VALÈNCIA. Juan Villalonga Navarro, expresidente de Telefónica, ha comunicado que posee el 2,18% del capital de Grupo San José (GSJ), cuya participación se remonta a marzo de 2018. Sin embargo, el conocido empresario lo hizo saber a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este pasado martes, tal y como lo ha constatado este diario de la base de datos pública del organismo supervisor. Dicho paquete está valorado en seis millones de euros, tomando el cierre de este miércoles de la constructora pontevedresa en los 4,235 euros.
El que fuera máximo directivo en la etapa de privatización de la operadora durante el primer Gobierno de José María Aznar notificó al mercado su participación, alegando desconocer sus obligaciones ante el regulador español, diferentes en otros países de la Unión Europea (UE), ya que actualmente tiene su residencia en Mónaco.
"La presente comunicación se realiza tras el conocimiento por parte del declarante de las obligaciones de comunicación particulares en España, a diferencia de otros países de la UE, derivadas de su residencia", señala en la información remitida a la CNMV. Según se desprende de ese documento, Villalonga cuenta con 1,42 millones de títulos en su poder.
Mientras tanto, la constructora controlada por el millonario gallego Jacinto Rey sigue con su particular travesía por el desierto en el parqué, tal y como se observa en el gráfico de Investing. GSJ se lleva moviendo en los últimos meses sobre la zona de los cuatro euros. Además, con la particularidad que los volúmenes de contratación se han reducido notablemente, síntoma del poco interés que despierta actualmente entre los inversores. Sin ir más lejos ayer se intercambiaron de manos 24.993 acciones frente a una media diaria anual de 84.528 títulos, según Infobolsa.
GSJ se deja en lo que va de ejercicio bursátil un 29,42% -prácticamente en línea con la caída del Ibex 35 donde no está presente-, lo que ha reducido su capitalización hasta poco más de 275 millones de euros. Cuanto menos no tiene actualmente bajista con nombre y apellidos en su capital, tal y como lo constató este diario de la web del organismo presidido por Sebastián Albella.
Después de debutar en bolsa en 2009, el año después del estallido de la 'burbuja' inmobiliaria, a un precio de 12,86 euros por acción, la crisis financiera y de deuda soberana hundió su cotización por debajo del euro por acción en 2012. O lo que es lo mismo: se convirtió en una 'penny stock'. Tras más de cuatro años sin grandes cambios en bolsa, en verano de 2016 se disparó hasta superar los 3,5 euros por título como consecuencia de los avances en la 'Operación Chamartín' tras décadas de paralización, proyecto en el que tenía un 25% y posteriormente vendió un 14% a Merlin Properties por 168 millones de euros.
Con todo, su cotización llegó a superar los 9 euros por acción en el verano de 2019 para posteriormente desinflarse de nuevo en bolsa hasta los 3 euros a los que cerró el pasado 16 de marzo por el 'efecto coronavirus'. Una circunstancia que le hizo reducir su beneficio semestral a la mitad. Pero desde ahí hasta hoy se ha movido entre los 4 y 5 euros por título... y con un volumen languideciendo.