VALÈNCIA. El Baltic Index Dry (BDI), el índice de los fletes marítimos de carga, ha pasado de cotizar a lo largo de los últimos doces meses de los 829 puntos hasta los 1.612 puntos del cierre del pasado viernes, tal y como se aprecia en el gráfico adjunto. O lo que es lo mismo: ha duplicado su valor desde primeros de julio de 2017 pese al cruce de declaraciones -y aranceles- entre Estados Unidos y China.
Cierto es que, tal y como contó este diario a finales de febrero pasado, dicho indicador -que viene a ser una especie de barómetro sobre el comercio mundial- se vio afectado por la festividad del nuevo año en China. Sin embargo, el BDI volvió a remontar posiciones a base de bien para situarse en máximos de diciembre de 2017, pese a la inestabilidad reinante entre las dos grandes economías del planeta.
Los encuentros y desencuentros entre la Donald Trump y Xi Jinping están detrás de los últimos vaivenes como se aprecia en el gráfico adjunto. Las disputas comerciales que mantienen, que han alertado no solo ya a los mercados financieros sino también a la Reserva Federal de EE UU como reconocía en la publicación de las actas de su última reunión, han encontrado a un nuevo protagonista: Rusia.
Este pasado viernes el Ministerio de Economía ruso anunció medidas de represalia contra la subida de aranceles sobre el aluminio y el acero declaradas por Estados Unidos, y que comprenden una respuesta directa sobre los gravámenes propios de ambos metales, así como fibra óptica, equipos de construcción de carreteras, la industria del gas y del petróleo, procesamiento de metal y minería.
Concretamente, Rusia contempla una subida adicional de los aranceles entre un 25% y un 40% ante las perspectivas de que la decisión estadounidense provoque un daño a los exportadores rusos valorado en casi 540 millones de dólares, según las cifras del Ministerio, recogidas por la agencia oficial de noticias rusa, RIA Novosti. El Ministerio aseguraba que Moscú "se reserva el derecho a tomar medidas adicionales para compensar el daño provocado" por la decisión tomada por Trump.
Pero lo cierto es que la sangre no llega al río y pocos piensan que pueda llegar teniendo en cuenta que China es uno de los mayores tenedores de deuda estadounidense y, caso de que Trump fuera a más, podría repatriar su dinero provocándole un agujero de dimensiones descomunales. Por no hablar de que los tres principales índices bursátiles de Wall Street (Dow Jones de Industriales, S&P 500 y Nasdaq Composite) se mueven por la zona próxima a sus máximos históricos. Todo ello pese a que China anunció el pasado viernes que ha tomado medidas de represalia antes los aranceles impuestos por Estados Unidos.
El Índice Seco del Báltico (Baltic Dry Index, en inglés) es un indicador poco conocido que refleja la evolución del coste del transporte marítimo de mercancías, que desde 1985 lo elabora la sociedad Baltic Exchange creada en 1744 en un café de la City londinense. Dicho índice refleja la salud y la dirección en la que avanzan los mercados, al recoger la cantidad de contratos mercantiles que se cierran en las principales rutas marítimas del planeta.