MADRID. La calificación crediticia de Santander está impulsada por el sólido y experimentado modelo de negocio de la entidad en banca minorista y comercial, que produce un flujo de beneficios fiable y bien diversificado y genera capital a nivel de grupo. Creemos que este modelo de negocio ha demostrado su resistencia a los shocks, habiendo resistido la crisis financiera mundial, el colapso del mercado inmobiliario español, la crisis soberana de la zona euro y una reciente recesión en uno de sus mercados clave, Brasil, sin que haya dañado su capital.
De cara al futuro, Banco Santander se enfrenta a retos adicionales en el Reino Unido como consecuencia de la incertidumbre macroeconómica relacionada con el Brexit, mientras que las perspectivas para España y Brasil son más positivas. Además, la gran demanda de crédito en los mercados emergentes está compensando las débiles perspectivas de crecimiento del volumen en Europa. Esto ha llevado al grupo a redistribuir de forma rentable el capital de las operaciones europeas generadoras de efectivo a filiales de rápido crecimiento en los mercados emergentes.
Debido a la presencia del grupo en varios mercados desarrollados y emergentes, consideramos que los principales retos actuales para Banco Santander serán los diferentes requisitos y prioridades regulatorias de las distintas autoridades y la garantía de que se cumplan los requisitos prudenciales y de supervisión, tanto a nivel de grupo, como a nivel local.
En el día del inversor que celebró en abril, la entidad presidida por Ana Botín presentó los detalles de su estrategia para la digitalización de sus filiales. Consideramos positivo el esfuerzo de Santander en innovación digital, ya que protege el exitoso modelo de negocio de la entidad frente a las perturbaciones tecnológicas. En este sentido, el perfil crediticio de Santander podría verse beneficiado si estos esfuerzos condujeran a una mayor consolidación de la posición competitiva del grupo en sus diferentes mercados.
A pesar de lo anterior, debemos señalar que Banco Santander probablemente se enfrentará a un entorno operativo más estricto en el caso de un 'Brexit duro', lo que podría afectar a la calidad de sus activos y a su rendimiento en el país. También debemos señalar el riesgo de nuevas fusiones y adquisiciones, ya que Santander ha sido históricamente un actor activo. Hasta ahora, la mayoría de los movimientos corporativos se han integrado de forma efectiva y satisfactoria, pero sigue existiendo el riesgo de que una transacción inesperada de gran envergadura pueda tener consecuencias negativas en los fundamentales del grupo, incluidas las medidas prudenciales.
Por último, las tensiones sobre la deuda soberana y bancaria española podrían afectar negativamente al rating del Banco Santander, aunque los resultados económicos y fiscales de España siguen siendo tranquilizadores por el momento.
Marco Troiano es responsable de calificación de Instituciones Financieras de Scope Ratings