VALÈNCIA. Javier Palau llegó al departamento de La Ribera hace menos de dos años tras pedir una excedencia en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, donde ocupaba el cargo de Director Médico. Lo hacía por el motivo que alegan muchos profesionales que deciden moverse a hospitales de colaboración-público privada, la de tener una mayor flexibilidad en la gestión.
Llegó con un Gobierno que ya manifestaba estar en contra del modelo y que, finalmente, ha cumplido con su promesa: revertir el modelo una vez finalizada la concesión. La fecha es el 31 de marzo de 2018 si la justicia no acepta el recurso contencioso-administrativo que Ribera Salud, la concesionaria, ha interpuesto para seguir gestionando el departamento los cinco años de prórroga que aparecen en el contrato.
Investigador clínico en Hematología, también ha colaborado en ensayos clínicos, estudios de epidemiología y es coautor de más de 40 publicaciones, además de contar con un Máster en Dirección Médica y Gestión Clínica y un Máster en Dirección de Empresas.
- ¿Por qué decidió dejar La Fe para irse al departamento de La Ribera?
- He estado en La Fe muchísimos años. Hice una formación de dos especialidades como residente, luego estuve una temporada larga en el IVO pero volví a La Fe en 2001 y estuve allí hasta que me fui a La Ribera. Primero como subdirector, después de hematólogo y luego como director médico. La verdad es que estaba muy a gusto siendo director médico de La Fe. Es mi hospital, lo conocía bien y me gustaba la gestión. Pero se produjo un cambio en el Hospital de La Ribera, entró como máximo accionista Ribera Salud, y me atrajo la posibilidad de conocer otro sistema de gestión. Ver si esas herramientas del sistema de gestión indirecta facilitaban la labor de gestión sanitaria que muchas veces echaba en falta en La Fe. Esto fue lo que me animó a probar.
- Después de trabajar en las dos partes, tanto en la gestión pública como la de concesión, ¿qué las diferencia?
- Es difícil hacer una comparación entre La Fe y La Ribera. Otra cosa es que fuera el Hospital General o El Peset, que son de unas dimensiones más parecidas. Pero en líneas generales sí puedo decir que hay unas características diferentes. Entre ellas la flexibilidad para contratar profesionales y tener la capacidad de seleccionar entre el mercado. No hay que estar sujeto a otro tipo de sistemas como las bolsas de trabajo, que muchas veces no son capaces de darte al profesional que necesitas en cada momento. A la hora de tomar decisiones, como si se puede abrir un quirófano, también tienes una mayor facilidad de toma de decisiones sin tener que contar con mucha gente. Y es que al final te organizas más rápido que en la gestión directa, donde debe pasar todo por muchos filtros y es muy rígido.
- ¿Por qué el modelo gusta tan poco al Gobierno valenciano?
- Históricamente en este país apareció el Informe Abril, que se encargó desde el ámbito socialista para que se analizara la situación de la sanidad española, ver cómo se podía empezar a cambiar y hacer cosas más novedosas. Una de las propuestas era que la gestión de la sanidad era mejor que se diferenciara del financiador. Pero por algún motivo, tal vez porque fuera difícil ponerlo en marcha, quedó en un cajón. Fue en 1997 cuando por consenso de todos los partidos políticos salió una ley en la que se habilitaban nuevas formas de gestión intentado ser más efectivos y ahí empezaron a surgir estos modelos.
En la Comunitat Valenciana se apostó por este medio concesional. Fue una apuesta muy importante, pero del Gobierno del Partido Popular. Creo que esta es una de las posibles causas del rechazo por el Gobierno actual y por la que insisten en buscarle trabas, ser puesto en marcha por la oposición. También creo que otro de los motivos es el desconocimiento interno. Se ha tomado la decisión sin hacer un análisis un poco más exhaustivo de lo que habría que hacer. Si usted se carga un modelo que está prestando el servicio de Sanidad al 20% de la población de la Comunitat Valenciana, un modelo que además ha demostrado tener unos indicadores muy bien desarrollados ocupando las primeras plazas en los acuerdos de gestión y que ha sido galardonados con premios, por lo menos precisa un análisis. Probablemente se ha perdido la oportunidad de analizarlo, mejorarlo y llegar a tener un modelo perfeccionado. Es verdad que los modelos que surgieron hace 20 años son susceptibles de cambio y mejora, pero eso podríamos hacer con este.
- ¿Cree que se debería cambiar algo de los pliegos?
- Hace 20 años era un modelo novedoso. No eran unos malos contratos para el momento en el que se vivía, pero hay cosas que se pueden valorar. Por ejemplo, todos los pacientes no tienen el mismo grado de cronicidad y de complejidad. No es lo mismo hacer un pago capitativo en un departamento en el que la población es muy joven y no están enfermos donde el gasto es mucho menor que si haces un gasto en un departamento como Torrevieja, donde va mucha gente a pasar su vejez. Allí es lógico que haya una mayor necesidad de servicios sanitarios. Esto es un cambio que se puede plantear en el modelo, aplicar el modelo capitativo en función de la población.
Los pliegos también introducían en su momento una gran cantidad de cosas en la cápita, pero otras se quedaban fuera como la farmacia hospitalaria. Eso se podría ver de qué forma introducirlo. Por otro lado, siempre ha dicho el Gobierno actual y quien ha estado en contra del modelo que se ha controlado poco. A lo largo de este tiempo he visto como se han hecho una gran cantidad de auditorías, y ahí están los informes, pero introduzcamos estos elementos de control en el pliego. También se hablaba de que no contemplaban sanciones ante incumplimientos y aunque la ley siempre está también se puede incluir. Con todo esto se podría buscar un modelo mucho más perfecto.
- Este jueves presentaban un plan de inversiones. ¿Piensa que Sanidad tendrá algo en cuenta?
- Seguramente la consellera lo leerá o al menos le echará un vistazo, pero este no era el motivo para realizarlo. Se trataba de hacer un plan estratégico para los próximos años porque esto no deja de ser una obra de muchos profesionales y lo que uno espera es que perdure en el tiempo. Desde el cómo se hacen a los resultados o los protocolos. Por eso analizamos qué hemos hecho y ahora proponemos qué se puede hacer en los próximos diez años.
Si esto sirve además para remover algún tipo de conciencia y que alguien piense que se ha precipitado un poco a la hora de resolver la concesión pues estaría bien que sirviera para iniciar algún diálogo. Si no es así pues se trata de un plan que se ha puesto encima de la mesa y que se ha hecho con mucho mimo, cuidado, dedicación y conocimiento. Si finalmente se produce la reversión a final de marzo habrá sobre la mesa un plan que es bueno para los ciudadanos.
- Manejando un cifra de inversión de 72,3 millones en 10 años parece que los 5,9 millones de Sanidad en dos años se quedan cortos.
- Entiendo las dificultades económicas que puede tener la Conselleria de Sanidad y en general la Generalitat, pero en este ámbito sí que considero que lo que se ha dicho que se va a invertir tanto en 2018 como en los presupuestos para 2019 y 2020 es más bien escaso teniendo en cuenta las necesidades reales. Parece que se ha hecho sin un análisis concienzudo de las necesidades a diferencia de lo que nosotros hemos planteado. Hemos analizado concretamente lo que hacía falta y hemos llegado a una conclusión mucho más ajustada. Desde Sanidad no se ha hecho con ese conocimiento que nosotros tenemos y por eso son escasos.
- El poco apoyo de Sanidad a la empresa es evidente. ¿En alguna ocasión ha afectado en la motivación y actitud de los trabajadores?
- Es cierto que entre los profesionales hay una incertidumbre importante con la reversión. Durante mucho tiempo han estado con contratos de larga duración con una estabilidad de más del 85% y con ánimo de llegar al 95%. Los trabajadores desde el punto de vista objetivo tienen un convenio colectivo que es muy favorable y que, además, a ellos les ha parecido muy bien porque lo han respaldado.
Cuando se subroguen los trabajadores a la administración quedarán bajo esa figura de 'personal a extinguir' y que muestra alguna duda respecto a su posible aplicabilidad. Y no solo eso, sino que cambia esa situación de los trabajadores de tener un contrato laboral indefinido a tener un contrato mucho menos indefinido porque, por mucho que se diga, si aparece una Oferta Pública de Empleo tendrán que acoger a gente en La Ribera y por lo tanto los trabajadores tendrá que opositar. Respecto a esto algunos profesionales están en contra y otros a la expectativa.
- Un día cercano a la comunicación de las normas de reversión recibieron una inspección de Sanidad en cuyo informe dejaban constancia de que no estaban "destruyendo papeles o incinerando documentos". ¿Qué se le pasa por la cabeza en ese momento?
- Desde que estoy allí como gerente, en los últimos dos años, hemos recibido bastantes inspecciones sin aviso previo. Es cierto que los inspectores tienen derecho a esto y pueden ir a inspeccionar Urgencias, Esterilización, ... las áreas que quieran. En líneas generales se han dado pocos problemas y cuando ha habido alguno pues se ha tratado de solucionar. Sí que es verdad que esa ocasión nos sorprendió mucho porque suena como a cosa de otros tiempos, cuando los partidos políticos destruían papeles.
Les dijimos que fueran a mirar donde consideraran y miraron en la basura. Evidentemente nadie estaba destruyendo nada. Yo no estaba allí, estaba en un congreso de hospitales en Sevilla y me llamó la atención porque denota una confianza por parte de la Generalitat que no está fundamentada.
- La Sindicatura de Comptes hizo un informe donde el modelo salía bien parado. ¿Por qué no lo han tenido en cuenta desde la administración?
- Nos sorprende. Al principio decían que las concesiones no eran su modelo, que las iban a auditar para demostrar que no funcionan y a partir de ahí tomar decisiones. Luego daba igual la auditoría, porque insistían en que ese no era su modelo y finalmente se ha dado el mensaje de que es un tema político y de un pacto de gobierno. La auditoría de la Sindicatura de Comptes confirma que aquello que decíamos sobre que los resultados en salud y tiempos de espera eran buenos era real. Y además añade un dato y es que las concesiones pueden hacerlo con una reducción de un 25% del gasto.
Nos sorprende que esto no se tenga en cuenta y que este informe fuera apartado y denostado. Sin embargo, ese informe para nosotros es importante, porque alguien de fuera de la empresa y de la propia Generalitat está diciendo que se está haciendo bien. Y que cuando uno tome decisiones y diga que pese a todo no queremos este modelo, veamos que el tiempo pone a cada uno en su sitio.
- ¿Será difícil la transición a la gestión pública?
- Yo creo que sí. Si finalmente ocurre no es una cosa tan sencilla como algunos puedan pensar. No es un cambio de equipo directivo, no es un cambio de un servicio por otro, porque debemos de tener en cuenta muchos factores. La situación de los trabajadores va a cambiar. Supuestamente deben de mantener el convenio colectivo hasta final de año y habrá trabajadores que tendrán una situación diferente salarial diferente a otros departamentos.
También será difícil la adaptación de los sistemas informáticos del hospital de La Ribera. Por ejemplo, fue el primero que desarrolló la historia clínica, mientras que Sanidad ha ido desarrollándola a lo largo de los últimos años. Es diferente y eso hay que cuadrarlo. Tampoco sabemos si todos esos servicios que tenemos serán respetados , aunque la Generalitat dice que sí.
Por otro lado estamos al tope de nuestras posibilidades en quirófanos. Si no tomamos decisiones rápidas y los ampliamos no tendremos capacidad para operar más y la lista de espera irá para arriba. Los ciudadanos lo notarán y habrá reclamaciones. Los tiempos de cambios son difíciles y en este caso no hay antecedentes, no hay experiencia y es un gran salto al vacío. Quizá cuando llegue ese momento a alguien le entre un poco de vértigo.
- Este jueves hablaba de los incentivos que cobran los médicos por operar fuera de su horario habitual. ¿Cree que esto les penalizará?
- Los trabajadores en estos momentos tienen convenio colectivo que debe ser respetado hasta el 31 de diciembre de 2018. Si se produce la reversión tendrá que ser respetado en todos sus términos. Los incentivos están relacionados con unos indicadores, por lo tanto puedes cambiar por otros que creas más oportunos y por lo tanto variar los incentivos. Eso quiere decir que sin cambiar el convenio colectivo sí que es posible cambiar condiciones. Por otro lado, a partir del 31 de diciembre, tendrán que valorar otro convenio o introducirlos en el sistema general de la Conselleria. Es evidente que a partir de ahí no tendrán incentivos, tan solo los acuerdos de productividad anuales que es una cosa casi testimonial.
- La consellera Carmen Montón no ha visitado el departamento de La Ribera. ¿Qué se percibe con esta actitud?
- Parece muy extraño. Yo vengo de un hospital en el que permanentemente teníamos visitas de conselleres y de altos cargos del departamento, evidentemente porque en La Fe se producían actos muy importantes. Pero, desde luego, a La Ribera no ha venido ella ni prácticamente ninguno de los altos cargos de la Conselleria. Una vez vino el subsecretario con algún director general a pedir disculpas por unas declaraciones que salieron en los medios de comunicación con la que había ofendido a los trabajadores.
Después de eso no ha venido nadie más pese a que hemos hecho múltiples invitaciones a actos de igualdad de género, tema que sabemos que la consellera tiene especial interés y para el que siempre ha declinado la invitación. En prácticamente todos los acto en los que hemos tratado de invitar a alguien de la conselleria no ha venido. Supongo que porque están en contra del modelo y así lo prefieren.
Si hubiesen venido más para ver cómo se hacen las cosas en La Ribera e incluso participado en los comités de dirección viendo qué temas se tratan allí y cómo lo hacemos tendrían ahora más dudas de hacer la reversión. A veces pasa, cuanto más conoces a alguien te entran más dudas de cuál es tu reacción frente a él, pero no ha sido así.
- Centene se reunió con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. ¿Ha mejorado el trato?
- No ha habido ningún cambio de ningún tipo en la relación con la Conselleria de Sanidad tras esa reunión. La mayoría de relaciones que tenemos con la el departamento de Carmen Montón son a través de las normas de reversión. Relaciones absolutamente formales con documentación y con entrega de información. La otra línea de comunicación es la que ha establecido la dirección general de Alta Inspección Sanitaria, creada para controlar y desmantelar en la medida de lo posible las concesiones. La directora general sí que ha venido de forma algo frecuente y ha estado más presente con el comisionado.
- ¿Vio justa la salida del ex comisionado Josep Sanfeliu por las declaraciones tras hablar de colocar "a amigos y familiares"?
- Eso fue una decisión que tomó él. Creo que cometió un error diciendo cosas que no debería haber dicho en público siendo comisionado y en un acto convocado por la Conselleria de Sanidad en el que iba visitando las diferentes poblaciones de la comarca explicando la reversión. De hecho, normalmente le acompañaba el subsecretario autonómico o directores generales de la Conselleria. Se equivocó, recibió protestas y no me pareció raro que dimitiera.
También pasó con el subsecretario, cuando los trabajadores se sintieron dolidos porque les llamó "tropa" y pusoen entredicho la calidad de lo que estábamos haciendo, de que se utilizaba materiales que llamaban "hacendaño" haciendo un paralelismo con Hacendado y las marcas blancas. Esto supone un motivo de alarma para los pacientes que la propia Conselleria de Sanidad no debería haber realizado nunca.
- Recientemente ha vuelto a cambiar el comisionado. ¿Qué les supone?
- El hecho de que en menos de dos años sea el tercer comisionado no da una idea de continuidad, de solidez en la toma de decisiones. En el fútbol si cambiamos cuatro veces al entrenador en una temporada algo no va bien, pues esto es parecido. El comisionado está despacho con despacho con el mío, la interlocución es muy sencilla y así se hace en muchas ocasiones. Podemos hablar de muchos temas, estar más o menos de acuerdo en muchas cosas, la vida es así.
Pero hay una interlocución fácil. Nos pide cosas, le damos cosas, nosotros también pedimos y al final lo resolvemos. En principio no debería ser un problema, pero sí que es verdad que cada nuevo que llega tiene que volver a empezar otra vez a entender todo.
- Se les acusa constantemente por parte de los sindicatos de hacer actos en el hospital para asustar a los pacientes de la situación que quedará tras la reversión.
- Esto son opiniones que cada uno tiene que valorar y determinar cuál es el límite. No veo mal que alguien explique a la población qué se está haciendo bien. Si tenemos una lista de espera de 50 días y otros departamentos que están cercanos al nuestro tienen una lista que es el doble, pues le explicas a tu población que tienes una lista de espera más corta.
También pasa una cosa importante, y es que la población de La Ribera lleva años acostumbrada a determinados servicios y son, en parte, bastante desconocedores de lo que puede estar ocurriendo en otros sitios. A veces presentan quejas de que les operarán en dos meses pero no saben que en otro departamento le hubieran dado en seis. Por eso, nos parece interesante que sepan cuál es el estado. Nuestra intención nunca ha sido meter miedo a la población, pero sí que hemos explicado posibles motivos de incertidumbre. Entre ellos que cabe la situación de que los servicios de alto nivel pasen a otros sitios. No es tan sencillo como decir que no va a pasar nada.
- ¿Tienen alguna esperanza de que se acabe ejecutando la prórroga?
- Nosotros pensamos que el modelo debe continuar en La Ribera porque creemos que aporta un plus de calidad al ciudadano del departamento. Sin ese modelo es más difícil que se mantenga el nivel de calidad, por eso lo estamos luchando y lo llevado a los tribunales. Creemos que la prórroga es algo que debería haberse contemplado porque así lo marcan nuestro indicadores.
No nos hemos entendido con la conselleria así que lo hemos puesto en manos de los tribunales y yo, personalmente, espero que en la parte política todavía quieran establecer algún tipo de diálogo. Es verdad que por nuestra parte estaríamos totalmente abiertos para hablar en términos técnicos, de cómo hacemos las cosas más allá de los términos políticos que un médico como yo y técnicos en la gestión sanitaria entienden poco.