VALÈNCIA. El ilustrador valenciano Gerard Miquel (Alaquás, 1968) falleció el pasado marzo dejando a sus espaldas una vida dedicada a la ilustración. Su figura se popularizó gracias a la revista Kovalski Fly, una publicación fundada por él mismo en los noventa que vio su momento álgido cuando fue galardonada con el Premio a Mejor Fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona en 1997. El ilustrador realizó infinidad de colaboraciones para el mundo del cómic, entre las que siempre destacó su personaje Monet en la revista Era Garbèra.
A raíz del premio barcelonés, Miquel se convirtió en uno de los referentes en la ilustración de su generación. Su vínculo con las raíces valencianas siempre estuvo muy presente en su trabajo, algo que se hizo aún más evidente en el cómic que publicó el pasado 2017 Un vas ple d’històries (realizado para el Museu de Prehistòria de València) o la novela gráfica que publicó ese mismo año bajo el nombre Yo fui guía en el infierno, que ahondaba en la figura del botánico Josep Antoni Cavanilles.
Lo más renombrado en su trayectoria es la manera en que el ilustrador esbozaba sus dibujos. Su compañero y amigo (también ilustrador) Oliveiro Dumas explica a Culturplaza que Miquel tenía una manera de dibujar muy segura y limpia en la que el dibujo final no distaba prácticamente del esbozo original.
El propio Dumas acaba de poner en marcha un Verkami al que se podrá acceder a partir de los próximos días para financiar una iniciativa a modo de homenaje al ilustrador: la revista Kovalski Fly
vuelve con un único número en el que la gran mayoría de ilustradores que acogió en los noventa participarán para honrar la memoria del ilustrador.
Un referente para su generación
Oliveiro Dumas apunta que hasta que no revisaron toda la producción artística de Miquel una vez tomada la decisión de ir adelante con el proyecto, “no se dieron cuenta de la verdadera trascendencia de su trabajo”. Explica que al ser una persona tímida, solía pasar desapercibido, pero que a nivel valenciano “siempre estuvo en contacto y trabajó para organismos oficiales como el Ayuntamiento de València o la Generalitat”. Muestra de ello es el plano de consejos que confeccionó para fomentar el uso de la bicicleta en la ciudad. Por otro lado, Oliveiro advierte de que sus personajes siempre tuvieron un componente de enigma: “Era una persona que no hacía ruido, trabajaba con mucha discreción. Utilizaba muchos simbolismos con sus personajes que para él tenían un significado que no sabría explicar del todo. Su aportación tiene una dimensión mucho más grande de lo que pensábamos. Era un ilustrador prolífico”.
Durante las últimas semanas, Dumas ha estado reuniendo a muchos de los ilustradores que en el pasado colaboraron para Kovalski Fly: “No queremos relanzar la publicación, tan solo hacer un número homenaje. Estamos reclutando todos los colaboradores. Con algunos ha sido imposible contactar, pero la gran mayoría van a participar. Y todos lo hacen sin ánimo de lucro”.
De esta forma, el dinero que recauden con el Verkami (un objetivo de 2.000 euros en 40 días) irá destinado a la impresión de una tirada de 500 ejemplares. La intención de Dumas es que los ilustradores que participen en la confección del número dibujen a Gerard Miquel como protagonista o cuenten alguna anécdota sobre él. En definitiva, “que el ilustrador sea el hilo conductor. Ya hemos recibido varias historietas y así va a ser”, remarca.
Kovalski Fly
La revista Kovalski Fly nació en València en 1994 de la mano de su fundador Gerard Miquel. Dumas explica que desde un primer momento el ilustrador valenciano se echó al hombro una cantidad enorme de trabajo: “Empezamos con mucha ilusión. Él se encargaba de todo el proceso de maquetación, edición, financiación… El resto nos dedicábamos a dibujar”. La revista tenía una periodicidad trimestral, y en ella colaboraron reconocidos autores como Sento, Nel Gimeno, Lalo Kubala, Pedro Vera o Luis Durán; e ilustradores como Coca Vilar, Parrondo, Olaf Ladousse, César Tormo o el propio Oliveiro Dumas.
Según explica el ilustrador, Miquel empezó su andadura en el mundillo con Kovalski Fly, pero después “empezó a trabajar con instituciones afines a la cultura valenciana”. Su obra culmen fue la novela gráfica Yo fui guía en el infierno. “Le costó años hacerla -apunta-. Es un cómic en el que se puede ver la evolución del propio autor entre las páginas”.
Su manera de trabajar estuvo siempre vinculada a las raíces valencianas. En sus proyectos siempre intentaba plasmar una visión que pusiera sobre la mesa la identidad histórica de nuestro territorio. Dumas explica que “nunca abandonó su tierra natal porque formaba parte de su ADN”.
Miquel tenía una manera de dibujar muy particular, o al menos así opina el ilustrador. Explica que en el oficio, los profesionales del dibujo siempre sufren evoluciones en su trabajo a lo largo de los años. En cambio, “Miquel siempre mantuvo la misma línea, desde muy joven”. Además, revela que al haber podido acceder a buena parte de sus ilustraciones y esbozos tras su fallecimiento, se dio cuenta de que “su trazo era muy seguro. Ves los apuntes que hacía a lápiz, los primeros esbozos de sus ilustraciones y nunca difieren mucho del dibujo final. En Gerard ves el alma de un dibujante de enormes dimensiones. Era una persona con gran claridad en la ejecución. Cuidaba mucho la esencia original de sus obras, lo cual habla muy bien de un ilustrador”.
Lo más probable es que a la campaña de micromecenazgo se pueda acceder a partir de esta misma semana. La impresión se hará con risografía, “una técnica muy manual con tintas muy curiosas e impresoras especiales”, remarca Dumas. En principio la tirada será de 500 ejemplares, pero si tiene buena acogida se imprimirán más.