CASTELLÓN. La compañía castellonense dedicada al alquiler de vehículos sin conductor, Record Go, ultima su expansión por el territorio nacional. Para "antes de Semana Santa", como señala su director general, Juan Gascón, pretende abrir cuatro nuevas sedes que sumar a las cuatro con que ya cuenta en Alicante, Málaga, Palma de Mallorca e Ibiza. Todas estas están ubicadas en sus aeropuertos, con lo que su nicho de negocio está fundamentalmente dedicado al alquiler de vehículos en grandes núcleos turísticos.
Y las próximas aperturas van por el mismo camino, ya que prevé instalarse en el aeropuerto de Manises, en el de Sevilla, en el de Barcelona-el Prat y en la estación de tren de Sants, también en la Ciudad Condal, en la única oficina que rompe con su vinculación estricta con los aeropuertos. La sociedad está actualmente "pendiente de ultimar detalles" para materializar las cuatro nuevas sedes, señala Gascón, que se enmarcan en un plan estratégico para los próximos años con el que pretende diversificar riesgos y seguir con su crecimiento.
Ello supondrá para la empresa una "inversión indirecta" que no quiere concretar y con la que ampliará una flota "de más de 10.000 vehículos", como recoge en su página web. También supondrá el hecho de aumentar plantilla. Actualmente en las oficinas centrales de la avenida Casalduch de Castellón trabajan 80 personas y, en plena temporada alta, pueden llegar a ser "casi 300" si se tiene en cuenta el personal de las oficinas de alquiler de vehículos de los aeropuertos.
Record Go está, desde su nacimiento en 2002, totalmente vinculada a Castellón. Fue fundada como una filial de Record Rent a Car, que tras un crecimiento espectacular desde los años 80 a la década del 2000, atrajo la atención de Northgate y fue comprada por este gigante del alquiler de vehículos. En el apogeo de la crisis, la compañía inglesa cerró las oficinas de Record Rent a Car en Castellón, pero Record Go, ya totalmente independiente de aquella desde varios años antes, ha continuado con su negocio de alquiler vacacional.
Y no le ha ido mal. Las últimas cuentas depositadas, del 2016, señalan una facturación de la compañía castellonense de 63,4 millones de euros, con un beneficio de casi 7 millones, en ambos casos con un crecimiento importante respecto al año anterior. Ahora, con la diversificación de las nuevas sedes en València, Sevilla y Barcelona, se le abre otra oportunidad para continuar por la buena senda.