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Investigador de Fisabio: "Una vacuna eficaz será la única forma de volver a la normalidad"

2/05/2020 - 

VALÈNCIA. (EFE).- Las futuras vacunas frente a la COVID-19 basadas en material genético ARN podrían marcar un “hito histórico” y conseguir la “vacuna universal”, según el investigador del Área de Vacunas de la Fundación Fisabio de Valencia, Alejandro Orrico, para quien la “única manera” de volver a lo que conocíamos como un “mundo normal” es disponer de una vacuna “altamente efectiva”.

“Ahora, justo en este momento, nos estamos dando cuenta realmente de lo que es un mundo sin vacunas”, afirma en una entrevista con la Agencia EFE el también secretario de la Cátedra Vacunas y Sociedad de la Universidad Católica de Valencia (UCV), quien señala que aunque ciencia y prisas “no son buenas compañeras”, la fuerte inyección económica que ha llegado a algunos investigadores acelera las fases de desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2.

Es el caso de países como Estados Unidos, China o Reino Unido pero no de España donde, lamenta, se están desarrollando vacunas similares a la que la Universidad de Oxford dice que tendrá lista en septiembre pero no se pueden acelerar las fases de desarrollo por no tener la misma financiación que tiene la institución inglesa.

Orrico considera que la vacuna desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford y de una sociedad italiana puede que en septiembre tenga resultados positivos de algunos prototipos, pero “de ahí a que tengan generadas millones de dosis, ni de broma”.

El desarrollo de vacunas es “supercaro” y el porcentaje de éxito “muy pequeño” porque solo entre un 5 y un 6 % de las que se desarrollan llegan a comercializarse, apunta el investigador, que añade que hasta que puede ser administrada en la población debe pasar por todas las fases para conseguir “esa seguridad extra, que no tenga efectos adversos y sea bien tolerada”.

Según explica, las vacunas convencionales en las que se introduce el virus o la bacteria enteros en el organismo para que generen anticuerpos, como las de la triple vírica o el sarampión, son “muy costosas” de desarrollar y, además, precisan una fábrica entera para crear una vacuna específica, por lo que la producción masiva es muy compleja.

Sin embargo, en las vacunas que usan ARN, que usarían un fragmento del genoma ARN del virus SARS-CoV-2, solo se inocularía la parte de la secuencia de ese material genético que genera la llamada “proteína S”, que es capaz de producir anticuerpos y proporcionar una respuesta inmunitaria.

Según Alejandro Orrico, la producción de vacunas de ARN es más económica y “diez veces” más rápida que las tradicionales, que puede ser de entre cinco o diez años, y señala que conociendo ese trozo de ARN que genera los anticuerpos permitirá crear vacunas personalizadas frente a diferentes enfermedades, no solo contra el coronavirus, sino contra otra dolencias como la gripe, el zika o el ébola, lo que podría llevar a una "vacuna universal".

Además, subraya, en una sola fábrica se podría tener una plataforma entera para crear de forma rápida “vacunas personalizadas y con una seguridad máxima. Estaríamos preparados para futuras pandemias”.

También afirma que frente a las vacunas tradicionales, que deben mantener la cadena de frío (de 2 a 8 grados) para ser eficaces, estas nuevas vacunas podrían ser “termoestables” y podrían estar en buen estado hasta 36 meses con temperaturas de entre 5 y 25 grados y hasta 6 meses incluso a más de 30 grados (según estudios previos).

“Eso supondría una gran ventaja para países en vías de desarrollo sin neveras para mantenerlas a baja temperatura”, asevera.

Nueve prototipos

En la actualidad hay nueve prototipos de vacuna que han llegado a los ensayos clínicos de las que dos o tres son de ARN, pero aunque alguna esté preparada en un tiempo corto para ser administrada a la población, es necesario tener una fábrica que permita hacer dosis para 7.000 millones de personas.

Para el desarrollo de vacunas frente al nuevo coronavirus se está inyectando mucho dinero y se están realizando las distintas fases preclínicas y clínicas en paralelo para que, una vez sean probadas en humanos y se demuestre su eficacia, ya que si se creara una con efectos secundarios podría ser “una debacle”, puedan ser fabricadas millones de dosis.

“Muchas veces perdemos el respeto a las vacunas y nos creemos superhéroes por no sufrir una enfermedad”, asegura Orrico, quien advierte de que si tuviéramos “un mundo sin vacunas, sería así, no podríamos salir a la calle por no tener inmunidad, pero no nos damos cuenta”.

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