VALÈNCIA. A veces las cosas no son tan sencillas como aquello de que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Para contextualizar, un repaso de perogrulladas coronavíricas: la declaración del Estado de Alarma el 12 de marzo (es más, la cancelación de las Fallas unos días antes) golpea a todos los sectores denominados no esenciales, y especialmente al cultural, que encaraba su temporada alta; la desescalada deja los espacios culturales como penúltimos en reabrir; el 23 de septiembre, el Senado pide al Gobierno que la cultura se considere “bien esencial”; con la segunda ola de contagios, las restricciones vuelven a los espacios culturales. En medio, muchos de los sectores artísticos han tenido que reinventarse para sobrevivir: unos lo han conseguido, otros no; unos han tenido una mayor complicidad de las adminsitraciones públicas, otros no tanta.
En esta situación, que el país arrastra ya durante nueve meses, hay fotografías que asustan. Aquí una: el 30% de las empresas de espectáculos de la Comunitat Valenciana han cerrado definitivamente. Este es un dato de la Asociación de Espectáculos y Eventos de la Comunitat (ASOES), que ayer lanzó un duro comunicado contra los ayuntamientos que han rescindido unilateralmente los contratos que tenían ya firmados (incluso para espectáculos que se iban a celebrar más allá del Estado de Alarma) y la falta de compromiso de los mismos en los presupuestos de 2021 ante la incertidumbre.
ASOES reúne a 48 de las 60 empresas de espectáculos de la Comunitat Valenciana, montajes callejeros, orquestas, verbenas y otras fiestas populares son los principales activos de estas empresas, exactamente los mismos de los que han prescindido primero las administraciones locales. ¿Qué significa esto en datos? Más de 2.000 contratos anulados y una previsión de 15 millones de euros en facturación perdidos en un sector “que da de comer a 2.000 personas”.
Según explica Enric Muntaner a este diario, “nuestra temporada empieza en marzo y acaba en octubre. La pandemia nos pillo varios meses sin trabajar y haciendo fuertes desembolsos de dinero en previsión a una temporada normal, así que llevamos un año perdido, muchos con ingresos mínimos o a 0 y manteniendo gastos”. Gastos como el alquiler de naves para almacenar material, cuotas de la Seguridad Social o seguros.
Ante esta situación, desde ASOES han pedido a diferentes adminstraciones que les atiendan para explorar una de las dos únicas vías posibles para evitar la desaparición del tejido empresarial local: “o hay una reactivación inmediata o plantean un plan de rescate para nuestras empresas y trabajadores”. ¿Es viable la primera opción? “Durante estos meses, muchas empresas hemos adaptado nuestra oferta para poder llevar a cabo espectáculos siguiendo los protocolos, seguros, y que sean entretenidos a pesar de tener que verse sentados. A pesar de eso, los ayuntamientos siguen sin contratarnos”, explica Muntaner.
2021 no pinta mucho mejor: esperando a la vacuna y/o a la tercera ola, no se prevé nada más que no sea esperar a ver qué pasa. Mientras, las empresas mueren, y los trabajadores y trabajadoras de los espectáculos (por supuesto, en situación precaria) no tienen más alternativa que buscar trabajo en otros lugares.
Desde ASOES han contado con la complicidad de la Diputación de València y de la Federación de Municipios, pero no así en la practica con la mayoría de Ayuntamiento (algunas excepciones son Sagunto o Dénia, que sí han mantenido sus compromisos): “muchas veces, con las alternativas presentadas, los ayuntamiento no quieren por imagen política, porque claro, no es momento para fiestas”. Su objetivo ahora es la Generalitat Valenciana, aunque -al no estar considerados como un sector estratégico- no hay quien les atienda.
Con todo esto, desde el sector han decidido dar un paso más para presionar a las administraciones y piden una salida ordenada o la amenaza de llevar a los tribunales los contratos rescindidos unilateralmente.
La semana pasada, este diario publicaba en primicia que los cines valencianos se plantaban ante Sanidad. Según explicaron desde AVECINE, las restricciones impuestas, que reduce el aforo al 50% (antes podían hasta el 75%) y les prohibía vender snacks y refrescos para que la audiencia no se quitara la máscara en ningún momento, se alargaban injustamente hasta el 15 de enero, es decir, que se mantenían en todo un periodo navideño con el que esperaban empezar su recuperación.
Según explicaron a Culturplaza portavoces de AVECINE, tras asumir las restricciones y pedir en varias ocasiones reunirse con Sanidad, la Generalitat alargó automáticamente las medidas sin tenerles en cuenta. El pasado jueves, seis después de tomar la decisión, ya se sentaron sobre la mesa aunque no trascendió mucho más que la escucha y la comprensión de la administración autonómica. Ante esto, la Federación de Cines de España, que engloba a todos los cines de la Comunidad Valenciana, ha presentado un recurso ante la Sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
La idea del sector es presentarle a la justicia el protocolo especial que ha sido revisado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), y que incluso el Ministerio de Cultura ha destacado en su web como guía de buenas prácticas, para intentar obtener medidas cautelares, mientras los técnicos toman las decisiones oportunas, ya que podrían demorarse y producirse pasadas las Fiestas de Navidad.
Las cifras por ahora asustan: casi la mitad de las salas permanecen cerradas y todas las que abren, lo hacen a pérdidas. Sin grandes estrenos, sin poder hacer un llamamiento al público familiar, y sin poder rentabilizar la visita del público a través de la vente de comida, los cines se encuentran en un callejón del que solo veían una salida, las Navidades.