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de muro de alcoy a triunfar en eeuu

Iñaki Berenguer (CoverWallet): "Me gustaría sacar una empresa a bolsa"

19/05/2017 - 

VALÈNCIA. Iñaki Berenguer se ha convertido en uno de los emprendedores de referencia no solo en España, también en Estados Unidos. Natural de Muro de Alcoy se fue a las Américas para investigar y acabó dirigiendo su propia empresa.

Este jueves, fue premiado por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación de la Comunidad Valencia con el reconocimiento a la Persona destacada del sector. Doctor en Ingeniería por la Universidad de Cambridge, MBA del Massachusetts Institute of Technology (MIT) vendió sus empresas Contactive y Pixable y ahora se encuentra al frente de CEO de CoverWallet.

- Hablabas este jueves en la Universitat Politècnica de València sobre el impacto de la revolución tecnológica de las empresas.
- Destacaba cómo la tecnología está transformando todos los sectores. Hace diez años cuando la gente hablaba de tecnología lo hacía de un sector y eran empresas como Apple, HP, Cisco. Luego ya estaban otros sectores como el de viajes, el sector turismo, comida, banca o seguros y ahora en los últimos cinco años todas estas empresas que antes no se consideraban parte del sector tecnología se han vuelto empresas tecnológicas.

Si miras el presupuesto del BBVA o del Santander la mayor partida de presupuesto se va a la tecnología. Si tú le preguntas a un chaval de 20 años qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando piensa en su banco no es una sucursal, sino en la aplicación del móvil y en todo lo que puede hacer con ella. Los mapas, los móviles, internet, el big data, la realidad virtual, la realidad aumentada o la genómica se han incorporado en las empresas de todos lo sectores considerando a estas empresas tecnológicas que derivarán en muchos directivos con perfil tecnológico.

- Has vendido Pixable y Contactive, ¿deberían las empresas españolas pensar en que puede comprar startups para innovar?
- El modelo no es comprar o innovar. Se puede hacer un partnership con ellas. En Estados Unidos se dice build or buy, que es o construirlo tú mismo o comprárselo a otro y crear un departamento de innovación interno. Pero lo que tienen que entender las empresas más grandes es que pueden colaborar con las más pequeñitas.

Muchas veces ellas ya han tenido que pasar por pulir el proceso de qué es lo bueno y qué es lo malo a nivel de tecnología. Y creo que es más lógico que colaboren con una empresa pequeña y si a los nueve o a los doce meses crees que la colaboración está yendo muy bien y quieres tener un mayor control acabes comprándola. Pero comprarla sin haber tenido ninguna relación con ella es complicado. 

-¿Cómo ves a la Comunitat Valenciana en materia de emprendimiento?
- Está habiendo bastante actividad, en cuanto a tamaño de población y ecosistema de tecnología está donde debe de estar, la tercera de España. Hay mucho talento, muchas universidades. Están saliendo bastantes startups pero habrá que esperar cuatro o cinco años para que cinco o diez empresas que adquieran cierto tamaño. Es un proceso darwiniano.

Cuando una startup tiene éxito toda la gente que ha contribuido a ese éxito normalmente se recicla y aplican lo aprendido en otras empresas pequeñas. Al final, innovar implica hacer las cosas de forma diferente, pero igual solo tienes que innovar una cosa, el resto lo puedes replicar. La clave es que se recicle el talento para que salgan cada vez más empresas nuevas. 

- ¿Se puede comparar la Marina Real con Silicon Valley?
- No creo que haya nada malo en llamar a la Marina el Silicon Valley del Mediterráneo porque en cuanto a clima nos parecemos a California. Evidentemente, con un tamaño diferente, porque en cuanto a cantidad y madurez es diferente. De hecho, cuando ves dónde empieza una startup pequeña en San Francisco los orígenes no son tan diferentes a los orígenes de una startup valenciana.

Pero allí, cuando una empresa tiene cierta tracción, te dan más dinero los inversores y con ese dinero te vas y contratas a los que hicieron crecer a Linkedin, Twitter, Dropbox, Facebook, AirBnB o Uber y te los traes a tu empresa. Aquí, si te va relativamente bien, con el dinero que te dan los inversores, ¿de dónde contratas? No hay tantas startups de donde robar el talento.

Al final las empresas son personas y una o dos personas que tengan mucha imaginación, mucho liderazgo y quieran cambiar el mundo está bien pero cuando empieza a crecer la empresa necesitas un equipo para llevarlo al siguiente nivel. ¿Pero de dónde traes a esa gente?

- ¿Ese es el secreto de Silicon Valley?
- Allí la gente cambia de empresa cada tres años, se mueven mucho. Aquí despuntamos en determinados sectores, si la parte tecnológica la pone el emprendedor hay que buscar los recursos humanos, la logística, la internacionalización o el plan de negocio comercial. Si haces una empresa en el sector de supermercados coges a gente de Mercadona, si es de cerámica pues te vas a Pamesa y si es de alimentación te vas a Jijona y coges a alguien de las turroneras. Tienes que saber dónde te puedes nutrir de talento y yo no montaría una empresa en Valencia en un sector donde no hubiese nada de talento.

- ¿Las stock options limitan en España el captar talento?

- Si tú te quieres traer a la crème de la crème a una empresa pequeña, si quieres que David compita contra Goliat, David debe de rodearse de poquitos pero muy buenos. Suelen ser caros porque están en sitios consolidados donde están ganando sueldos elevados. Pero si no puedes pagarles tanto hay que hacer algo más. La ilusión de cambiar el mundo es apetitosa pero si eso conlleva que vas a cobrar la mitad pues al menos pensar que eso es tuyo y que vas a ser partícipe del éxito. 

- ¿En qué momento decides marcharte de España?
- Yo hice el COU en Valencia y la carrera de ingeniería en la Universitat Politècnica de València. Las notas me iban bastante bien y decidí hacer un doctorado. Estuve trabajando un par de años en HP en Bélgica, después haciendo un microchip para móviles de tercera generación y luego me fui a Cambridge. Estuve un par de años en Nueva York, haciendo investigaciones para el doctorado, pero todo muy teórico. Y ahí, por varias razones, me picó el gusanillo de montar una startup.

No estaba en mis planes, me llegó ya casi con 30 años. Entonces decidí que quería ir allí donde pudiera inspirarme y con gente que quisiera cambiar el mundo y me fui al MIT. Hice un master, me gradué y monté mi primera empresa. Cuando monté Pixable me fui a Nueva York y la vendimos a un operador de telecomunicaciones. Entonces montamos otra empresa y la volvimos a vender.

- ¿Cómo se siente uno cuando vende una empresa?
- No quieres vender la empresa, pero el proceso final de la venta es duro, porque es largo, no es como en las películas que te ponen un cheque en blanco. Son por lo menos cuatro meses de negociaciones, siempre tienes que estar de buen humor porque vas a acabar trabajando con la gente que te compra. El día que se firma lo ves como un descanso.

Obviamente, como emprendedor me gustaría sacar alguna empresa a bolsa porque cumples un ciclo más largo. Si alguien le pone un precio de millones de dólares a algo que tú has creado de la nada es gratificante pero sería mucho más satisfactorio poder llevarla a bolsa. Cuando la vendes tu sueño pasa a manos de otro pero en bolsa sigue siendo tu sueño.

Una empresa en Estados Unidos para que salga a bolsa tienes que llegar a una facturación de unos 100 millones al año. Lo tienes en mente pero tienes que ir poco a poco. Mi objetivo a largo plazo está claro pero los problemas son de corto plazo y cada etapa te tiene que ilusionar. 

- Pensando en premios como el del Hyperloop a los estudiantes de la UPV. ¿Se reconoce fuera el talento español?
- Se percibe que hay muy buena cantera. Salen muy bien preparados de las universidades pero la gente no viene todavía aquí a contratar a profesionales con experiencia. La gente intenta contratar egresados de la universidad o con un año de experiencia, pero la percepción es que no viene a contratar a alguien con siete años de experiencia.

En España la formación es muy buena pero la formación continua y sobre todo la técnica en empresas no es tan bueno, entiendo que porque no hay empresas líderes en el mundo impulsadas desde aquí de las que aprender.

- Tu última empresa impulsada es CoverWallet. ¿En qué consiste?
- Yo soy un científico reconvertido en emprendedor y del mundo de los servicios  financieros y de los seguros no entendía nada. En dos años me he vuelto un experto, pero no sabía nada. Pero como usuario sabía que si tienes una pequeña empresa debes tener un seguro, es algo bueno. Lo segundo que sabía es que gestionar los seguros es farragoso, es analógico. 

Entonces pensé que con lo que sabía de tecnología muchos de los problemas que tenían los clientes se podían resolver. En muchas industrias como la banca o el inmobiliario se ha perdido el foco en el cliente. Se optimizan procesos, se hacen las empresas más eficientes, pero no piensan de verdad en los problemas del usuario.

Nosotros nos centramos en la micro empresa que tiene que comprar un seguro de responsabilidad civil y de riesgos y tiene que ir a un agente asegurador que le da un servicio pésimo por ser pequeño. Pero con software le puedes dar a una persona una experiencia mucho más personalizada. Lo estamos haciendo para el mercado americano y somos 60 personas trabajando en la empresa, 20 de ellos en Madrid. Si hacemos las cosas bien podemos transformar un sector que estaba arcaico y donde la única forma de lidiar con los seguros era de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Esto es un proceso online siempre a su servicio.

- Pixable, Contactive,... ¿Cómo se consigue encadenar tantas empresas con éxito?
- Si has tenido éxito en una empresa es más fácil en la siguiente empresa bajar los brazos. En mi caso, me ilusiono enseguida en la siguiente compañía a pesar de tener que levantar otra vez algo desde la nada, lo que implica volver a tener problemas desde el principio, cancelar cenas con amigos, viajes de placer o cumpleaños un sábado a las diez de la noche.

Y te preguntas si necesitas volver a hacerlo. Pero la memoria juega malas pasadas y solo te acuerdas de lo bueno. Quieres resolver un problema para los clientes, que alguien perciba valor en lo que estás haciendo y eso es ilusionante.

- Muchos aseguran que irse a emprender a Estados Unidos no es nada fácil a pesar de lo que parece. ¿Cómo viviste tu primer año?

- Allí hay mucha inversión, mucho dinero, pero también hay muchos emprendedores. Es la Champions League donde todos quieren ir a jugar. Es hiper competitivo y de alguna forma tienes que vender esa visión al inversor, la de mostrarle que puedes aprovechar una oportunidad en un sitio que no había visto y que tú vas a ser capaz de hacerlo. Es una mezcla de storytelling, de liderazgo, de convencer a alguien de que tú tienes ambición y capacidad de ejecutar algo. 

- Muchos emprendedores estáis pasando a la parte de inversores. ¿Cuáles son actualmente tus startups invertidas?

- Invertí en PeerTransfer. En Valencia también he invertido en Closca y Geoblink. En Madrid tengo Cabify y Clicars, comprada por Peugeot. También tengo participaciones en Acierto, comparador de seguros de coche. En Barcelona en Tiendeo, que digitaliza los catálogos que te dan en el buzón, Zero2infinity, que es una lanzador de microsatélites al espacio, Mosaic Biomedicals, que investigan una molécula contra el cáncer o Dacksboard que ya se vendió. Tengo más o menos la misma cantidad en Estados Unidos.

-¿Qué ticket sueles invertir?

- Tickets pequeños en relación a las rondas. Suelen ser unos 50.000 euros. No es que les vaya a cambiar el mundo pero es un empujón de credibilidad porque cuando yo invierto en la startup hay otros inversores que invierten. Además, les doy de recomendaciones a la hora de tomar decisiones. 

- ¿Les sigue costando mucho a las startups españolas asumir el fracaso?
- Los emprendedores se están concienciando, no sé si el resto de sectores tradicionales lo ven de la misma forma. Pero el ecosistema emprendedor entiende perfectamente que esto es un proceso y que cuando estás atacando una oportunidad global y te salen competidores por todo el mundo es normal que pase. 

- Algunos no confían en lo que rodea al mundo startups. ¿Hay mucho vende humo?

- Hay mucha gente como asesores de empresas que no se sabe muy bien qué valor aportan. En las startups tiene que haber personas que pongan el dinero, otras que construyan y otras que vendan. El resto no sirve para nada y en el argot americano lo llaman fat, es la grasa. Una startup necesita ser todo músculo. 

- ¿Debería la Comunitat intentar atraer talento extranjero?

- Soy muy amigo de Iñaki Ecenarro, de Trovit, y la última vez que fui a verlos antes de que los compraran eran 130 empleados y me dijo que la mitad eran extranjeros, muchos europeos. Barcelona es una ciudad atractiva y hay gente de 25, 26 y 27 años que quieren pasar esos años de su vida y a ellos les permite crecer internacionalmente.

En Ticketbis, por ejemplo, cuidan a los Erasmus que vienen y se echan novio o se echan novia y se quieren quedar una temporada más. Eso puede ayudar mucho a la internacionalización de empresas y más cuando todos los contactos se pueden hacer por mail o por teléfono. Tener a un alemán trabajando aquí te ayuda a abrir el mercado de forma natural. Tiendeo, por ejemplo, la forma en la que lanzan en países nuevos es contratando a gente del país. Para pensar en global ayuda mucho si el equipo es internacional. Las cosas positivas de Barcelona también las tiene Valencia, así que también puede conseguirlo.

- ¿Afectará que Donald Trump sea presidente a la llegada de talento a EEUU?

- Puede ser por tema de visado y en EEUU si miras las 100 empresas más punteras en tecnología la mayoría las han fundado inmigrantes. Ya veremos como afecta. En mi caso no porque estoy en un sector más dinámico pero igual otros sectores más conservadores es peor, como el automovilismo o la agricultura.

- ¿Sería posible triunfar en España como tú lo has hecho pero en España?

- Claro, pero con otro tipo de empresas. Tenemos a Cabify, Ticketbis, Social Point, Carto DB va muy bien, Hawkers. Todas están mirando al mundo global y están saliendo desde aquí. Son emprendedores jóvenes, ambiciosos e ingenuos. Igual no habría emprendido en el mismo sector pero es posible que en otro sitio. 

- ¿Afectan los últimos ataques informáticos afectan a la confianza de los usuarios en las empresas tecnológicas?

- Viene a decir que hay que tomarse la seguridad muy en serio y las empresas tecnológicas lo tienen claro. Hoy por hoy, cualquier empresa de cualquier sector hace la mayoría de cosas por la vía digital donde tiene desde teléfonos de clientes a CRM. Esta gente, como lo digital le ha llegado más de sopetón, no se lo han tomado tan en serio. Pero aún es peor lo que no confían en digital porque acabará muriendo el negocio.

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