Ilustres Veraneantes

Fernando Mulas, de Cabo de Palos a Jávea

25/08/2018 - 

VALÈNCIA. Este prestigioso neuropediatra que mantiene una intensa actividad profesional y cultural, es un apasionado del mar, donde desde bien joven se crió y se bañó en las cálidas aguas del Mediterráneo, de su Cabo de Palos natal a Jávea, por la que siente especial predilección.

-¿Cómo eran los veranos de tu infancia?

-En Cabo de Palos, algo muy lúdico, relajante y gratificante. El mar nos rodeaba físicamente, teníamos la casa junto al Faro de Cabo de Palos y además teníamos muy cerca la Manga del Mar Menor, un paisaje lleno de naturaleza. Realizábamos excursiones al Monte Blanco, una gran duna de arena blanca que desgraciadamente pereció ante la proliferación de edificaciones. Estábamos todo el día en bañador y pasábamos mucho tiempo junto al mar. Además nací ahí en Cabo de Palos porque nací en verano y eso lo llevo a orgullo, aunque oficialmente soy natural de Cartagena, pero aún conservo una crónica de la época donde se destacaba mi nacimiento.

-Te criaste en el sur de España, ¿dónde ibais a veranear en esa época?

-A partir de los seis años vivía en Sevilla, mi padre era ingeniero de minas y trabajaba en Aznalcóllar, pero todos los veranos seguíamos yendo a Cabo de Palos, ahí nos juntábamos los seis hermanos y había pandillas de todas las generaciones. La casa familiar era grande y pasábamos unos días maravillosos.

-La adolescencia y el verano, una combinación explosiva.

-Recuerdo que justo salió la canción del Dúo Dinámico ‘Quince años tiene mi amor’ cuando yo tenía esa edad, en plena adolescencia y cuando hacíamos excursiones de luna llena, donde lógicamente se dieron las primeras cogidas de mano y enamoramientos. Tocábamos la guitarra, hacíamos algunas hogueras y bajo la luna llena los chicos hacíamos serenatas a las chicas, era una época muy bonita.También recuerdo que el verano que acabamos el PREU nos fuimos a Mallorca entienda de campaña. Cogimos el barco desde Valencia y llegamos a nuestro destino soñado. Era la primera vez que estábamos solos, recuerdo nuestro primeros escarceos con algunas turistas francesas.

-Estudiaste Medicina, una carrera difícil, ¿cómo eran los veranos durante la época universitaria? 

-Los primeros años de la carrera me fui a Inglaterra a aprender inglés a una casa y los últimos años tuve que realizar las milicias universitarias, el primer año estuve en el campamento de la Granja de San Ildefonso en Segovia y el segundo año pude obtener plaza para ir al Hospital Gómez Ulla en Madrid, era una especie de mili especial para médicos, de ahí salíamos de alférez médico.

-En tu época se instauró el actual MIR, ¿cómo viviste esa difícil prueba?

-Primero realicé un año de internado rotatorio, y viviendo en Madrid solicité la Fe deValencia por el gran prestigio de su Departamento de Neurología, pero como pasábamos por varias áreas, estando en pediatría decidí dedicarme a la neuropediatría, actividad que comencé a desarrollar profesionalmente en el Hospital La Paz deMadrid porque mis padres vivían allí.

-¿Con qué edad llegas a Valencia? ¿Sigues veraneando en Cabo de Palos?

-Llegué a Valencia con 32 años como Jefe de la Sección de Neuropediatría en el Hospital La Fe donde he estado trabajando hasta hace unos años. Entonces empezamos a veranear en Alcocebre donde los padres de mi mujer, Carmen, tenían una casa y ahí surgió nuestra afición por la navegación en una lancha, que con el tiempo se ha transformado en disfrutar de la vela.

-¿Se puede decir que estamos ante un médico convertido en lobo de mar?

-Más por afición que por experiencia, he navegado principalmente por el Mediterráneo y también por el Cabo de Hornos. Todo empezó cuando hace 30 años decidimos venirnos a Jávea, un lugar paradisiaco con calas increíbles, con un mar típico mediterráneo –similar al de Cabo de Palos– y donde disfrutamos mucho de la navegación a vela, salir con amigos y recorrer la bahía aunque sea un par de horas, es algo con lo que disfrutamos plenamente.

-Jávea, un destino clásico de la sociedad valenciana y madrileña, no sólo por su ambiente sino también por sus condiciones naturales, ¿qué opinas?

-Además de buenos amigos y conocidos tanto valencianos como madrileños, nos gusta especialmente el lugar por sus condiciones náuticas, un mar donde casi todos los días puedes salir a navegar. Además estamos muy cerca de Ibiza donde se puede llegar navegando a vela en unas ocho horas. Y no sólo disfrutamos de Jávea en verano, nos encanta venir durante el invierno, es un privilegio tenerlo a sólo 100 kms de Valencia y poder disfrutar de su gastronomía y paisajes, de hecho tenemos un grupo de senderismo y recorremos parajes de la zona, la última salida fue al Cabo de San Antonio que ofrece unas vistas espléndidas.

-Intensa actividad académica y profesional, que siempre sabes combinar con un ocio edificante.

-Así es, la parte profesional es importante pero pienso que no todo es ciencia y por ello combino actividades lúdicas que sean tonificantes para el cerebro. Formo parte del grupo de teatro y del de poesía del Colegio de Médicos de Valencia, organizo mensualmente un Cinefórum en mi clínica donde con un grupo de amigos vemos y analizamos películas de todas las épocas. Y también me gusta mucho viajar.

-¿Aprovechas el verano para viajar?

-Los últimos años hemos estado en Croacia y África. Este año nos vamos unos días a Escocia, a recorrerla en pareja. Gracias a Dios a mi mujer Carmen le encanta viajar y disfrutamos mucho juntos. También es cierto que he visitado muchos países con motivo de la asistencia a congresos médicos, suelo participar en dos o tres al año, y eso me ha permitido conocer prácticamente todos los continentes, desde Japón a Australia, Sudamérica o Canadá.

-Además de tu trabajo en la sanidad pública, eres el director del INVANEP –InstitutoValenciano de Neuropediatría–, ¿echas de menos La Fe?

-Desde hace 20 años, cuando se creó el instituto he trabajado en ambos centros, y desde que me jubilé la dedicación es plena en INVANEP –dedicados al TDAH, epilepsia y autismo, colaboramos con el centro Red Cenit en un programa de investigación sobre realidad virtual inmersiva para niños con autismo– y también como consultor de un centro de parálisis cerebral –Fundación FUVANE– y otro centro de atención –IVASS–. Respecto a La Fe, solamente añoro el antiguo hospital infantil, puesto que el cambio a la nueva Fe ha supuesto un retroceso para el desarrollo de la pediatría y especialidades como la neuropediatría.

-Tu análisis crítico sobre la actualidad lo has canalizado con una vocación política, cuéntame.

-Desde hace unos años sentí la obligación moral de aportar algo a la sociedad y me afilié a Ciudadanos para intentar mejorar el futuro de nuestros hijos. Coordino el grupo de Sanidad que reporta sus estudios y análisis al diputado Juan Córdoba. Concretamente sobre La Fe, conseguimos que se aprobara por unanimidad en las Cortes Valencianas una propuesta no de ley para que se restituya la funcionalidad y el espacio físico del Hospital Infantil La Fe de Valencia.

-Llegaste a ser candidato al Senado, ¿cómo fue tu experiencia en la primera línea de la política?

-Fue una experiencia agradable y formativa, me permitió conocer de cerca los entresijos de la política, aunque actualmente no formo parte del aparato orgánico del partido, mantengo una disposición a colaborar para mejorar el futuro político de nuestro país, actualmente muy deteriorado y creo que Albert Rivera simboliza una esperanza de futuro muy positiva.

-El final del verano llegó que decía el Dúo Dinámico, ¿qué sensaciones tienes?

-Siempre tengo recuerdos muy agradables, el Mediterráneo me hace sentir vivo y me da fuerzas para afrontar cada nuevo curso. La nostalgia es una grata sensación que yo intento transformar en recuerdos positivos que me sirven a modo de recarga porque mi espíritu mediterráneo se mantiene durante todo el año. Me siento plenamente identificado con la canción de Serrat, nací en el Mediterráneo y sigo estrechamente vinculado a él.

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