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El 80% de la economía de los países ricos se sustenta en intangibles

Empieza a tomarte en serio los valores ocultos de tu empresa 

19/12/2016 - 

VALENCIA. La caída del mercado inmobiliario alejó también a las empresas de la inversión en el sector. Todavía hoy acudimos a una apresurada desinversión en sectores como la banca asustados por la abrupta caída de la rentabilidad de estos bienes. Y es que la irrupción de una economía global basada, cada vez más, en el uso de las tecnologías, obliga a la deslocalización de las empresas y a apuntar el foco en otros valores.

Ni los recursos naturales ni la población absoluta de un territorio determinan la riqueza de los países. De ser así, China o Venezuela estarían a la cabeza de las economías mundiales cuando, en realidad, distan todavía mucho de economías como la suiza. En el caso concreto de España, lo que representan los recursos naturales a la riqueza, es un 3%.  Lo que de verdad permite desde hace décadas adelantarse a un país, son la organización política y los procesos empresariales adaptados a los nuevos mercados y a la globalización. En este entorno es donde los activos intangibles cobran fuerza dentro y fuera de la empresa. 

“El valor en aumento de estos activos es el fruto de una economía que empezó a desarrollarse en la década de los 80, empujada por las necesidades internas de las compañías para distinguirse y garantizar su supervivencia. A partir de ese momento, el peso de los valores añadidos en la economía da un salto cualitativo”, se dice en el libro “Los intangibles en el valor de las empresas” de los profesores Jesús Timoteo Álvarez, Gustavo Matías, Eduardo Buxaderas y Sonia Ferruz. En él advierten de que una de las principales diferencias entre los países ricos y los que están en vías de desarrollo es que, el 80% de la economía de los primeros, se sustenta en intangibles.

También la actual presidenta de Cotec y ministra de Ciencia y Tecnología en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, Cristina Garmendia, apuntaba que, mientras que en EE.UU, más del 60% de la financiación empresarial se destinaba a activos intangibles, en España, el mismo concepto, absorbe sólo el 37%, 3 puntos menos que la media europea (40%). “Estamos aún lejos de ese 60%, pero la buena noticia es que en los últimos años hemos crecido 7 puntos”, decía Garmendia. 

Cuáles son 

Otro de los cambios que observa el profesor Timoteo Álvarez es que “en los últimos 10 años, ha caído el concepto de una economía de intangibles entendidos sólo como instrumentos de valor añadido, como la guinda de una buena estructura productiva. Esto está dejando de ser así porque en la economía actual el cliente, como se entendía antes, ya no existe. Hoy se le llama, en muchas ocasiones, seguidores o usuarios. Hay que hablar de una simbiosis entre lo que antiguamente llamábamos cliente o mercado con los procesos productivos”.

Por otro lado, la aparición de nuevos modelos de negocio acarrea el surgimiento de un nutrido grupo de activos intangibles desconocidos hasta el momento. No hablamos sólo de patentes, sino también de know-how, de procesos productivos, diseño, algoritmos y otros activos digitales como las bases de datos, una app o un software. Es decir, todo aquello que aporte valor diferencial a una compañía, incluido el talento humano y la reputación online. “Cualquier innovación empresarial que implique un cambio (no solo tecnológico), que genere conocimiento (no solo científico) y que sea capaz de generar valor (no solo económico)”, es como debe entenderse, según Garmendia, el concepto de innovación.

La tasación

El problema que nos encontramos es que el sistema financiero sigue más centrado en la financiación de los bienes tangibles de las empresas, pese a que los intangibles representan una parte cada vez más importante del capital y del conjunto de la inversión del sector privado. La causa radica en la dificultad de tasar estos activos y que, en muchos casos, representan una riqueza más a futuro que inmediata. Faltan, asimismo, instrumentos financieros para compartir el riesgo y ayudar a usar estos bienes en los proceso de financiación de las empresas. Este es el freno que encuentran muchos negocios con fuerte componente tecnológico. 

Ello no quita para que las startups deban perseguir la calidad de sus activos, de los que han de tener un riguroso control, dado que, en caso de no poder seguir adelante, siempre les quedará el recurso de transferirlos a otros proyectos o ponerlos a la venta a otras empresas que deseen ganar tiempo en los procesos. 

Los métodos tradicionalmente aceptables para la valoración de los activos intangibles identificables y de la propiedad intelectual se basan en el mercado, en el costo y en los cálculos aproximados de beneficios económicos pasados y, conforme a estos, a futuro. Según escribe el asesor de startups Vicente Esteve en uno de sus post, “los activos intangibles se reconocen, inicialmente, por su coste de producción (con personal y materiales propios) o de adquisición (por pagos a terceros)”. 

Los digitales más rentables

“El 58% de los activos digitales se pueden reutilizar” afirma Natalia Rodríguez, cofundadora de Pivotta, un marketplace de activos digitales intangibles. Según un estudio realizado por esta startup, las bases de datos “son los activos digitales más valorados por las empresas, sobre todo si tiene una buena segmentación y los clientes están fidelizados”. Añade, además, que las apps y las webs “suelen ser los activos más demandados ya que una pequeña adaptación de diseño permite, a la empresa que los adquiere, lanzar rápido un producto mínimo viable”. En la misma línea, el cofundador de Plug and Play en España, Rubén Colomer, afirmaba que “las startups tienen que estar preparadas para cualquier escenario y cerrar la empresa es uno de ellos, y no es precisamente barato”.

Sin embargo, aunque muchos sean aprovechables, hay que tener en cuenta el riesgo de obsolescencia de estos bienes con la consecuente depreciación de los mismos por eso, un dato fundamental será aportar el cálculo de la vida útil y la tasa de depreciación recuerda Kelvin King, fundador de Valuation Consulting, consultara de activos intangibles. “La valoración es más un arte que una ciencia, y además, supone un estudio interdisciplinario en el que entran en juego el Derecho, la economía, las finanzas, la contabilidad y las inversiones. Sería imprudente realizar cualquier tipo de valoración adoptando las así llamadas normas del sector industrial sin prestar atención al marco teórico fundamental de la valoración”, concluye.

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