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Canadá y Uruguay encabezan un mercado de más de 300.000 millones de dólares 

Intentos de arañar algo en la gigantesca industria del cannabis

14/10/2019 - 

VALÈNCIA. El negocio mundial del cannabis está valorado actualmente en más de 300.000 millones de dólares. Numerosas empresas relacionadas con este mercado cotizan ya en las bolsas de Nueva York o Canadá. Una de las más conocidas es MedMen, el minorista de marihuana más grande del sur de California que cotiza en la bolsa de Canadá. Es, además, uno de los nuevos unicornios americanos después de que Adam Bierman (CEO) y Andrew Modlin (presidente) vieran la oportunidad de negocio en la conciliación del cannabis con el público de masas. Además de contar con sus tiendas minorista y diversos dispensarios de marihuana medicinal en EE.UU., la compañía dispone también de un gigantesco invernadero donde producir el cannabis, MedMen Mustang, cerca de Reno (Nevada).

No obstante, Canadá es el país que se ha puesto a la cabeza de esta industria donde el cannabis es legal tanto para fines medicinales como recreativos. Uruguay también está en el podio después de anticiparse cinco años a su rival en dar luz verde al cannabis como uso recreativo. El siguiente paso es autorizar su utilización en alimentos y otros derivados, contando con el beneplácito de las autoridades uruguayas que ven cómo el país se convierte en potencia exportadora en la materia.

Los clubes sociales

En el caso de España el mercado se mueve a la sombra, aunque hay quien habla de alegalidad. Aquí se penaliza el cultivo y la comercialización del cannabis, pero se permite la plantación y la tenencia de dosis pequeñas que se entienden para autoconsumo. El uso medicinal y recreativo no están aún autorizados.

Sin embargo, ello no es óbice para que surgan algunos negocios que tratan de aprovechar el tirón del mercado y el vacío legal. Uno de ellos son la proliferación de clubs sociales, “miles en toda España”, según Jorge Piñero, donde se reúnen los consumidores en un ambiente cerrado y controlado de autoabastecimiento. El argumento es que quieren abandonar el mercado negro y moverse libremente en un entorno adaptado al consumo moderado del cannabis porque no están incurriendo en delito.

Un club cannábico es una asociación que permite el abastecimiento y la distribución de cannabis entre todos sus socios de forma privada, siempre y cuando sean mayores de edad. Obviamente, cada club es libre de establecer sus propias reglas pero condición indispensable para todos es registrarlo en la comunidad autónoma que proceda y ajustar el local a los requisitos establecidos, tales como el uso de ozonificadores. Esto no les exime de posibles redadas policiales.

Aún así, montar un club de este tipo puede ser un negocio rentable. Ya en 2013 se publicaba que los clubes de cannabis catalanes facturaban cinco millones de euros al mes.

Los 'grow shop'

Los grow shop son otros negocios que están floreciendo en nuestro país relacionados con esta industria. En esta clase de establecimientos se comercializan todo tipo de accesorios para el cultivo del cannabis, desde iluminación hasta fertilizantes, medidores de ph, equipos de ventilación e incluso semillas. Se calcula que hay más de 1.000 grow shop funcionando en nuestro país. Uno de los más populares distribuidores de semillas es Leaf Life, del empresario Carlos Yerbes. De esta empresa se afirma que en 2010 facturaba dos millones de euros en 2010. Cinco años después, las ventas se multiplicaron por cinco hasta superar los diez millones de euros.

Semilla Dorada es otro Grow Shop con sede en Castellón creado en 2012 para abastecer las necesidades del cannabicultor y como respuesta a los excesivos costes de algunos productos necesarios para el cultivo de las plantas. A lo largo de estos años la empresa ha ido creciendo aunque Carlos, director de la misma sitúa el boom de las ventas en los años comprendidos entre 2012 y 2016. A partir de ese momento, se desata la competencia con una guerra de precios a la baja que ha estabilizado el mercado, según afirma Carlos.

También la startup Weedo Life ha encontrado una oportunidad de negocio en torno al cannabis. Aunque la idea surgiese a raíz de una necesidad de su propio fundador, Gonzalo Badiola Ramos, fumador habitual de marihuana, la idea es ayudar a los consumidores a “gestionar cuantos petas fumas”. Para ello han lanzado una startup cuyo CEO es Jorge Piñero que lo que quieren es comercializar una especie de caja fuerte donde se guardan herméticamente las dosis de cannabis. La forma de abrirla es a través de una aplicación móvil que acompaña al ingenio a través de la cual el usuario determina el calendario con las horas a las que quiere que se abra la caja.

“Lo que nosotros lanzamos es un producto tecnológico relacionado con esta industria y cuya propuesta de valor es reducir el consumo, no incrementarlo, porque pensamos que, fumando menos, gastas menos, estás más concentrado y eres más productivo”, afirma Piñero. El gadget para controlar la adicción está aún en fase de testeo y la intención que tienen es lanzarlo al mercado antes de que finalice el año al precio de 350 euros.

El desembarco de las potencias extranjeras en España

Y mientras que en España los negocios surgidos al amparo de la industria del cannabis sortean las restricciones legales, grandes empresas extranjeras desembarcan en nuestro país para hacerse con la propiedad de los pocos que logran triunfar. Un caso es la reciente adquisición de la startup alicantina Cafina, dedicada a la investigación de los usos industriales del cáñamo y la marihuana, por parte de la canadiense Canopy Growth, el mayor productor mundial de marihuana. Cafina era una de ls tres compañías autorizadas legalmente para cultivar, distribuir y exportar cannabis con fines terapéuticos. Valga el ejemplo para ilustrar el lamento de aquellos emprendedores que ven perdida una oportunidad de negocio a causa de las restricciones legales y el freno a la competitividad global en esta industria.

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