VALÈNCIA. (EP). La detección precoz resulta vital en el tratamiento de resucitación renal, según han explicado especialistas en el marco del LIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYC).
La lesión renal aguda en los pacientes de UCI se asocia a una elevada morbilidad y su pronóstico a largo plazo no es tan bueno como se aceptaba hasta hace poco. En la actualidad la insuficiencia renal aguda ha pasado de considerarse una enfermedad "estática" a un "proceso dinámico" que exige una evaluación continua de la función renal en consonancia con los cambios que presenta el paciente. "Al no disponer de un tratamiento eficaz estamos obligados a aplicar precozmente medidas de prevención secundaria", han asegurado los especialistas.
Del mismo modo, para facilitar la detección precoz y de los cambios evolutivos "debemos identificar biomarcadores con mayor sensibilidad que la creatinina sérica, el test empleado para diagnosticar la lesión renal aguda en la actualidad", han continuado explicando.
"Podríamos decir que la lesión renal en el paciente ingresado en cuidados intensivos es a la vez un viejo conocido y simultáneamente un gran desconocido para el intensivista", ha comentado el presidente del Comité Cinetífico de la SEMICYUC, el doctor Manuel Herrera. Esta afirmación se explica porque "el fallo renal se considera desde siempre un acompañante de otros problemas más graves, que aparecen como factor secundario ante cualquier agresión al organismo y que, por tanto, evoluciona de forma dependiente del problema principal".
Los primeros estudios llevados a cabo por el Grupo de Trabajo de Cuidados Nefrológicos de la SEMICYUC situaban la incidencia de fracaso renal agudo en aproximadamente un 5 por ciento de los pacientes que ingresaban en las unidades de cuidados intensivos. Desde entonces se ha producido un avance de gran trascendencia, consistente en evaluar oscilaciones en los niveles de creatinina en lugar de valorar cifras límite de la misma. Este cambio ha permitido la detección de lesión renal con mucha mayor antelación y ha puesto en evidencia que su incidencia es de una magnitud superior.
En la actualidad, la presentación puede oscilar entre el 40 y el 70 por ciento de los pacientes ingresados según el perfil asistencial de cada unidad. Esto quiere decir que alrededor de la mitad de los pacientes ingresados en cuidados intensivos muestran signos de afectación renal.
Aunque la afectación renal es casi siempre un acompañante de otros procesos, está demostrado que diferentes situaciones, como la hipoperfusión, la hipoxia, o diferentes fármacos, facilitan su aparición o repercuten negativamente en su recuperación. "Nuestra única posibilidad de actuación radica en evitar que se repita el daño y se impida su resolución. Por esto, nuestra estrategia se centrará en detectar precozmente su aparición con el objeto de minimizar nuevas agresiones y, en lo posible, facilitar su recuperación", ha asegurado el doctor Herrera.
Asimismo, un beneficio adicional de la detección precoz además de facilitar la recuperación mediante las medidas de prevención comentadas, es la reducción del impacto económico de este problema, ya que se estima que las medidas de prevención pueden disminuir el coste sanitario hasta en un 30 por ciento, y este resultado, según han concluido, repercutiría positivamente en la calidad asistencial.