VALÈNCIA. (EP). El uso de la copa menstrual ahorra una media del 75 por ciento de lo que se suele gastar en el cuidado del periodo, según han señalado los expertos de Intimina.
El uso de productos para la menstruación "conlleva una serie de problemas, no solo para la salud íntima, sino también para el cuidado del entorno", ya que muchos de esos productos que se utilizan "no terminan su vida ahí, sino en mares y océanos de todo el mundo". Según datos de Greenpeace, 8 millones de toneladas de basura al año llegan a "las aguas, dañando el ecosistema marino, su fauna y las costas".
En concreto, una mujer de 23 años desechará, hasta la edad media de la menopausia, 99 kg en productos para el periodo, según muestran los resultados de 'Calculadora de residuos del periodo', creada por los expertos de Intimina.
"Además de las compresas y tampones, también se desechan los envoltorios de plástico, las cajas de cartón o el film protector que los cubre. Es una cantidad ingente de basura que se puede evitar fácilmente utilizando la copa menstrual", han asegurado los expertos de Intimina.
Una mujer utilizará 11.000 productos desechables para el periodo a lo largo de su vida, y la mayoría de esas piezas de algodón y plástico acabarán en la basura. Si se suma todos los productos que usa una mujer a lo largo de un año, se desechan 20 mil millones al vertedero, según los expertos.
La mayoría de los tampones están elaborados con una combinación de algodón y rayón (un material sintético de la pulpa de madera), y de determinados plásticos y aditivos con químicos y pesticidas, han asegurado los expertos de Intimina.
Además de poder causar problemas a las mujeres, como el Síndrome del Shock Tóxico (SST), también generan efectos nocivos en el planeta al ser desechados sin control, han continuado.
A diferencia de estos productos, las copas menstruales como se introducen en la vagina como un tampón y pueden llevarse hasta 12 horas. No absorben, "sino que recogen el flujo menstrual y protegen el equilibrio íntimo. Además, no contienen ningún elemento nocivo y son reutilizables, por lo que se convierten en la opción más segura para la mujer y sostenible para el medio ambiente".
En este sentido, los productos tradicionales para la higiene menstrual tardan "mucho tiempo en biodegradarse", por ejemplo, los tampones tardan en biodegradarse seis meses, los aplicadores de plástico tardan cientos de años, y las compresas, hechas en 90 por ciento de material plástico, tardan 300 años en desaparecer.
"Son la alternativa perfecta a los productos convencionales. Es importante que la sociedad adquiera un consumo responsable y se reduzca nuestra huella ecológica para respetar nuestro entorno", han concluido.