VALÈNCIA. El nombramiento de Juan Francisco Pérez Llorca (1976) como vicesecretario de Organización del Partido Popular de la Comunitat Valenciana supone alcanzar un escalón más de responsabilidad de éste exitoso alcalde de Finestrat. Desde este sábado, tiene encomendada la labor de controlar y, al mismo tiempo, agitar a todas las juntas locales del PP para llevar a Carlos Mazón en volandas a la presidencia de la Generalitat Valenciana.
Pérez Llorca es un político conocido y reconocido en la provincia de Alicante, y en las filas del PP, no en vano es uno de los alcaldes con más porcentaje de apoyo en las pasadas elecciones municipales de 2019 (64%), pero sin apenas protagonismo más allá de Dénia. Su preocupación siempre fue su municipio, en el que el PP gobierna con mayoría absoluta desde 2007. Ahora tiene la oportunidad de valerse en una empresa de mayor tamaño: impartir instrucciones; mantener la unidad del partido, apagar los incendios que surjan y proyectar y convencer a los suyos de que con Carlos Mazón es posible recuperar el poder de antaño.
¿Cómo se lo hará? Pérez Llorca siempre aplica la misma receta que quizás haya aprendido en su familia, gestora de un pequeño hotel en La Vila Joiosa: trabajo, pragmatismo y alcanzar todos los objetivos que sean posibles, pero sin halos de propaganda, ni mensajes estridentes. Pérez Llorca es los que si gira y mira la retahíla de éxitos logrados, tanto políticos como institucionales. Esa es su carta de presentación. Y las operaciones que durante este año le ha tocado lidiar a nivel interno, siempre en un segundo plano y facilitando el objetivo que le marcó el entonces presidente provincial del PP, Carlos Mazón.
La carrera de Pérez Llorca es algo anómala en el seno del PP a la mayoría de muchos cargos públicos: no estuvo en Nuevas Generaciones y se incorporó como militante en 2003, cuando formó parte de la lista electoral del PP al Ayuntamiento de Finestrat. Entonces fue concejal en la oposición. Cuatro años más tarde, en 2007, el PP ya se hizo con la Alcaldía de ese municipio que hasta entonces había gobernado de manera ininterrumpida el PSPV-PSOE.
Permaneció ocho años a la sombra del entonces munícipe Honorato Algado, como responsable de Urbanismo y Servicios Técnicos, lo que valió para consolidar a Finestrat en un polo turístico, que ya lo era -con su minúsculo trozo de playa- sino en convertirlo en polo económico. El PP heredó un centro comercial y una gran superficie de los gobiernos del PSOE; ahora, Finestrat es un polo de atracción de grandes marcas comerciales que han encontrado acomodo en la Marina Baixa, en el área de influencia de Benidorm. Y esa política no sólo se ha mantenido con Pérez como alcalde sino que ha aumentado en tiempos de pandemia. De manear sigilosa, con un goteo permanente, y mientras el futuro comercial de Benidorm, que iba a ser la gran amenaza, sigue encallada ante las incógnitas que genera, en estos momentos, el modelo de negocio de estas características. Si Decathlon o Leroy Merlin, por citar algunas, eligieron Finestrat es por algo.
En el campo orgánico, Pérez Llorca había ejercido fundamentalmente en la comarca de la Marina Baixa hasta 2019. Sin embargo, el propio Mazón lo nombró coordinador general, con número dos de Toni Pérez, entonces secretario general, con el objetivo de tomar las riendas del día a día del partido, sofocar incendios y darle algún hachazo a la izquierda. Y ambas cosas hizo bien, ante las oportunidades que se presentaron. El incendio político fue la vacunación vip del alcalde de La Nucía y diputado provincial de Deportes, Bernabé Cano, al que Pérez Llorca -ambos son aliados en la comarca- tuvo que convencer para que renunciara a sus competencias, ante las exigencias de Ciudadanos, que pedía su cabeza.
El hachazo se produjo en las tres mociones de censura que se han celebrado en la provincia de Alicante. Aunque la de la Torre de las Maçanes ya estaba casi cocinada desde el principio, Pérez Llorca tuvo un papel fundamental en Agres y, sobre todo, en Teulada-Moraira -un feudo histórico popular-, donde el PP le birló la Alcaldía a Compromís con dos tránsfugas del PSOE. Todo ello, llevado con sigilo, perfil bajo y logrando los objetivos marcados, pese al debate político que se generó una vez consumado los hechos.
Y con esta credencial de hechos, buena gestión municipal y pragmatismo político, Pérez Llorca se ha ganado la confianza de Mazón para llevar su forma de proceder al resto de la Comunitat Valenciana. Además con el plus de ser hombre cercano, sin complejos, al que le gusta rivalizar en los debates con el PSPV y con Compromís, que usa habitualmente el valenciano en sus intervenciones públicas y que engancha perfectamente con muchos de los cargos que en su día eran de la total confianza de Isabel Bonig. Ahora se tendrá que multiplicar porque el campo de acción es más grande, aunque quizás con más problemas comunes que los que tenía hacer frente en la provincia de Alicante.