VALÈNCIA. Eso de que los nuevos tiempos y los trabajos del futuro exigen “empezar la enseñanza por escribir código antes que aprender a escribir y leer” como sostiene Esther Borao, cofundadora de The Ifs, no lo comparten todos. Ni siquiera los informáticos. “Claro que es importante entrenar el pensamiento computacional desde edades tempranas para la comprensión de un mundo que se dirige a la digitalización de todo, pero tan prioritario me parece esto como la lectura. De lo que se trata es de desarrollar el pensamiento crítico. Mi casa está llena de libros y procuro inculcar el hábito en mis hijos”, afirma Pablo Garaizar, profesor de Programación en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto.
Con el propósito didáctico de formar desde edades tempranas la alfabetización digital diseñan en Deusto Learning Lab una colección de juegos de mesa para niños enmarcados en el proyecto Compus. El primero de estos juegos es Moon, orientado a niños de a partir de 11 años y con el que persiguen enseñarles cómo es un ordenador por dentro. “No podemos acabar atribuyendo unos superpoderes mágicos a una elite tecnológica, de la misma manera que se hacía antes de que se descubriera la imprenta, cuando la escritura y la transmisión del conocimiento estaba confinado en los monasterios”, es el razonamiento de Garaizar
Pero, al margen de que en el futuro todo vaya a ser binario o no, Marta Ferrero, investigadora en Educación, dice que le cuesta concebir la docencia sin los libros. “Cuanto más se lee, más se capacita la comprensión lectora, que es fundamental para decodificar lo que se aprende. A eso hay que añadir el acceso al conocimiento que ha ido generando la humanidad a lo largo del tiempo, que es muy amplio y diverso y su potencial para despertar la imaginación y la creatividad. A mí, privar a la sociedad de los libros, me parece un castigo”.
Aún así, el sector del libro no para de sufrir sobresaltos. “Si hace unos años se vaticinaba la desaparición del papel a favor de la lectura digital y el ebook, hoy se sabe que ambos formatos pueden convivir perfectamente porque la tendencia es a lo híbrido. Dependiendo de donde esté, el mismo lector recurre a la pantalla, preferentemente móvil, para consumir un contenido y al libro cuando está en su casa o para leer en la cama. Este es el modelo de las personas que más leen en la actualidad”, afirma Javier Celaya, responsable de Dosdoce y una de las voces más autorizadas en esta materia en nuestro país.
Para ver las tendencias en el sector Celaya nos remite al último informe publicado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) bajo el título ‘Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros‘, “un informe que no se ofrecía desde 2012”, observa. En él se aportan datos relativos a los hábitos de compra de libros, el número de libros en los hogares, la lectura digital, uso de bibliotecas, uso de Internet, y otros hábitos de ocio y la lectura.
El resumen que ofrece Javier Celaya es que, en términos generales, el estudio concluye un incremento en el número de lectores, llegando hasta un 65,8%. De estos, un 59,7% lee por ocio en su tiempo libre. En lo que respecta a la lectura digital, también aumenta pasando de un 11,7% en 2012 a un 27,2% en 2017 lo que pone de manifiesto que la opción mayoritaria continúa siendo el papel. En cuanto a los que optan por la lectura digital los soportes que dominan son las tabletas (32,8%) y los móviles (20,2%), bastante alejados del ordenador. Por el contrario, aunque los ereaders se mantienen estables, su uso es inferior al 10%. Otra tendencia a la que Celaya augura un largo recorrido es el audiolibro.
La confluencia armonizada entre la digitalización y el mundo analógico en los colegios es lo que, desde sus orígenes, ha perseguido BlinkLearning, compañía tecnológica educativa. Para ello tuvieron que llegar a acuerdos con más de 50 editoriales educativas. Ahora están presentes en más de 4.500 colegios, uno de ellos el Iale International School de Valencia, donde los niños trabajan con tabletas con los contenidos de las editoriales adaptados. Gonzalo Baranda, CEO de la compañía, siempre ha concebido la tecnología como una herramienta al servicio del profesor, nunca como un posible sustituto.
Para fomentar la lectura y democratizar el acceso a todo tipo de documento desde cualquier lugar del mundo concibió Rodrigo Rodríguez la idea de crear Odilo. Se trata de un marketplace de gestión de contenidos digitales de todo tipo (documentos, libros electrónicos, audio, vídeo…). A través de él puede accederse, por ejemplo, a todos los fondos de las bibliotecas públicas nacionales (exceptuando las del País Vasco), pero también de las privadas, de las administraciones, o de las empresas, entre muchos otros. El modelo de negocio se orienta a un B2B por lo que los usuarios particulares solo pueden acceder a los más de 1.400.000 contenidos disponibles a través de los 2.000 clientes que tienen, entre empresas y organizaciones.
La startup, que cuenta ya con 72 empleados, fue elegida por la Comisión Europea para impulsar el fomento de la lectura en Europa. “Desde Odilo- declaraba su CEO- estamos enormemente agradecidos de ser elegidos por la Comisión Europea y contar con su apoyo para trabajar juntos en la democratización del acceso a los contenidos educativos, así como en el desarrollo tecnológico de soluciones que ayuden a los estudiantes a poder mejorar sus índices de comprensión lectora y, en consecuencia, su desempeño escolar”.
“En realidad, yo creo que la tecnología ha contribuido a que se lea más, que es lo que importa. El formato es lo de menos”, concluye Celaya.