LA ALIMENTACIÓN SALUDABLE SIGUE SIENDO UNA ASIGNATURA PENDIENTE PARA LOS ESPAÑOLES

La dieta sostenible, la nueva tendencia que propone mejorar a través de la alimentación la salud propia y la del planeta

En su campaña de difusión de la alimentación saludable, VI.P se apoya esta tendencia nutricional que evidencia el vínculo entre el cuidado de la salud y la reducción del impacto medioambiental de nuestros hábitos alimenticios

9/01/2018 - 

VALÈNCIA. Con el arranque de un nuevo año se multiplican los buenos propósitos y los kilos de más, ganados durante las fiestas. Para muchos, es el momento de empezar una dieta y comprometerse en serio con su salud. Pero cada vez son más quienes suman a esa concienciación la de cuidar del planeta

Ambos aspectos confluyen en la llamada dieta sostenible,  un patrón alimenticio que tiene en cuenta el equilibrio nutricional y del ecosistema. En su campaña de difusión de la alimentación saludable, se une a esta tendencia VI.P (Asociación de Productores Hortofrutícolas de Val Venosta), uno de los mayores productores de manzana ecológica de Europa con BIO Val Venosta y uno de los grandes practicantes del cultivo integrado - que utiliza técnicas naturales para sustituir o minimizar el uso de productos químicos, como plaguicidas y herbicidas – en la producción de sus manzanas. 

VI.P destaca que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) alerta de la necesidad de reorganizar la producción de los alimentos porque en 2050 habrá unos 9.000 millones de personas en el mundo y se corre el serio peligro de agotar los recursos naturales. Sin embargo, asociaciones ecologistas, como WWF, afirman que si se generalizara la dieta sostenible, se podrían reducir hasta un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero

Uno de sus pilares es el conocimiento, ser conscientes de qué tipo de alimentos se consume, su composición, aporte calórico, método de elaboración, procedencia… Por ejemplo, informarse de los distintos alimentos que aportan proteínas, tanto de origen animal como vegetal, ayuda a la hora de seguir una alimentación más rica y variada. Pero también permite escoger las opciones con menor impacto medioambiental que, curiosamente, suelen ser las más saludables.  

 Es por ello que esta tendencia nutricional apuesta por un mayor consumo de frutas, verduras y hortalizas, en detrimento de carnes y lácteos, que requieren mucha más agua y emiten más gases de efecto invernadero en su producción. Sin ir más lejos, para obtener un kilo de carne porcina se emiten 4,8 kgr de CO₂, mientras que para uno de patatas apenas emiten 0,14 kgr. En cuanto al agua, para generar un kilo de carne de ternera se necesitan más de 15.000 litros mientras que para uno de manzanas no llega a los 700. 

Además, esta apuesta por las frutas y verduras aporta beneficios a la salud, ya que se estima que la ingesta de unos 600 gr diarios (el equivalente a 3 raciones de fruta y 2 de verduras y hortalizas) reduce un 31% el riesgo de padecer enfermedad coronaria isquémica y hasta un 20% el de padecer cáncer de esófago. 

Otra de las claves de la dieta sostenible es evitar los productos procesados, que suelen emplear grandes cantidades de energías fósiles para su elaboración y utilizan envoltorios poco reciclables. Además, suelen tener un exceso de azúcares refinados, sal y grasas saturadas, que afectan negativamente al organismo.   

La planificación de los menús es otro de los puntos fuertes de esta tendencia nutricional por varios motivos. En primer lugar, ayuda a equilibrar las ingestas, aportando las cantidades necesarias de proteínas, hidratos, fibras, vitaminas, minerales, etc. También evita los excesos calóricos y atracones. Otra de sus ventajas es que facilita un mayor aprovechamiento de los alimentos y evita desperdicios, uno de los grandes problemas de que genera la industria agroalimentaria, pues se calcula que cerca del 30% de la cesta de la compra de los europeos acaba en la basura. 

Por último, VI.P recuerda una de las recomendaciones más sencillas de esta dieta: optar por productos de temporada, especialmente por aquellos que tratan de minimizar la huella medioambiental de su producción. Es una manera de contribuir a la sostenibilidad del sistema, pero también de favorecer la salud, pues permite disfrutar de los alimentosen su momento óptimo, con sus mejores condiciones organolépticas (de sabor, aroma y textura) y sus nutrientes en perfecto estado para ofrecer sus efectos beneficiosos al organismo. Un simple gesto que ayuda a cuidar a un tiempo del cuerpo y del planeta.   

Una asignatura pendiente para los españoles

El 63,7% de los españoles aseguran que comen fruta fresca diariamente, casi el 60% que realiza ejercicio todos o varios días a la semana y más del 70% considera que su salud es buena o muy buena, según los últimos datos de la encuesta sobre hábitos saludables realizada por el CIS (marzo 2017). 

Unas costumbres que parecen estar instalándose en todas las franjas de edad, como demuestra el incremento del 10,9% en el consumo de fruta fresca experimentado en los hogares de jóvenes independientes, según el informe Consumo de Alimentos en España 2016, publicado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. 

Sin embargo, cuando se atiende a las cifras globales, se descubre que ha bajado un 1,2% el volumen total de la compra de frutas frescas en España, situándose en el nivel más bajo desde 2008.  

Además, el 27,6% de la población adulta tiene un consumo insuficiente de frutas y verduras, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad (2014). Un hábito capaz de aminorar el riesgo de enfermedades crónicas gracias a varios de los nutrientes y componentes de estos alimentos, que inciden en el organismo reduciendo la oxidación, inflamación, proliferación celular y otros procesos importantes relacionados con la génesis de la enfermedad. 

 Esto, junto al sedentarismo y el abandono de la dieta mediterránea ha contribuido a que en las últimas dos décadas se haya duplicado la tasa de obesidad y sobrepeso en España, llegando a afectar a más de la mitad de la población adulta, como refleja el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) publicado en 2017 por la Sociedad Española de Cardiología. 

Con una pirámide poblacional que tiende hacia el envejecimiento y unos síntomas del cambio climático que comienzan a hacerse palpables, VI.P anima a descubrir el vínculo entre el cuidado de la salud propia y del ecosistema, contribuyendo a la sostenibilidad de ambos con una dieta que minimiza el impacto negativo de nuestra alimentación sobre el planeta.