VALENCIA. El poder valenciano en Madrid volvió a quedar este jueves huérfano de referentes en el nuevo Gobierno que anunció Mariano Rajoy tras reunirse con el Rey Felipe VI. Ningún miembro del PPCV o independiente de la Comunitat consiguió llamar la atención del presidente del Gobierno para entrar en la lista de 13 ministros hecha pública a media tarde.
De esta manera, los populares valencianos quedan a la espera de los nombramientos que surjan del segundo escalón del Ejecutivo, muy probablemente el próximo viernes, 11 de noviembre. Unos puestos que en la pasada legislatura también se mostraron esquivos para el PPCV, donde apenas se alcanzó una tímida representación con Susana Camarero como secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad o Rubén Moreno como secretario general en el Ministerio de Sanidad.
Llueve sobre mojado. Y arrecia. Si en la pasada legislatura esa fue la situación del poder valenciano en el segundo escalón, en el 'top' ministerial el PPCV sólo pudo arrogarse la figura del responsable de Exteriores, José Manuel García Margallo, como representante 'valenciano' de adopción, puesto que tiene su segunda residencia en Xàbia.
Ni siquiera este consuelo quedó a los populares que lidera Isabel Bonig, dado que Rajoy decidió prescindir de Margallo y sustituirlo por Alfonso Dastis, próximo a Jorge Moragas, jefe de Gabinete del presidente. Una baja que causó especial desazón en las filas del PP alicantino, dado que Margallo sí hacía gestiones en su propio departamento o con otros ministros acerca de las peticiones y reivindicaciones que se iban haciendo desde la Comunitat, especialmente desde Alicante.
De esta manera, el PPCV y en especial la estructura provincial, queda más desamparada al no tener un interlocutor directo para sus reivindicaciones. Más allá de la buena relación que mantiene la líder regional, Isabel Bonig, o el presidente provincial de Alicante, José Císcar, con dirigentes que ahora estarán en el Gobierno como María Dolores de Cospedal, la relación deberá llegar a través de Génova, vía vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo, si es que continúa en el puesto.
Así lo admiten dirigentes del PPCV, que no manifestaron sorpresa al ver que ningún valenciano sería ministro. De hecho, no ha habido dirigentes de la Comunitat en las quinielas y tampoco existían apenas políticos en el segundo escalón del Ejecutivo que pudieran dar el salto.
Fuentes populares analizan esta situación como una consecuencia del cordón sanitario impuesto por Rajoy en buena parte de la legislatura pasada, que además de traer consecuencia una alarmante limitación de las visitas a la Comunitat, conllevó cierta desconfianza a la hora de proponer valencianos para altas responsabilidades de gobierno.
De aquellos polvos estos lodos. Pocos miembros del PPCV son los que se situaban en una posible terna para hacerse con un ministerio. Algunos que aparecieron en las quinielas en su día, como Esteban González Pons, fueron descartados quizá por temor a que fueran salpicados por algunos de los casos de presunta corrupción que han asolado a los populares valencianos. El resto, como los exconsellers María José Catalá, José Císcar o Juan Carlos Moragues, actual delegado del Gobierno, no parecen haber amasado el suficiente cartel en Madrid para un salto de estas características.
Entre los cambios introducidos por Rajoy, se encuentra la incorporación del área de Administraciones Territoriales dentro de la Vicepresidencia que ostenta Soraya Sáenz de Santamaría.
No obstante, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, seguirá teniendo la batuta de cara a la reforma en el sistema de financiación a la que se comprometió el PP tras la conformación del gobierno. No obstante, y ante el traslado de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas, que ocupa Antonio Beteta, a la cartera de Sáenz de Santamaría, las opciones para entrar en un puesto del segundo escalón de Moragues siguen intactas, dado el perfil técnico del exconseller de Hacienda, profundo conocedor del actual modelo de financiación y de posibles alternativas al mismo.
En este sentido, tal y como informó este diario, una de las pocas victorias que podría conseguir el PPCV, salvo que se produzca un desembarco notable de valencianos en el segundo escalón, sería la de tener un puesto relevante en un área tan relacionada con la principal reivindicación de la Comunitat en las dos últimas legislaturas.