El economista de Pictet WM analiza el papel de la FED -y su impacto-frente a sus homólogos que mantienen bajos los tipos de interés
MADRID. Parece que sólo una ralentización de la economía de EE UU o shock de los mercados financieros puede interrumpir el ajuste de tipos de interés de la Reserva Federal, que está en 'piloto automático', con un aumento de 0,25% por trimestre. De manera que esperamos cuatro subidas adicionales los próximos meses (en la reunión de diciembre este año y en las de marzo, junio y septiembre de 2019), tras de lo que es probable que se detenga.
La cuestión es hasta qué punto puede la Reserva Federal seguirá 'desvinculada' en su política monetaria de otros bancos centrales principales. De momento, la rentabilidad de la deuda del tesoro de EE UU a tres meses ha llegado a alrededor deL 2,2%, ampliando la divergencia con otros bancos centrales, particularmente de mercados desarrollados, como BCE y Banco de Inglaterra dado que la deuda de Alemania a tres meses está en -0,6% y en Reino Unido en el -0,7%. Se trata de la mayor diferencia entre ambos lados del Atlántico desde septiembre de 1984, cuando Volcker, en sus primeros años como presidente de la Reserva Federal, luchaba contra una alta inflación con un endurecimiento monetario particularmente agresivo.
Al respecto hay que tener en cuenta que la Reserva Federal actúa ante el fuerte crecimiento en Estados Unidos y su ajustado mercado de trabajo. Efectivamente estimamos un aumento del PIB en EE UU del 3% para este año, apoyado en una fuerte inversión empresarial, que puede favorecer la mejora de la productividad. Así que el riesgo de desaceleración cíclica es bajo. De hecho la tasa de desempleo en EE UU es del 3,7%, la más baja en 48 años. Además es probable que los estrategas políticos de la Reserva Federal descarten la actual tensión de comercio internacional como 'ruido'. Por otra parte, el aumento salarial anual en septiembre has sido menor del 3% y sigue muy por debajo de niveles de antes de la crisis financiera global. Al respecto es improbable que la Reserva Federal acelere su plan de endurecimiento mientras no exceda de 3,5% o que la inflación subyacente sobrepase 2,5% a 3%.
Es probable que el ajuste de la política monetaria continúe su curso previsto los próximos meses. Además de estar justificado por fundamentales domésticos la Reserva Federal puede argumentar que el mantenimiento de bajos tipos de interés en otras regiones, especialmente Europa, no es razón para hacer una pausa. De hecho, la Reserva Federal ha situado la economía de EE UU en el centro de su política. Se trata de una visión pragmática, reforzada por comentarios recientes de sus miembros, que desestiman la importancia de la tasa de interés neutral (el nivel en el que no es estimulante ni restrictivo para la actividad económica) como guía de la política monetaria.
La Reserva Federal puede justificar su endurecimiento en que EE UU está más avanzado en el ciclo. Después de todo la tasa de desempleo en la euro zona sigue en un elevado 8,1% (aunque en tendencia descendente) y aunque en el Reino Unido sea un saludable 4% el Banco de Inglaterra se enfrenta a grandes incertidumbres relacionadas con el Brexit.
En cuanto al impacto del aumento de los tipos de interés de EE UU en la economía mundial, incluidos los mercados emergentes, la FED es relativamente optimista. Así, recientemente, el presidente de la Reserva Federal de Saint Louis, James Bullard, ha afirmado en Singapur que los mercados emergentes están "tan preparados como pueden estarlo para los cambios de política monetaria estadounidense" y que la Reserva Federal ha sido transparente sobre sus planes. Bullard considera que los riesgos de un menor crecimiento en mercados emergentes para la economía estadounidense están contenidos. En otras palabras, la situación de los mercados emergentes sigue siendo periférica para la política monetaria de EEUU.
Thomas Costerg es economista de Pictet WM