VALÈNCIA. Los últimos meses han sido especialmente intensos para el portavoz adjunto del PSPV en Les Corts y secretario general de Joves Socialistes, José Muñoz (València, 1985), que fue elegido por el líder del partido y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para ser el único representante valenciano de la gestora del PSOE tras la caída de Pedro Sánchez.
El joven parlamentario explica a Valencia Plaza cómo se ha vivido el proceso de primarias desde dentro de la formación del puño y la rosa y cuál es la hoja de ruta que, a su juicio, debe recorrerse en la federación valenciana. "La militancia ha hablado: hay que saber perder, ganar y escuchar", comenta durante el encuentro, para añadir que el camino a seguir es el respaldo y unidad en torno al secretario general: "Todo lo que implique poner obstáculos a Pedro Sánchez es un error".
Unas palabras que proceden de un miembro del núcleo duro de Puig. Muñoz, pese a que públicamente no se pronunció por ningún candidato al formar parte de la gestora, fue uno de los dirigentes que se inclinó en privado por la opción de Susana Díaz, la que respaldaba el jefe del Consell. "Es evidente que Sánchez ha sabido leer mucho mejor lo que estaba demandando la militancia. Y de ello todo el PSOE ha obtenido una gran recompensa, que es la implicación de muchísimos afiliados que hacía años o incluso décadas que no pisaban las agrupaciones. Este es un gran tesoro que debemos aprovechar y por ello el secretario general tiene que gozar de todo el respaldo posible", argumenta.
Unas afirmaciones que no chocan con su apoyo incondicional a Puig. "El presidente siempre se ha caracterizado por su capacidad integradora. Ha habido miembros de su Consell o el propio portavoz de Les Corts, sin ir más lejos, que han optado por otros candidatos y no ha pasado nada, por lo que creo que esta capacidad de Puig es fundamental para el tiempo que vivimos y por ello debe continuar al frente del PSPV", relata.
-¿Cómo ha sido la experiencia en la gestora del PSOE que ya toca a su fin?
-Entramos en la gestora en un momento muy complicado. Me lo pidieron porque pensaron que era el adecuado para estar en ese órgano y yo soy una persona de partido. Me podía haber puesto de perfil pero en esas situaciones entiendo que hay que dar un paso adelante. Esto tiene sus riesgos y sus consecuencias, pero las asumo. Ahora bien, lo que he intentado hacer desde mi posición es contribuir a la estabilidad en el partido y conducirlo como órgano transitorio de la manera más neutral posible. Ha tocado a la vez tomar algunas decisiones complejas porque tampoco el partido podía estar descabezado políticamente. Personalmente ha sido duro, porque digamos que la gestora desde el primer minuto no gozó de todas las simpatías de la militancia...
-Directamente se les acusó desde el sector de Sánchez de ser parciales en muchos momentos... ¿No lo han sido?
-Bueno, al resultado me remito. Sánchez, cuya candidatura se quejó en ocasiones, ha ganado de forma incontestable, así que el proceso entiendo que ha sido garantista. En cuanto a mí, no he hecho declaraciones públicas en favor de ningún candidato y he mantenido la neutralidad. Pienso de verdad que fue un proceso abierto y en el que la militancia ha podido decidir libremente quien era su candidato.
-Públicamente no se ha manifestado pero todo el mundo dentro del partido entiende que usted fue recomendado por Puig para la gestora y se inclinaba personalmente por Susana Díaz. ¿Cómo se sintió cuando iba viendo que Sánchez se imponía en los avales y, posteriormente, el recuento evidenciaba una victoria tan clara?
-Lo primero es que esto han sido unas primarias de verdad. El índice de participación fue increíble: veías en las agrupaciones gente que no se pasaba por allí desde hacía décadas. Esto es muy positivo. La candidatura de Sánchez acarreó un factor de movilización tremendo, además de la cobertura mediática, que también ha sido importante. La verdad es que me sorprendía la participación pero puedo decir que estoy muy contento de ello porque mucha gente daba al PSOE por muerto y este nivel de participación e ilusión ha demostrado que este partido es muy valioso. La militancia ha hablado: hay que saber perder, ganar y escuchar. Ahora lo que toca es que Pedro Sánchez asuma ese liderazgo que le han otorgado los afiliados y los demás lo apoyemos sin fisuras.
-Curiosamente, y pese al respaldo público que Puig ofreció a Susana Díaz, el discurso que viene enarbolando Sánchez en los últimos tiempos se asemeja más al del líder del PSPV. Aunque no parezca que vayan a comer sopas juntos, ¿esta puede ser una pequeña vía de entendimiento?
-Puig es una persona integradora. Que el PSPV pudiera alcanzar las instituciones tuvo que ver con que se llegó bastante unido a las elecciones y eso fue mérito de Puig. Cuando gana el congreso de 2012, creo que hace un esfuerzo integrador que sirve para llegar en buenas condiciones a las elecciones. Esto también lo practica en las instituciones: tiene un gobierno con Compromís con una relación política y personal muy buena con la vicepresidenta, Mónica Oltra. Un perfil menos integrador que el del presidente quizá no podría mantener el Consell unido como lo está haciendo Ximo. Eso es un valor. Por otro lado, es cierto que hay notas en común del proyecto de Pedro Sánchez con el de Puig: en el modelo territorial se entienden. Nosotros, además de defender el federalismo, somos claramente autonomistas y no hemos tenido problema en ir a Madrid y votar en contra, por ejemplo, del reparto del déficit de Cristóbal Montoro pese a que el PSOE quería que nos abstuviéramos. Puig tiene claro que la cohesión de España tiene que venir por el concepto de ciudadanía que nos iguala a todos en derechos y deberes pero en el que también se deben reconocer los hechos diferenciales de cada territorio. Y en eso creo que el proyecto de Sánchez se parece mucho. Así que no sé si comerán sopas o no, pero entiendo que son dos personas con sentido común y que esa capacidad de integración permitirá una relación de trabajo mutuo. Al final no hay que olvidar que si al PSPV le va bien al PSOE le va bien y viceversa y creo que todos hemos aprendido de lo que ha ocurrido.
-Respecto a las primarias, ¿había completo desconocimiento de lo que podía ocurrir respecto a la gran ola 'sanchista' o sí se vislumbraba internamente lo que iba a pasar?
-Sinceramente, no creo que haya habido unas primarias como estas. Antes los referentes del partido eran capaces de convencer a la militancia. Es decir, lo que aconsejaba un alcalde o un secretario comarcal tenía mucha influencia sobre los afiliados. Sin embargo, en este proceso la militancia ha entendido que lo que se hizo con Pedro Sánchez fue injusto, y respondieron en consecuencia tanto por eso como con la posterior abstención al PP. Esto lo que evidencia es que hay que dirigirse a la militancia, no a los dirigentes, con un mensaje claro que les convenza. En esto Sánchez ha marcado el camino de una manera muy clara. Ahora los procesos internos se deben asemejar más a unas elecciones autonómicas: es decir, no va tanto de convencer a los secretarios comarcales, alcaldes... sino de convencer a la militancia. Esto, como digo, Sánchez lo ha sabido entender muy bien y fue la gran virtud de su campaña: con dos o tres mensajes y pocas palabras entendían lo que representaba este candidato. En cambio, posiblemente se necesitaban treinta minutos para que la gente pudiera entender lo que significaba Susana Díaz, y otra cosa es que luego lo compartieran.
-Uno de los que lo entendió también fue el secretario general provincial y portavoz en el Congreso, José Luis Ábalos, quien resistió junto a Sánchez cuando otros se tiraron del barco. Ustedes dos han tenido algún rifirrafe en los últimos meses, ¿ha hablado con él tras las primarias?
-No he tenido oportunidad y además, ahora es una persona especialmente ocupada que tiene que enfrentarse a un reto importante como portavoz que es la moción de censura en el Congreso. Sí hemos tenido disparidad de criterios: al final yo formaba parte de un órgano que ha sido muy criticado desde la candidatura de Sánchez pero tampoco me lo tomo más allá de una cuestión meramente política. Igual que digo que el entendimiento entre Sánchez y Puig es necesario, lo que está pidiendo este partido después de estas primarias es unidad y superar las diferencias para trabajar en el mismo proyecto. En esta línea, si Ábalos, tal y como se está publicando, va a ser el próximo secretario de Organización federal, querrá tener el mejor y más unido proyecto posible en todas las federaciones porque eso redundará en un buen resultado electoral y también en un refuerzo a su propia labor.
-En lo que es el proceso, ¿cómo ve que hubiera diferencia de criterios en el Consell y otros cargos? ¿Cree que hubo una falta de lealtad hacia el presidente Puig o considera que son aceptables esas discrepancias?
-Hablaba antes de la integración. Puig entendió que el Gobierno valenciano no era una cuestión personal suya, sino que todos pusimos nuestro mejor esfuerzo para que se ganara. Luego toca que ese proyecto colectivo se refleje en las instituciones aunque haya diferentes sensibilidades porque lo que nos une es el proyecto común. El presidente no ha tomado cartas en el asunto si un miembro de su gobierno tenía otro criterio y eso es un valor. De la misma manera, el propio síndic, Manolo Mata, apoyaba a Sánchez y no se le ha cuestionado en ningún momento. La relación ha sido normal. No entiendo la lealtad como una cuestión perruna: también hay que valorar a la gente que te dice que no está de acuerdo contigo. Puig eso lo ha respetado y a mi modo de ver, la lealtad debe ser por encima de todo hacia el proyecto socialista de gobernar la Generalitat. Espero que esa manera de entender el partido sea la misma que adopte el PSOE.
-¿Tendrá problemas el presidente Puig para continuar siendo secretario general del PSPV en el próximo congreso nacional? ¿Deberá hacer concesiones en la dirección?
-Mi opinión es que Puig debe continuar. Las encuestas dicen que la ciudadanía está contenta con la gestión que estamos haciendo en la Generalitat. Creo que lo importante no es tanto cómo se va a confeccionar la próxima Ejecutiva sino quién es capaz de convencer a la militancia para que le dé su confianza para ser secretario general. Yo ya tengo mi candidato y es Ximo Puig.
-El líder del PSPV tomó una decisión días atrás de aceptar los porcentajes de las primarias a la hora de elegir los delegados para evitar conflictos y de hecho no optó a presentarse. Pese a esto, los 'congresillos' han sido igualmente foco de ciertas tensiones en las tres provincias. ¿Es posible tranquilidad ahora?
-Puig entendió una cosa que yo comparto: la militancia ha hablado, hay un secretario general que ha ganado incontestablemente en un proceso histórico y con una participación inédita. Así que todo lo que implique entorpecer o poner obstáculos al liderazgo de Pedro Sánchez es un error. Necesitamos un partido unido y que se configure en torno al líder porque ya tenemos bastantes obstáculos externos para que nosotros pongamos internamente palos en las ruedas. Ahora bien, es cierto que el proceso de elección de delegados siempre es complejo y deja a gente insatisfecha pero por parte de la posición Puig creo que se han puesto facilidades. Lo que ocurre también es que a Sánchez le ha apoyado un sector muy heterogéneo, que como digo es un valor porque ha conseguido aglutinarlo, pero eso toca gestionarlo. Y a veces, como ha pasado este fin de semana en estos procesos, se hace complicado administrarlo. No obstante, creo que estamos pasando a un tiempo nuevo y debemos quitar etiquetas de 'sanchistas', 'susanistas', 'patxistas'... y poner solo una que es el proyecto del PSOE.
-¿Cree que esas diferencias serán un lastre para el partido?
-Cuando se presenta Pedro es evidente que aglutina a muchas sensibilidades en toda España. Había mucha gente que no había participado nunca en un proceso del PSPV, solo hay que ver los índices, y decide hacerlo; por lo que es evidente que Pedro Sánchez ha sido un elemento movilizador importantísimo. Es normal que dentro de su propio sector haya ciertas diferencias pero hay que alabar que fuera el elemento aglutinador de tantas sensibilidades. Ojalá todos los candidatos pudieran hacer eso. El reto ahora precisamente es mantener la ilusión de toda la gente que ha participado de cara a las elecciones locales y autonómicas. Un proceso como este está para posicionarse: no puede demonizarse a los que apoyan a unos y a otros.