Elon Musk, fundador de Tesla, lanzó en 2013 una llamada a nivel mundial para desarrollar Hyperloop, un medio de transporte con forma de cápsula que circula a velocidades de vértigo. Ahora, València tiene a una de las pocas empresas que están volcadas en hacerlo realidad
VALÈNCIA.- «Es una mezcla de un Concorde, un cañón de riel y un juego de hockey de mesa». Así definió Elon Musk, fundador de Tesla y Space X, el que considera que será el transporte del futuro: el Hyperloop. Musk hizo público en 2013 un diseño preliminar de esta idea, donde proponía un vehículo eléctrico en forma de cápsula que se desplazara a través de un tubo al vacío. Esta fórmula, a mitad de camino entre un tren y un avión, busca alcanzar velocidades máximas de 1.200 kilómetros/hora y realizar un trayecto de seis horas en coche en 35 minutos. Sin embargo, la realidad es que todavía está lejos de llegar a la que, prácticamente, es la velocidad del sonido.
Tras poner sobre la mesa la propuesta, Musk hizo una llamada a todos los que quisieran unirse al desarrollo y puso en marcha una competición universitaria mundial. En València un grupo de ingenieros de la Universitat Politècnica de València decidieron recoger el testigo y se pusieron manos a la obra. Fueron el germen de lo que ahora es Zeleros, una de las pocas empresas del mundo que desarrollan tecnología para hacer que Hyperloop sea una realidad.
David Pistoni y Juan Vicén —ingenieros industriales— y Daniel Orient —ingeniero aeroespacial— son sus fundadores, aunque su equipo ya suma doce personas. «Vimos que la fórmula propuesta por Elon Musk podía tener sentido», asegura Vicén, cofundador y director de comunicaciones de Zeleros. «Su propuesta se basa en reducir al máximo la resistencia que tienen los medios de transporte al desplazarse, concretamente el aire que les hace frenar y cuando la rueda toca con el raíl», explica. «Musk propone la fórmula de un tubo donde un vehículo en forma de cápsula levitaría, lo que permitiría reducir las resistencias al máximo».
A numerosas compañías que les habían ayudado con su patrocinio en la competición les siguió interesando el desarrollo. «Con la ayuda de las aceleradoras, primero en la universidad y luego en Climate KIC, montamos la empresa para desarrollar estas tecnologías del transporte, pero con nuestro enfoque propio ya que entendíamos que a la visión de Elon Musk le faltaban algunas mejoras —explica Vicén—. Creemos que nuestro Hyperloop tiene que reducir el coste de infraestructuras». Actualmente existen trenes que ya pueden ir a 500 kilómetros por hora, pero el coste de la red viaria es tan alto que solo se pueden realizar trayectos muy cortos.
De hecho, ahí radica su propuesta de valor. Su intención es conseguir tener la mayor parte de las tecnologías en el vehículo, de forma que el coste de la infraestructura sea lo más bajo posible. «Cuanto más complejo es el tubo, cada kilómetro adicional conlleva un alto coste, que se incrementa de forma exponencial —reconoce—. Pero si tú incrementas más el coste del vehículo, el coste de la infraestructura es menor y puedes aumentar los kilómetros de trayecto», señala. De hecho, su principal diferenciación con otros sistemas es la reducción del uso del cobre durante todo el trayecto, uno de los principales costes de la infraestructura.
Su propuesta se basa en atraerse al techo del tubo y de esa forma levitar eficientemente, en vez de tener un raíl que repele al vehículo. Con todo esto, la intención es que sea sostenible. «La competición de Elon Musk está pensada para concursar por el vehículo más rápido. Ahora el reto es validar las tecnologías que tienen un consumo energético y de infraestructuras bajo para que sea comercializable».
Actualmente hay pocas empresas que están inmersas en el desarrollo. Se generaron dos empresas en América (Hyperloop One y Hyperloop Technologies), a las que se suma una en Canadá, mientras que en Europa tan solo son tres: una en Holanda, otra en Polonia y Zeleros. De momento, el prototipo que mayor velocidad ha alcanzado es de 300 kilómetros por hora, aunque aseguran que pronto llegarán a los 500.
«Lo que nos diferencia de otras propuestas es que estamos muy centrados en la tecnología y en especial la del vehículo. Otros hacen más análisis de rutas, pero es algo más comercial. Pensamos que aquí el reto es tecnológico, conseguir un sistema que funcione a esas velocidades y que sea eficiente», explican desde la empresa.
El próximos paso de Zeleros es integrar gran parte de las tecnologías que están desarrollando en un prototipo del vehículo —será uno de los primeros en Europa— y probarlo en pista. «Tenemos ya un plan y estamos buscando ubicaciones», reconoce. Su intención es encontrar un espacio, a poder ser en España, para poner en marcha esta pista de pruebas de varios kilómetros de perímetro. «Son unas dimensiones grandes, pero son realizables y permiten demostrar el sistema sin necesidad de fabricarlo a tamaño real». Para poder hacerlo, se encuentran buscando ronda de inversión con la idea de poder demostrar a finales de 2019 sus desarrollos a velocidades altas.
Recientemente, la empresa Hyperloop One se interesó por un terreno en Andalucía con el fin de hacer una pista de pruebas para el Hyperloop. «El ministerio no ha dicho que solo sea para Hyperloop One, pero sí que ha estado en conversaciones con ellos. Lo que nosotros creemos es que se debe tener en cuenta, si se pone en marcha, a todo el tejido empresarial español. Es bueno que esté en la agenda poner a prueba pistas de Hyperloop en España».
Zeleros lleva alrededor de medio millón de financiación conseguida y su próxima ronda será de dos millones de euros para desarrollar el vehículo. Actualmente, sus inversores son Plug and Play; Alberto Gutiérrez, CEO de Aquaservice, y Beatriz Lara, exdirectiva del BBVA. Además, están en el programa de aceleración de Lanzadera y de Climate KIC y recientemente fueron premiados en los Valencia Startup Awards.
A pesar de que la financiación privada es su primera fuente para realizar su proyecto y que la intención es focalizarse al completo en él, se han encontrado con que hay tecnologías del Hyperloop, como el magnetismo, que se pueden aplicar a otros sectores y están abiertos a colaborar con otras empresas. También se están centrando en la obtención de financiación pública, una vía que consideran interesante para seguir avanzando.
De hecho, están apoyando un movimiento a nivel europeo que demanda que Hyperloop se reconozca como medio de transporte, y se destinen fondos para desarrollarlo. «Esto supondría un elemento competitivo para Europa con respecto a América y Japón», señala Vicén. En ese aspecto han movido ficha con la Comisión Europea para pedir ese marco con la intención de consensuar un estándar europeo de Hyperloop.
Aunque el modelo de las empresas americanas es captar cantidades millonarias de inversión para desarrollar el sistema, su propuesta para Europa es la colaboración empresarial. «En Europa ya hay un tejido empresarial grande tanto aeroespacial como ferroviario y esto es una mezcla entre un avión y un tren. Creemos que hay muchas sinergias y que la industria está formada», asegura el cofundador de Zeleros.
«En España somos el segundo país con líneas de alta velocidad del mundo. Impacta, pero somos pioneros en alta velocidad. Nosotros creemos que apoyándonos de los partners adecuados podemos acelerar mucho el desarrollo de esa tecnología», concluye.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 44 de la revista Plaza