VALÈNCIA. Jordi Sebastià (Burjassot, 1966) consiguió uno de los primeros hitos de Compromís: conseguir un escaño en el parlamento europeo. Fue fruto de la alianza con varias fuerzas que dieron lugar a la candidatura Primavera Europea. Que en esa lista fuera Equo, obligó a que nacionalistas y ecologistas firmaran un pacto: la mitad de la legislatura el escaño lo ocuparía Florent Marcellesi y la otra Sebastià. Al candidato de Compromís, como cabeza de lista, le tocó primero.
Primavera Europea se incorporó al grupo Alianza Libre Europea-Los Verdes Europeos. En esa agrupación de partidos del viejo continente hay 14 formaciones inscritas legalmente.ERC, Scottish National Party, Bloque Nacionalista Galego, Partido Unitario Corsa o el mismo Bloc Nacionalista Valencià, fuerza mayoritaria dentro de Compromís, entre otros. Unas organizaciones comunes con una reivindicación común: el derecho a la autodeterminación.
-Usted forma parte del partido de Alianza Libre Europea (ALE), ¿qué papel desempeña en el parlamento esta formación?
-La ALE está unida a Los Verdes [Verdes Alianza Libre Europea]. Dentro del grupo de Los Verdes, que está conformado por 50 eurodiputados, hay otros parlamentarios que somos de la ALE y gozamos de cierta autonomía. No se nos puede considerar grupo parlamentario porque hacen falta un mínimo de 24 europarlamentarios, pero tenemos cierto margen de maniobra. En ella, estamos las las formaciones a favor de la autodeterminación. Hay quienes están por la independencia, grupos federalistas-nacionalistas como nosotros, grupos que quieren que se reconozca que hay una minoría, etcétera.
-El president de la Generalitat, Ximo Puig, le encomendó al delegado del Consell en la Unión Europea, Joan Calabuig, hacer de lobby en Bruselas y defender en Bruselas los intereses valencianos como Corredor Mediterráneo.
-No hay un lobby como tal todavía. Pero tampoco éste debe ser exclusivamente institucional. Por una parte, está la figura de Joan Calabuig y Daria Terradez que están trabajando en este sentido. Y eso es importante porque se debe estar en Bruselas, debe haber presencia institucional. Pero luego la sociedad civil valenciana –empresarios, agricultores…- hacen la guerra cada uno por su lado. Si fuésemos más unidos, probablemente las cosas irían un poco mejor. Tengo cierta envidia a veces de otros grupos que sí que tienen una presencia común y aparcan sus diferencias para defender intereses comunes. Los catalanes, por ejemplo, tienen un lobby muy potente en Europa, tanto en instituciones como a nivel social. El Casal català y l'Assamblea Nacional de Catalunya, se unen para defender las reivindicaciones catalanas.
-¿Por qué cree que no se hace un frente común valenciano?
-Porque durante muchos años el valencianismo se ha identificado exclusivamente con un partido, el Bloc. Creo que la declaración en Les Corts del otro día en contra de la marginación y pidiendo unos presupuestos justos para los valencianos marca un punto de inflexión. Eso es lo que toca: ir "Tots a una veu". Cuando se tienen unas cuentas justas es cuando se negocia. El PP haría sus propuestas, nosotros haríamos otras. Pero estamos todos de acuerdo a día de hoy en que el tratamiento no es justo. España se está burlando de los valencianos con el Corredor Mediterráneo. El problema no es Bruselas. Cuento siempre la misma anécdota: El jefe de todo esto es una película donde el protagonista tiene una empresa de informática. En ella, ha hecho creer a todos los trabajadores que él no manda. De manera que cuando hay que despedir a alguien, dice que tiene un superior que se lo exige y él no tiene nada que hacer. Con el Corredor pasa lo mismo. España dice que "es Bruselas quien dice que", cuando el 90% de las veces no es Bruselas, es Madrid. "Bruselas margina al Puerto de Valencia frente al de Algeciras". Mentira. Bruselas da unas ayudas al Estado Español y es éste quien las distribuye. Y nos margina sistemáticamente. Hay unas prioridades en las infraestructuras europeas entre las que está el Corredor Mediterráneo. Y luego el Gobierno se las gasta en las conexiones de Atocha y en otras cosas. No es Bruselas.
-¿Qué sensación hay en el Parlamento Europeo actualmente tras el Brexit?
-Europa no estaba preparada para el Brexit, nadie se esperaba ese resultado. Ni siquiera quien lo votó a favor, pensaba que iba a ganar. De hecho, ahora algunos que votaron a favor reconocen que era el voto de la broma y el castigo, que no esperaban ganar. La sensación ahora mismo es de miedo al futuro, no sabemos cómo vamos a salir de esta negociación porque la situación la mires por donde la mires es delicadísima. Llevo poco tiempo en el Parlamento Europeo, pero los compañeros dicen que, desde la creación de la Unión Europea, comienza a hablarse abiertamente de que el proyecto unitario se puede deshacer. Si Gran Bretaña se queda como estaba es malo porque si da igual estar dentro que fuera, puede provocar un efecto dominó y muchos países querer salir. Por contra, si se cortan las relaciones de manera unilateral, también es malo porque dejaríamos a parte de la población europea fuera y en una situación muy incómoda. ¿Cómo mantener un equilibrio? No se sabe. La situación es de pérdida total, de desorientación y desmoralización. Se ve un horizonte muy gris. Porque de un movimiento demagógico y de la absoluta inoperancia del señor [David ]Cameron [ex-primer ministro británico], que, de momento, gana como el político más inútil del siglo XXI porque jugó con eso para ganar votos.
-Esta semana se estrenó el documental del que formó parte "Ocupació del Segle XXI: les barreres a la pau a Israel i Palestina". ¿Cómo fue su participación?
-El documental versa sobre la visita que hicimos los diputados de Alianza Libre Europea a Israel y Palestina. ALE lleva haciendo visitas durante años para ver si cambia la situación en ambos países y si se está dando pasos para dar una solución política y de paz. La respuesta al llegar allí es que no. En esta ocasión, vimos que la situación cada vez es más complicada. El Parlamento Europeo votó a favor de la absolución de los dos Estados. ¿Eso es posible? Debería serlo, de hecho, Naciones Unidas también trabaja en esa dirección. Pero cuando llegamos allí, nos damos cuenta de que la política de hechos del Gobierno israelí está impidiendo esa solución a través de la instalación de colonias, la creación de estructuras, muros, etcétera que están impidiendo que se llegue a la absolución de los dos Estados.
-¿Cómo valora la gestión de la crisis de los refugiados por Europa?
-El tema de los refugiados no es una crisis, es una tragedia. Y no son refugiados, son demandantes de asilo. Una persona refugiada tiene un estatuto y está protegido por el estado de acogida. Europa se ha comportado de una forma indecente, pero no el parlamento. La UE -Comisión y Parlamento- daba ciertas soluciones, mejorables eso sí. Pero establecía canales de entrada seguros y legales, y en segundo lugar, que se compartiera la responsabilidad entre todos. Son los Estados europeos los que han hecho el pacto de la vergüenza con Turquía.
-Mónica Oltra ha pedido a Mariano Rajoy acoger refugiados y ha ofrecido instalaciones, centros de acogida para ellos ante la crisis migratoria que vive Europa. No obstante, el Ejecutivo se ha negado a acoger la cuota exigida por Bruselas. ¿Cómo se ve desde Europa esta actitud del estado español?
-La Comisión Europea y el Parlamento Europeo aprobaron conjuntamente un plan que preveía establecer, en primer lugar, canales seguros sin que estas personas pudieran pasar por mafias, y, en segundo lugar, redistribuir la responsabilidad de la sociedad en estados europeos. Los Estados de forma egoísta se están negando a cumplir esa responsabilidad. Y España es uno de los más insolidarios. En el caso valenciano, por ejemplo, la Comunitat Valenciana ya tenía un plan e incluso un barco para acoger refugiados. Lo que demuestra que el problema no es con las autonomías, sino con los Estados. Desde Europa la actitud de España es otra más como la que mantienen países como Polonia o Hungría.
-¿Cómo valora que los eurodiputados del PP votaran a favor de que entren naranjas de Sudáfrica en condiciones más ventajosas, tal como contempla el nuevo acuerdo comercial entre la UE y el citado país, mientras en el Congreso de los Diputados presentan iniciativas para preservar los intereses citrícolas españoles?
-Nosotros estamos de acuerdo con que lleguen naranjas de Sudáfrica hasta el mes de agosto porque aquí no hay. Pero que lleguen justo cuando se está comercializando la nuestra que es a partir de otoño-invierno, es una auténtica barbaridad. No se tiene en cuenta que los estándares de calidad que nosotros tenemos aquí, utilizando productos fitosanitarios cada vez menos lesivos; pagando a los trabajadores del campo de forma cada vez más decente; y que en Sudáfrica, donde se utilizan productos químicos que están prohibidos en España, no se respetan los derechos laborales. Que el PP haya votado a favor de ese acuerdo demuestra que, también en Europa, los populares menosprecian los intereses de los valencianos.