MADRID, (EP). Los franceses acuden este 23 de abril a las urnas con la incógnita de quiénes serán los dos candidatos que pasen a la segunda vuelta de las presidenciales pero también con la duda de cuántos serán los que opten por quedarse en sus casas, si bien el atentado de este jueves en los Campos Elíseos podría a animar a algunos más a votar.
Hasta ahora, los sondeos vaticinaban una abstención récord para estos comicios, que podría situarse en torno al 30 por ciento, muy por encima de los porcentajes que de intención de voto de los cuatro candidatos favoritos, quienes se sitúan en una horquilla entre el 23 y el 19 por ciento, aproximadamente.
Las elecciones presidenciales en Francia tradicionalmente movilizan a alrededor del 80 por ciento del electorado pero, según las últimas previsiones del centro de investigaciones políticas CEVIPOF, podría quedarse en el 72 por ciento, mientras que 'Paris Match' en su último sondeo diario apunta a una participación del 73 por ciento.
La falta de interés de los franceses por estas elecciones, que uno de cada dos jóvenes de entre 18 y 25 años se muestran dispuestos a boicotear, queda plenamente ejemplificada en la persona de Philippe Poitou. "Si no fuera candidato, creo que me abstendría", ha declarado el candidato al Elíseo por el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
Así pues, está por ver si se superaría el triste récord de una participación del 71,6 por ciento registrada en la primera vuelta de las presidenciales de 2002. En aquella ocasión, la baja participación fue uno de los motivos que permitió que el ultraderechista Jean-Marie Le Pen pasara a la segunda vuelta junto al presidente saliente, Jacques Chirac, quien se impuso a la postre con el 82,2 por ciento.
Sin embargo, los expertos han advertido de que la Francia de entonces no es la de ahora y que, contra lo que cabría pensar, una baja participación no beneficiaría necesariamente a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen.
La hija y sucesora de Jean-Marie Le Pen ha estado en cabeza en los sondeos en el último año pero en los últimos días ha visto caer ligeramente su popularidad, siendo adelantada por el centrista Emmanuel Macron, aunque la diferencia entre ambos es un exiguo punto. Aun así, parece tener reservada con toda probabilidad una plaza en la segunda vuelta, donde su mayor reto será hacer frente al "cordón sanitario" del resto de partidos frente a ella.
Según explica Bruno Cautrès, investigador del CEVIPOF, en Francia "hay una sociología de la abstención". "Los jóvenes, los que tienen menos estudios universitarios, los más frágiles tienen una tendencia a abstenerse más que el resto", ha explicado a 'Le Parisien', destacando que esto coincide en buena medida con el electorado de Le Pen.
Los menores de 35 años representan "entre el 30 y el 35 por ciento de la intención de voto", ha destacado por su parte Céline Braconnier, directora del centro de estudios Sciences-Po Saint-Germain-en-Laye. "Estos jóvenes no diplomados, sobrerrepresentados en el electorado del Frente Nacional, son también los electores que más se abstienen, por lo que una débil participación el 23 de abril podría afectar al partido", ha añadido.
Esta tesis también la comparte Eddy Fougier, investigador asociado de IRIS. "Una tasa de abstención elevada puede perjudicar a Marine Le Pen", ha explicado a BFMTV, incidiendo en que dado que el electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon es similar al de la líder ultraderechista, también podría verse afectado.
La abstención "será una de las grandes incógnitas de estas elecciones", ha admitido Fougier, recordando que en 2002 "la campaña electoral fue considerada mala y poco interesante". "Lo que ocurre ahora es que la actual campaña no es satisfactoria", ha añadido, trazando así un paralelismo entre ambas elecciones.
Por contra, Braconnier ha considerado que una elevada abstención tendría pocas consecuencias para el candidato conservador François Fillon. "Su electorado alimentado, en gran medida, por personas de edad es el menos proclive de todos a abstenerse", ha sostenido.
Así pues Fillon, que arrancó su andadura como claro favorito para alzarse con la victoria y al que el escándalo de los empleos ficticios de su mujer ha lastrado desde entonces, tendría poco que perder e incluso podría beneficiarse y terminar dando la sorpresa de pasar a segunda vuelta. Por el momento, los sondeos le sitúan prácticamente empatado en tercera posición con Mélenchon, con alrededor del 19 por ciento de los votos.
El atentado del jueves en el que murió un policía y otras tres personas, dos de ellas agentes, resultaron heridas ha supuesto una nueva variable en el complicado puzzle electoral que vive este año Francia.
"Este tipo de acontecimiento puede afectar sobre una parte de los electores más indecisos, que dudan y que pueden tener una reacción más emocional", ha reconocido Bruno Jeanbart, director del instituto demoscópico OpinionWay en declaraciones a 'Le Figaro'.
Jeanbart ha indicado que "un atentado reactiva las temáticas en las que Marine Le Pen está ya bien posicionada" y en las que Fillon también "ha adoptado posiciones bastante fuertes", por lo que igualmente podría beneficiarse. "Los efectos puede ser más fuertes en las zonas rurales que en las urbanas, donde los habitantes viven a diario con la amenaza", ha opinado.