Los demócratas han retomado la mayoría de la Cámara de Representantes y los republicanos retienen el Senado, lo que puede implicar la vuelta a la situación 'normal' de paralización legislativa
MADRID. Los demócratas en EE UU han retomado la mayoría de la Cámara de Representantes mientras que los republicanos retienen el Senado. De manera que Washington puede pasar a la paralización de costumbre, con poca legislación importante los próximos dos años. De hecho puede marcar el retorno a la situación 'normal', no hay más que recordar la paralización durante la presidencia de Obama.
De todas formas, cualquier signo de cesión de tensiones de comercio entre EE UU y China puede tener un impacto más significativo para los activos de riesgo que estas elecciones de mitad de mandato, que históricamente son favorables para los mercados de acciones, más cuando hay estancamiento político. Pero de momento no está en nuestro escenario principal, ya que la posición dura con China todavía tiene un amplio apoyo de republicanos y demócratas. De hecho, aunque los Demócratas no quieran colaborar con Trump, puede haber un 'compromiso pasivo' en política comercial, especialmente respecto a China. Incluso el demócrata del Senado Chuck Schumer ha aclamado a menudo a Trump por su tono agresivo hacia China. A falta de cambios en la Cumbre del G20 de Buenos Aires del 30 de noviembre al 1 de diciembre, donde Trump se reunirá con el líder chino Xi Jinping, es probable que las tensiones se intensifiquen y se apliquen aranceles a todas las importaciones de China. La puerta permanecerá abierta a la negociación, pero es probable se prolongue hasta las elecciones presidenciales de 2020.
Los demócratas pueden querer intensificar investigaciones sobre la campaña electoral 2016 de Trump (la 'intromisión rusa') y sus negocios pasados (incluyendo impuestos), con posibilidad de iniciar un procedimiento de impeachment, lo que en todo caso requiere de dos tercios de mayoría en ambas Cámaras. También pueden darse intentos de reducir los poderes ejecutivos de Trump, con origen en leyes de la Guerra Fría y muy amplios en política externa y comercio. Pero Trump tiene veto.
De todas formas la pérdida de escaños republicanos puede tener escasa implicación para las posibilidades presidenciales de Trump si volviera a presentarse en 2020. Reagan perdió 28 escaños republicanos en las elecciones de mitad de mandato de 1982, pero resultó reelecto en 1984 con 58,8% del voto popular frente al demócrata Walter Mondale, que obtuvo 40,6%.
El mayor riesgo es un Congreso dividido que aumente la confrontación política e incertidumbre. El principal riesgo es una escalada de hostilidad, sobre todo respecto a presupuestos. Dadas las tácticas de negociación de Trump, los acuerdos, si los hubiera, probablemente serían de última hora. De todas formas los demócratas tienen tanto que perder como los republicanos en las paradas de gobierno. Hay que tener en cuenta que Trump, con la Cámara Republicana, no pudo reunir suficiente apoyo para cambiar la reforma de salud del presidente Obama. Incluso las negociaciones presupuestarias se han complicado, como muestra el fracaso en asegurar financiación para un muro fronterizo con México y en 2017 hubo más días en que el Departamento de Defensa operó bajo autoridad presupuestaria temporal que los diez años anteriores -se necesitará una prórroga a mediados de Diciembre-.
Quizá sea posible un acuerdo para aumentar el gasto federal en infraestructuras una de las prioridades de Trump en la campaña de 2016. Los demócratas han llegado a proponer un aumento del impuestos de sociedades, pero no parece aceptable para Trump. También han sugerido un banco Federal de infraestructuras, pero es improbable que Trump acepte más burocracia, quien si dijo estar abierto a una subida de impuestos a la gasolina, si bien ello puede enemistarse con sus colegas republicanos.
La paradoja es que un Congreso dividido puede facilitar la necesidad de reducir de la deuda Federal, cada vez más urgente, dado el posible desafío de una recesión con menos margen para apoyar la economía (y si fuera necesario recapitalizar los bancos). La ayuda de política monetaria de la Reserva Federal puede ser limitada, con poco espacio para reducir los tipos de interés -aunque puede recurrir a más flexibilización cuantitativa, requiere que no haya obstáculos políticos-.
De momento este tercer trimestre 'sólo' 48% de las empresas del S&P 500 ha superado las estimaciones, lo que sugiere que el ciclo se está desacelerando, pero la sorpresa positiva neta promedio en ventas y beneficios se ha mantenido cerca de niveles del segundo semestre. Aunque el crecimiento puede frenarse los próximos trimestres, parece que será más tarde de lo que la liquidación de octubre ha descontado.
Thomas Costerg es economista de Pictet WM