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EXPOSICIÓN DE JUAN FUSTER EN LA PELUQUERÍA

La metamorfosis de la basura: dotar de intención a materiales reciclados para crear arte

19/11/2019 - 

ALICANTE. El escritor francés Gustave Flaubert lanzaba el mensaje de amar el arte porque "de todas las mentiras es la menos falaz". El autor de Madame Bovary -entre otras novelas de la literatura universal- parecía tener una concepción del arte similar a la del autor del Guernica -y otras tantas obras que dio Pablo Picasso al repertorio de pintura universal-, quien sostenía que "el arte es la mentira que nos permite comprender la verdad". Es por ello que el arte podría considerarse como medio y resultado para canalizar la realidad que percibe o vive cada persona a través de la ficción que supone una película, un cuadro o un poema. "El arte nos ayuda a expresarnos, es otra forma de comunicarnos", aporta Juan Fuster al incansable debate sobre la función del arte, que tantas opiniones sigue generando. Es precisamente una reflexión sobre su utilidad lo que busca el artista a través de la exposición que inauguró el viernes 15 de noviembre en el espacio de La Peluquería. "La cultura es lo primero que se hace a un lado porque no está considerada como algo de primera necesidad. Sin embargo, socialmente tiene una función, como mínimo, pacificadora, en el sentido de que aporta reflexión y visiones diferentes de una manera bastante pacífica", anota.

La isla misteriosa, que así se titula la muestra, está compuesta por tres piezas: una grande y central, que es la que da título a la exposición, y otras dos más pequeñas, y todas ellas estarán disponibles en el espacio hasta el jueves 5 de diciembre. El nombre del proyecto no guarda una relación directa con la novela homónima de Julio Verne, "aunque sí se liga con ella indirectamente, debido a que se trata de una pieza que puede recordar, de alguna manera, a un escenario donde podría ocurrir la ficción. Es decir, tiene ese punto de provocar lo narrativo sin ser una pieza narrativa", hila los trabajos artísticos el ilicitano.

Las piezas están construidas utilizando materiales reciclados, "porque de todo lo que tiramos en nuestras casas pueden surgir obras de arte", expone. Sin embargo, estos materiales dan la sensación de una pseudopintura, debido a que "las piezas están construidas como si fueran una pintura, consiguiendo una experiencia plástica a través de utilizar el reciclado como si fueran texturas", explica el resultado que quería lograr.

Pese a que Fuster insiste en que no existe ninguna intención reivindicativa sobre el reciclaje en el mensaje que pretenden transmitir las obras -"unas piezas muy complejas que pueden tener diversas lecturas", apunta-, "es verdad que el hecho de que puedas elaborar piezas así porque existe una cantidad brutal de material sí que puede resultar reivindicativo, en el sentido de que tienes ese material a tu disposición constantemente. Es decir, no tienes que buscar demasiado para encontrarlo, porque tiramos muchas cosas y quitamos uso a múltiples objetos de nuestras casas", otorga un sentido al porqué de utilizar estos componentes.

Con influencias del Art Brut y el Arte Povera, estos montones de basura pretenden alejar la obra de lo inútil, un ejercicio paradójico debido a que la basura es, en sí, lo inservible: "La basura es lo inútil, pero existe una transformación. Se trata de coger todo ese material y aportarle una intención. Yo creo que da una sensación de ambigüedad, porque te estás encontrando con una obra que puede ser desvalorizada fácilmente al estar construida con desperdicios y objetos rotos, Sin embargo, al mismo tiempo, los vuelves a dotar de valor al darle una intención a esa construcción", apoya el artista.

La pretensión de dotar de una nueva vida lo inservible volviendo útiles los materiales representa un intento de avivar el debate sobre la utilidad del arte, "que sirve como una reflexión sobre nuestra sociedad y sobre nosotros mismos a nivel interno", considera el ilicitano. Y muestra su visión sobre la cuestión alegando que "aunque sí que existe un mercado del arte, no tiene una utilidad, digamos, solo comercial. De alguna manera las piezas, al estar hechas con material reciclado y desechable, están hablando de esa parte del mercado y consumo del arte y lo cuestionan. Aunque no sabría decirte exactamente cómo".

La Peluquería, que reabrió las puertas al arte el pasado octubre, acoge esta muestra artística de la misma manera en que surgieron otras que ya habitaron el mismo espacio: por visita de los y las artistas a la sala expositiva y gracias al feedback con su gestor, Juan Navarro. "Yo había ido a un par de exposiciones y llevaba tiempo siguiéndolo por redes. Además, la pieza central de La isla misteriosa la tenía construida desde hacía bastante tiempo, pero resultaba complicado darle salida porque tiene un gran tamaño y es bastante difícil de transportar", cuenta Fuster el motivo por el que surgió la muestra.

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