SERIE DE ESPACIOS DE TRABAJO CREATIVO

En tu ofi o en la mía: Espacio Equis

La calle Gutenberg de València es una vía insólita. En su límite, a la derecha, un espacio que se abre sin presuponerlo

22/05/2019 - 
Lugar: Espacio Equis
Dirección: Calle Gutenberg 12, València
Metros cuadrados: 300m2
Año de inauguración: 2019

VALÈNCIA. Un grupo de whatsapp. Tres socias. Un propósito. La búsqueda, ponerle nombre al nuevo espacio que está a punto de nacer.  ‘Llámalo equis’. El primer pálpito es la mejor pista. Se llamará Espacio Equis.

Espacio Equis está en la calle Gutenberg de València. Y esa ubicación define el resto. Su personalidad intrincada a una vía insólita. Hay que hace toc-toc sobre un picaporte con las uñas pintadas de amarillo (no hay timbre, excepto los trabajadores del espacio, que abren con una app). Se descubre una nueva área de trabajo que hasta hace poco tiempo acogía un taller de moda. Diáfano, alargado, con una terraza a modo de broche que ejerce de costa: se cuela el sol, crece la vegetación.

Fotos: EVA MÁÑEZ

En el primer golpe la mayor noticia es lo que no se ve. Un silencio atronador que envuelve. Solo se rompe por improvisados zapateados del piso de arriba, donde el viejo teatro sigue siendo lugar de ensayos. O por los visionados colectivos de… sí, Juego de Tronos. “Todos los lunes, desde que se estrenó la última temporada de Juego de Tronos, vemos el capítulo todos juntos en la sala de reuniones mientras comemos. Y después nos gusta tomarnos el café a la fresca. Sacamos las sillas a la puerta que a esas horas siempre tenemos sol y nunca faltan unos buenos memes”, cuentan.

Ellas son ocho, un puñado de profesionales dedicadas a la ilustración, diseño, fotografía, pintura, desarrollo web. Cuando tres de ellas llegaron por primera vez a la Equis sintieron una pequeña carga de frío: “Fue un día de verano a mediodía y al entrar lo que más nos impactó fue la luz que entraba a través de la terraza interior y el fresquito que hacía para ser agosto. A simple vista se ve todo lo que nos enamoró: los arcos, techos de 4m, viga vista original, paredes de ladrillo de 1800 a media altura... Y todo en un espacio diáfano”.

También el legado que estaba a punto de pasar a sus manos y que viaja hasta 1810. Antiguo casino republicano del Carmen, asociación de artistas (derivó en la PIU, Plataforma de Intervención Urbanística) o taller del diseñador Álex Vidal. No estaba en sus planes ser las nuevas habitantes. “Llegó a nosotras en un momento de cambio profesional, en el que ni siquiera estábamos buscando un estudio. Fuimos a verlo y nos enamoramos, vimos que tenía muchas posibilidades y que era el sitio ideal para desarrollar nuestra profesión, pero enseguida supimos que la única forma de conseguirlo era compartiendo el espacio. Así que decidimos tirarnos a la piscina y todo se convirtió en una cuenta atrás”.

Tic, tac, tic, tac. En ese avance, muchas manos (ellas, pintoras y diseñadoras, configuraron la nueva estética) y poco armatoste corporativo: “nos gusta que cada uno puede sentir que es su propia oficina y mostrarlo así ante sus clientes. Para conseguirlo intentamos que el espacio no esté personificado, huimos de logos en las paredes o en la puerta.  No es lo mismo recibir a un cliente en un coworking que en tu propio estudio”.

La puerta se abre, la mano del picaporte, con las uñas pintadas, parece despedirse. La calle a la que se aboca, desnorta. Es la vía Gutenberg. Donde la equis resuelve la incógnita.

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