De paseo distópico por el Cabanyal del futuro
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VALÈNCIA. Este pasado 19 de mayo, TVE emitió un episodio de la cuarta temporada de la serie El Ministerio del Tiempo que se convirtió en un fenómeno viral. Isabel Caballero formó parte del entusiasmo en redes. La directora del festival Cabanyal Íntim ha visto su escena final un sinfín de veces. Y en cada una ha terminado llorando, con la piel erizada: “Es una secuencia magnífica. Sólo de pensarlo, me emociono. Qué maravilla que hayan juntado a dos símbolos tan enormes”. La dramaturga se refiere al remate del capítulo, en el que el personaje de Julián, interpretado por Rodolfo Sancho, viaja a 1979 con Lorca para que escuche los versos de su Leyenda del tiempo cantados por Camarón de la Isla en una cueva del Sacromonte de Granada. El tiempo era, precisamente, el eje de esta última, postergada edición del festival que lidera en el barrio marinero de València. Cabanyal Íntim se ha aplazado a 2021, pero el equipo prepara tres días de reencuentro en septiembre: dos de visionados audiovisuales en La Mutant, donde se proyectará un documental sobre la pieza de 2017 I tornarem a sopar al carrer, y una jornada en el Teatre El Musical, que constará de una pieza de danza social itinerante matutina, a partir de una coreografía trabajada con Ana Luján, y una muestra de works in progress vespertina a cargo de las compañías que estaban programadas esta edición. “Lo hemos planteado a modo de ritual, para sanarnos y celebrarnos”.
- ¿Qué emoticonos te representan estos días y por qué?
- De manera intuitiva, últimamente, he utilizado muchas flores y corazones, porque sentía una nube densa y gris a nuestro alrededor. También he usado el de la mascarilla una o dos veces, porque estos días es un poco redundante.
- ¿Cuántos planes has tachado de tu cuenta de pendientes durante el confinamiento?
- He aprovechado para vaciar todas las estanterías y limpiarlas, revisar libros, sentarme y releer algunos que molan mucho. Organizar cajones, tirar cosas. Y me lo he pasado muy bien cocinando: he hecho bizcochos de todo tipo y he aprendido nuevas recetas. El pan ha sido más cosa de mi chico. Es alucinante poder dedicar horas a la fermentación de la masa madre.
- ¿Qué obras de teatro grabado has curioseado?
- Bastantes. Varias obras pendientes de La Zaranda, como El régimen del pienso, y montajes que no están a mi alcance, muchos en inglés. Viví en Inglaterra mucho tiempo, me formé allí y lo echo de menos. Así que me alegró que el National Theatre emitiera una obra en abierto cada semana. He disfrutado mucho de esa ventana. Vi su Frankestein, que tiene una escenografía maravillosa, y Un tranvía llamado deseo, interpretada por Gillian Ardenson, la actriz de Expediente X. Tenía mono de teatro, aunque reconozco que no es lo mismo.
- ¿Coincides con el dramaturgo argentino Rafael Spregelburd en que el teatro virtual no es teatro?
- Estoy totalmente de acuerdo, pero en estos momentos, aceptamos sucedáneo. En La 2 estuvieron programando teatro varios jueves y volví a ver La ternura, de Alfredo Sanzol, pero me costaba mucho entrar desde el sofá de mi casa. También me pasó con Cervantina, de Ron Lala. La vi con frialdad. Por cierto, qué casualidad que nombres a Spregelburd. Precisamente, estoy haciendo un curso de dramaturgia online con él. Es de una generosidad alucinante. Estoy súper contenta.
- ¿Tiene la intimidad espacio en la nueva normalidad?
- Quiero creer que sí. El festival va a ser incluso más íntimo. El problema es ver cómo hacemos para que funcione: si organizar teatro para 20 personas ya era difícil, hacerlo para cinco va a resultar muy elitista y exclusivo. Es una de mis grandes dudas, pero encontraremos la manera.
- ¿Qué te sugiere el término protocolo?
- Algo estricto, armado con paredes y un poco acartonado.
- ¿Y las palabras Agapimú, bulo, hidroxicloroquina y abrazo?
- Agapimú ha sido la canción estrella de la cuarentena. Me pareció muy divertida la combinación imposible entre Ana Belén y Ojete calor. Había una necesidad de escapar del Resistiré, así que fue agua de mayo que propusieran algo tan loco. Fue uno de esos momentos de luz que entran por la ventana. El bulo es algo feo, sucio y asqueroso, es como si pisaras una mierda en la calle, porque se te pega a ti y a otras personas. Casi todos hemos caído en alguno de tantos que se han compartido estos días. Hidroxicloroquina, tanto como medicación como referido al presidente que se la ha estado tomando, me hace gritar ¡aléjate de mí! Y con abrazo, me nace un ay profundo, porque es lo que más he echado de menos.
- ¿Qué proyectos ha dejado en suspenso la pandemia?
- Cabanyal Íntim. Y ha sido devastador, porque llevábamos trabajando desde octubre y estábamos a punto de entrar en imprenta. Tratamos de salvarlo con dos fechas alternativas, pero me tuve que rendir a la evidencia. En 2021 vamos a mantener la programación, siempre que los artistas seleccionados puedan. Y ya veremos en qué condiciones, porque no podemos asegurar nada al 100%. Por extensión, también cayó el estreno de Barahúnda, un montaje del Institut Valencià de Cultura a partir del texto que escribí en la última edición de Insula Dramataria, y que inauguraba el festival. Por suerte, todas las obras desarrolladas en el laboratorio del IVC se van a adaptar al formato de radionovela en julio. Es muy chulo. También se suspendió un proyecto de Europa Creativa sobre la identidad en el que estaba participando. Ya nos habíamos reunido en Polonia, Italia y España, y faltaba Alemania. La cita era en Hamburgo en abril. No hubiera podido ir, pero ahora, si se retoma, igual sí voy.
- ¿Cuántos saludos con el codo vas a sumar a tus obras?
- Me está costando aceptar que tendremos que incorporar cosas así. Y me queda un poco de esperanza en que podamos salvar alguna de nuestras maneras de relacionarnos. No me imagino a un actor encima del escenario con mascarilla, algo en mi cerebro hace contacto y saltan chispas. Quiero pensar que vamos a encontrar otra manera.
- ¿Cuántos besos vas a restar?
- Desde la escritura no nos podemos censurar. Como creativa no quiero marcarme ningún límite en mi trabajo desde casa. Ya llegará el momento de adaptar cuando compartamos espacio. Quiero pensar que esto va a pasar. Me afecta mucho aceptar que siempre va a ser así.
- ¿Planeáis incorporar el merchandising de Cabanyal Íntim a las mascarillas?
- Eso sí me gusta. Dentro de todo lo terrible que nos ha pasado trato de buscar lo positivo, y los diseños de mascarillas me encantan. Tengo una amiga que las ha estado haciendo para gente que vive en la calle y la he animado a desarrollarlas de manera profesional. Hay que incorporarlas como elemento fashion a nuestro fondo de armario. Hay que pensar cómo combinar las mascarillas. No dejarlas al azar, sino incluirlas de manera divertida en nuestro vestuario.
- ¿Qué es lo que más te ilusiona hacer cuando la actividad teatral se reactive?
- Estoy soñando con el momento previo en el que estás sentando en el teatro o en una casa del Cabanyal, ese instante antes de que empiece la función, donde todo es posible. Porque como espectador, tienes los sentidos abiertos a lo que te van a contar y ofrecer. Y como actriz, me viene mucho a la cabeza la antesala al ritual del teatro, ese momento tan mágico en el que se va a producir la comunión. Luego ya empieza la función y puedo ser maravillosa o no, te puede maravillar o dejar indiferente.
- ¿Qué encuentros tienes planeados para la tercera fase?
- No tengo mucho plan hecho. Es una de las cosas que he aprendido en esta pandemia. Voy con mucha cautela, recuperando la marcha y los planes, pero no quiero caer en tener muchos, porque he visto que todo se puede ir al carajo. En nuestro sector tenemos que hacer mil cosas para sobrevivir, y cuando te llega el trabajo no puedes decir que no a nada, así que caemos en el estrés. Así que lo que hemos recibido ha sido una bofetada enorme de tiempo. Al principio fue un shock, pero era lo que todos anhelábamos. Podrían venir cuatro cuarentenas, que todavía me quedarían pendientes lecturas, escuchas, visionados… Evidentemente, me apetece reencontrarme con gente que echo de menos, pero me da aprensión quedar con grupos demasiado grandes. Me he hecho selectiva. Aparte del miedo, he descubierto el silencio. Soy una persona muy social, y me encanta lo de saludar en el teatro y quedarme luego a tomar unas cervezas, pero me apetece relacionarme con menos personas y de otra manera.
- ¿Cómo se puede provocar el rebrote de los festivales del teatro?
- Va a venir marcado por lo que suceda en los próximos meses, sobre todo, después del verano. El turismo no se puede detener, y parece que todo vuelve a la normalidad ente comillas, con mascarillas y colas, así que ya veremos qué pasa. El futuro va a estar marcado por los rebrotes, pero si conseguimos mantenerlo a raya, vamos a estar ahí. De hecho, me han llegado muchos mensajes de cariño, ánimo y fuerza por parte del público, de los artistas y de los creadores. Cabanyal Íntim se va a adaptar a las reglas del momento, pero lo necesitamos. No me atrevo a hacer una afirmación de cómo será, porque hemos vivido con mucha incertidumbre. Tenemos que aprender a ser flexibles y tolerar la situación como vaya llegando.
- ¿Hay calendario en otoño para tanta programación?
- No. Nosotros hemos programado Íntims en pausa intentando no chocar con todo lo que ya estaba previsto: Russafa Escènica y el MIM de Sueca, que espero y deseo que se puedan hacer. Pero hemos de impedir que esto se convierta en un meter proyectos con calzador, porque no hay calendario ni público para todo.
Colectivo Miss Panamá especula con la conversión del barrio marinero en parque temático tras el paso de un tsunami
¿Te niegas a vacunar a tus hijos?¿Estás enganchada al crossfit?¿Y a los cuarzos magnéticos?¿Te gustan los tatuajes esotéricos? Quizás seas carne de Kapøwski. Después de la versión teatral de Canino y de Kikamori compañía valenciana Colectivo Miss Panamá vuelve a sacudirnos con una desternillante pieza de surrealismo pop que nos habla de la necesidad de pertenencia del ser humano. La obra se estrena este viernes en el Teatre Musical, dentro de la programación de Cabanyal Íntim 2019