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malas vibraciones para la segunda convivencia del botànic

La falta de chispa en la gestión y la delicada relación PSPV-Compromís calientan el Seminari

2/02/2020 - 

VALÈNCIA. El segundo Seminari de Govern de la presenta legislatura llegará en el peor momento para las fuerzas del Botànic II, PSPV, Compromís y Unides Podem. O en el mejor, según se mire. Precisamente las convivencias de altos cargos del Consell ideadas por el socialista Ximo Puig en 2015 debían servir, entre otras cuestiones, para acercar a los dirigentes de las distintas formaciones políticas y facilitar la comunicación entre los mismos.

Mucho hay que reparar, especialmente entre PSPV y Compromís, en el próximo fin de semana cuando los máximos responsables del Consell se reúnan en Xàbia y Dénia, localización elegida para la cita del Ejecutivo.

Los últimos días no han sido buenos en la relación de los dos socios mayoritarios del Gobierno valenciano. El bloqueo de la Ley de Función Pública (cuya redacción se inició en 2016) por el desacuerdo respecto al requisito lingüístico ha destapado de nuevo las diferencias entre los representantes de estas formaciones políticas, con el consecuente malestar entre PSPV y Compromís y las sucesivas versiones de lo ocurrido en diferentes medios de comunicación.

"Va a ser un fin de semana caliente", auguró un alto cargo del Gobierno valenciano tras el mencionado encontronazo, en esta ocasión por la diferencia de criterio entre la consellera de Justicia, Gabriela Bravo (PSPV), y el titular de Educación, Vicent Marzà, quien encontró el respaldo de la vicepresidenta, Mónica Oltra, también de Compromís, y que ya ha protagonizado en el pasado pulsos con la primera.

El Gobierno valenciano durante el Seminari de Montanejos en julio. Foto: ANTONIO PRADAS

Un escenario que no invita al optimismo, más aún con el inicio de legislatura poco esperanzador atravesado hasta el momento por el tripartito valenciano. La falta de acuerdo en Madrid y la repetición electoral puso de nuevo en modo ofensivo a las distintas formaciones del Botànic, mientras especialmente Compromís elevaba la crítica al gobierno socialista de Pedro Sánchez esgrimiendo las reivindicaciones valencianas. 

Esta situación, circunstancial por el convulso momento político estatal, ha enrarecido buena parte del semestre, enviando la gestión del Gobierno valenciano a un oscuro segundo plano. De hecho, tal y como informaba este diario, el primer medio año de mandato del Ejecutivo valenciano ha transcurrido sin grandes anuncios y mirando hacia la capital de España.

Desde el Botànic defienden que sí se están trabajando en nuevas ideas y proyectos que, en algún caso, pueden ver la luz el próximo fin de semana en el Seminari de Govern. No obstante, insisten en que muchos de los grandes anuncios se hicieron durante la legislatura pasada y perduran en esta, como es el caso de la construcción de colegios a través del Plan Edificant -que sigue en marcha- o los fondos de cooperación local que también continúan activos. "Esto no solo consiste en anunciar, luego hay que gestionar lo anunciado", comentaba un alto cargo a este diario.

Más allá de estas explicaciones, resulta evidente que la chispa no está prendiendo en el Botànic II. Los objetivos en el Seminari de Montanejos (primero de la legislatura celebrado en julio) fueron en su mayoría modestos, algo por otra parte lógico con los cambios de estructura del Ejecutivo y las nuevas incorporaciones. Así, en esta ocasión cabría esperar un expediente inmaculado en cuanto a objetivos cumplidos y sacar a la palestra algún proyecto o idea con cierta ambición en esta nueva cita.

No obstante, las sensaciones no parecen las mejores. Los nuevos consellers han sufrido algunos contratiempos -salidas y cambios en las estructuras de personal- e incluso problemas para iniciar el funcionamiento normal en el caso de Innovación, cartera de nueva creación. En cuanto a los veteranos, está por ver la capacidad para reinventarse con nuevas iniciativas o encontrar fórmulas para acabar con los problemas de siempre -listas de espera, por ejemplo-.

Dalmau, Pérez Garijo, Climent y otros miembros del Ejecutivo en el pasado Seminari. Foto: ANTONIO PRADAS

Hasta el momento, los desencuentros entre PSPV y Compromís -Unides Podem está pasando desapercibido en estas lides- se han ido resolviendo en muchos casos casi más fruto de la obligatoriedad e inercia de la convivencia que del convencimiento en las virtudes de la relación. Otras discusiones, se mantienen en el tiempo y solo se van aparcando temporalmente para después ser retomadas -ampliación del Puerto o Ley de Función Pública- cuando el asunto vuelve a estar de actualidad. Mientras no hay acuerdo, se aplica la pelea a través de los medios de comunicación para tratar de ganar terreno.

Con este escenario, y más allá de anuncios, proyectos o fórmulas mágicas de gestión, el próximo Seminari de Govern del Botànic apunta a convertirse en un verdadero examen de convivencia tras el titubeante inicio de legislatura. La falta de chispa en la gestión será, sin duda, un asunto a tratar, pero casi más importante para el tripartito puede ser recuperar los cimientos de la relación del Ejecutivo de coalición.


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