MADRID. De nuevo volvemos a tener tensiones políticas en Europa y en este caso el turno es de Italia. La economía transalpina amenaza con disolver su acuerdo económico y monetario con la zona euro; y el traslado de incertidumbre no ha tardado en contagiarse a los diferentes mercados europeos. Los más dañados han sido los denominados periféricos, que todavía pagan el mal comportamiento que tuvieron en el pasado. Las primas de riesgo se dispararon y la curva italiana se aplanó al recibir la noticia; los bonos se fueron recuperando poco a poco, mientras los inversores se cubrían ante el posible riesgo... sin tener claro el tiempo que podría continuar la incertidumbre.
La última incertidumbre relacionada entre los mercados y la política italiana está empezando a alimentar la preocupación de que el problema se extienda a otras partes de Europa. Durante la semana pasada pudimos ver como el rendimiento de los bonos italianos alcanzó máximos de los últimos cuatro años, el euro amplió las pérdidas y las acciones italianas se desplomaron; mientras que los valores de renta fija como los bonos alemanes y el franco suizo, que suelen utilizarse como activos refugio en este tipo de circunstancias, tuvieron una interesante apreciación. El factor contagio no se ha notado como en el pasado, ya que tanto España como Portugal han mostrado una buena solidez ante las noticias negativas que podrían contagiar tanto sus mercados de renta variable como los de deuda.
Italia ha centrado su discurso en atacar a la moneda única como un activo no beneficioso para resolver los problemas fiscales del país, lo que ha provocado un reavivamiento de la preocupación ante la posible desintegración del bloque comercial más grande del mundo. La rectificación por parte del gobierno italiano no se hizo esperar y salió al paso negando la posibilidad de la salida del euro, aunque estas voces no son siempre en una misma dirección y hay miembros del gobierno que son mucho más agresivos en su discurso.
El problema es que este Gobierno ya ha abierto una puerta lo suficientemente perjudicial para que la duda sobre la integridad de Europa -como actualmente lo conocemos- esté en tela de juicio. Sabemos que la economía italiana tiene una debilidad fiscal importante, lo suficientemente preocupante como para ser más importante que el órdago lanzado en un primer momento por el gobierno italiano, sobre el euro.
Todo esto relacionado con la gran exposición comercial que tiene toda Europa con Italia, que produciría implicaciones sistémicas negativas para la economía global. En los mercados de renta fija este choque se ha notado, con un impacto negativo para la deuda italiana como es normal, pero con la sorpresa que la deuda española gana protagonismo , pues sigue siendo altamente atractiva para el inversor.
Euroescepticismo
Aunque la situación parece haberse calmado, los acontecimientos políticos en Italia seguirán siendo el centro de atención y probablemente el gobierno italiano continuará con su crítica hacia el euro. Por el momento el problema es meramente local, pero con una probabilidad real de contagio que aún está contenido y que de momento no es grave. Europa sigue sumida en un sentimiento populista que enfoca su estrategia en el euroescepticismo y que continúa amenazando el futuro del bloque euro, que puede pesar en un futuro, ya que son muchos los ataques en este sentido hacia Europa.
Debemos tener en cuenta también que el Gobierno euroescéptico de Italia no es más que la encarnación del sentimiento populista que se arraiga en toda Europa, y que podría amenazar el futuro del bloque y pesar sobre el euro durante las próximas jornadas. Por el momento, que Italia tenga su propia moneda es difícil pero ya ha tocado un tema que es bastante delicado en la política monetaria única que pretende continuar el Viejo Continente.
Jorge López es analista de XTB