VALÈNCIA. Un despacho de la calle Sorní. Hay una gran mesa de roble, un ordenador negro, una montaña de sentencias, una agenda de profesión no liberal, una grapadora y un cubilete con bolis y subrayadores. En otra mesa, redonda, que en la vida sin covid albergó reuniones y confidencias, hay una pila de camisetas antiguas de fútbol. También hay dos estanterías sin un hueco libre. Tienen libros de derecho penal, civil y la colección completa de jurisprudencia que va del año 1989 al 1992. En uno de los estantes hay un escudo heráldico forjado en hierro de Uclés, Cuenca. En otro, una placa dorada que en su día anunció que en el inmueble ejercía un abogado. En algún momento estuvo fijada con cuatro tornillos al muro del edificio. En la placa se lee el nombre del padre de Marta Sans (València, 1989. El año en el que el Nápoles de Maradona jugaba la semifinal de la UEFA contra el Bayern). "Maradona saltó al campo a calentar, y entonces se produjo el calentamiento más famoso de la historia. La peña dando palmas y todo al son del Life is Life de OPUS. Me parece simplemente una genialidad. La verdadera belleza del fútbol".
Para la Tesorería General de la Seguridad Social Marta es abogada penalista, para el mundo digital es la autora de Futbolenders, la cuenta de Instagram que se nutre del fútbol de los años 90 y principios de los 2000. Camisetas retro. La España de los futbolistas en los reservados de las discotecas —con un séquito de modelos como si fueran perros falderos—. La España de Jesús Gil y Nueva Rumasa de patrocinador del Rayo Vallecano; Terra Mítica en el Valencia; Marbella de sponsor en el Real Valladolid y en mitad de la zamarra verdiblanca del Betis.
"Desde los seis a los catorce años coleccionaba cromos de fútbol. Me compraba la guía de Marca. Me sabía todos los futbolistas, los estadios, los equipos. Era una enciclopedia. Hace unos dos años, hablando con un amigo, empezamos a recuperar futbolistas. “¿Te acuerdas de este? ¿Y de este otro?”. Me di cuenta de todo lo que tenía en la cabeza, de que sabía contestar a todas preguntas naranjas del Trivial. Tenía que utilizarlo. Así surgió Futbolenders". Marta nunca ha jugado al fútbol profesionalmente, pero ha estado muy ligada. Y en ocasiones, apartada. "De pequeña estudié en el Pilar (Nuestra Señora del Pilar. Colegio concertado perteneciente a los marianistas católicos). Jugaba al fútbol en los recreos, al salir del colegio… lo único que me faltaba era entrenar con mis amigos, pero el equipo de fútbol de mi colegio no admitía chicas. Mi madre fue a preguntar si podía jugar, y le dijeron que no. Ni siquiera entrenar".
El rechazo no provenía de sus compañeros —"he de decir que siempre he estado incluida en todos los partidos, me tenían en cuenta. Otra cosa es que luego me pasaran el balón o no. A lo mejor es que no era tan buena como creía"— sino de la propia institución académica, de donde tienen que emanar los valores de integración e igualdad. "En el 2001 conseguimos hacer el primer equipo femenino del Pilar. El trato no era para nada igual que el de los chicos. Nos teníamos que pagar la federación e incluso los árbitros. Nos daban el peor campo, a las tres de la tarde. No hubo conflicto, porque no veíamos el problema".
El “golpe en la cabeza” es la metáfora empleada en el feminismo para hablar del momento en el que una mujer se da cuenta de que la vida es injusta para la mitad del planeta. En el contenido de Futbolenders, las imágenes corresponden a la órbita de la beautiful people de finales del siglo pasado pero la intención es ser un balonazo en la cabeza. "El objetivo final de Futbolenders es reivindicar que el fútbol es de todas. Me interesa tomar ese fútbol de antes, que era distinto, como objeto de cultura pop. Las modelos con futbolistas, Guti y Arancha de Benito, el cumpleaños de Ronaldo. Me gusta echar la vista atrás y analizar aquel disparate".
Marta va vestida con una camisa azul, sedosa y brillante, inspirada en los looks más festivos de Tony Vairelles, el príncipe gitano del fútbol. Los pantalones, negros con una lígera campana atípica para esta década, se miran en la estética de la presentación de CR7 en 2003. Para las fotos de este artículo, se pone la camiseta del Club Atlético de Madrid —su equipo, su angustia y su éxtasis— sobre la camisa y sin dejar el aura de letrada, baja a la calle. Nadie le presta excesiva atención. En 2014, los aficionados del Valencia CF la insultaron por vestir esa equipación. "Fue en el Mestalla. En un partido del Atleti. Iba sola, con la camiseta tapada hasta que entré en el estadio para no soportar frases de machismo callejero. Al Atleti le metieron dos goles y me dijeron de todo. Estaba muy cerca de la grada visitante, pero no me dejaban pasar porque no había adquirido la entrada en el Calderón. La jefa de seguridad me socorrió y me llevó a la grada visitante".
Además del impulso animal por aniquilar al rival, en los partidos abundan las vejaciones a todo lo diferente. "Ir a un partido y escuchar insultos homófobos, racistas, machistas, que a las mujeres se les trate como si no supieran de fútbol… Quiero reivindicar que el fútbol no tiene que seguir un modelo pensado solo para hombres heterosexuales. Que si va un negro a un partido el público no grite 'negro hijo de puta', o si va un homosexual que no tenga que escuchar un 'Guti maricón'".
"Los años 90 fueron especialmente duros en cuanto a agresiones racistas, homófobas o ideológicas. Unos de los máximos responsables de esto fueron los grupos ultras, bajo el pretexto de animar a un club, se les carta blanca para exponer su ideología. Con el fútbol como excusa, miles de jóvenes eran adoctrinados en conductas que promovían el odio y la violencia, y siempre escudados en la pertenencia a un grupo. Con el fútbol como excusa, se asesinó a Aitor Zabaleta, Manuel Ríos, Iñigo Cabacas o Jimmy, entre otros. Algunos de estos crímenes de odio han quedado impunes por la imposibilidad de determinar la identidad de los autores".
La Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte hizo que los clubs fueran parte activa de la prevención de estas actitudes. "Hubo directivas muy valientes, como la del Real Madrid y Barça, que se atrevieron a plantar cara a los ultras y sacarlos. Cuando Florentino Pérez disolvió y expulsó del estadio a los Ultras Sur profanaron la tumba de la mujer del presidente del Real Madrid. Aunque hay clubs que aún no han expulsado a los ultras".
Marta saca de la montaña de papeles un grueso manual de análisis de simbología del odio publicado por el Cuerpo Nacional de Policía. "La ley ha ayudado a limpiar de violencia los estadios, y con ello fomentar un fútbol mucho más plural. El aislamiento de estas conductas ha generado una mayor facilidad a posteriori para identificarlas y condenarlas".
"El año pasado la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona entró de oficio y se querelló contra dos aficionados del Espanyol por insultos racistas a Iñaki Williams, jugador del Athletic. A pesar de haber llegado muy tarde, creo que este hecho ha abierto un camino importantísimo hacia la liberalización de la violencia y las conductas intolerantes".
"Mendieta fue el primero al que recuerdo admirar. Le quería muchísimo. Me dolió su marcha a la Lazio y le hice culpable durante una época. Con los años entendí lo que tienen que ver las directivas y el dinero con este tipo de decisiones. Eto'o fue el primero en hacer ver lo que llegan a doler los insultos racistas. Estuvo dispuesto a abandonar un partido por los insultos. Ojalá no le hubieran convencido, estoy segura que entonces sí se habrían puesto las pilas en erradicar estas conductas tan desgraciadamente habituales. Ulen Guerrero, es un tipo de jugador en cuanto a cultura pop que ya no existe. One man club. Me parece un gran ejemplo de persona y de jugador. No es un prototipo de masculinidad como ahora, era un verdadero ídolo de masas. Esa melena, esa mirada, esa sensibilidad, esa fidelidad".