse cuando Paulino convocó la última reunión del CCM vía Telegram y señaló en el chat que creía que éste era un asunto que debían "discutirlo" de nuevo. Según el sector crítico con Paulino y afín a nivel autonómico con Montiel, ésta no es una decisión que debe tomar el órgano ejecutivo.
Así esta facción recuerda que, según el artículo 13 del documento político y organizativo de Claro que Podemos –consensuados por los círculos de Valencia–, recuerdan que el artículo 13 indica que son "competencias exclusivas e intransferibles de la Asamblea Ciudadana Local aprovechar o rechazar cualquier tipo de pacto o alianza pre o post electoral para las instituciones de representación de ese orden territorial, respetando siempre los principios generales aprobados por Asambleas de orden superior". Además, miembros del CCM le recriminan que la votación debería ser "telemática para favorecer la mayor participación posible".
No obstante, finalmente en la reunión del CCM del pasado jueves no llegó a plantearse ninguna votación. Una tregua que no cerró el conflicto: la irritación renacía apenas 24 horas más tarde cuando se abría una votación telemática para los miembros del órgano ejecutivo con solo unas horas para votar. ¿La razón? Los documentos para la asamblea reconstituyente comenzaban a debatirse y defenderse el viernes por la tarde y se alargarían durante toda la jornada del sábado, con lo que necesitaba fijarse si finalmente este sería un texto oficial de los de Podemos.
Votaciones tras las que el secretario general envió un mensaje a los inscritos justificando que aunque el documento se presentase finalmente "a título individual, como Jaime Paulino y no como secretario general de Podemos València, el documento sí había recibido el respaldo del órgano, del CCM", traslada el secretario general a este diario. Unos movimientos que no han agradado a un sector de la dirección del partido, y que han desvelado la oposición del núcleo de Montiel a la dirección local.
La batalla, sin embargo, que se encuentra desnivelada. Los apoyos de Paulino son mayoritarios, pues cuenta con el apoyo de la concejala de Vivienda, Educación y Acción Cultural, María Oliver; su asesor Ximo Flores. También Rosa Gonzálbez, Pablo Català, Álex Rodríguez, Carla Monleón, Mireia Royo, Illán López, Mauricio Méndez y Lola Saiz.
Los respaldos de Montiel son menores. Su alejamiento de Paulino ha provocado que solo referentes en la ciudad como Marifé Blanes y Anna Gimeno estén de su parte.
El rival de Paulino en las anteriores primarias, Jaramillo, finalmente busca acomodo en anticapitalistas, tras fracasar su acercaminento al núcleo de Montiel. Y todo, con una nueva plataforma denominada 'Construint des de Baix'. Con las votaciones de València en Comú como excusa, el germen de la división morada que nació en las Corts ha contagiado València. La batalla -con un Vistalegre local aún pendiente de convocarse y celebrarse- está servida.