VALÈNCIA (EFE). El director del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Francisco Pérez, ha afirmado que los impactos sobre la actividad económica se prolongarán durante bastantes meses debido a los efectos de propagación de la paralización de unos sectores a otros.
Una vez producido el primer impacto de las consecuencias de la crisis sanitaria, sus efectos se difundirán en el sector productivo, financiero y el sector público, y todo 2020 va a verse afectado "seguro" porque la "digestión" de esta "fuerte sacudida" requiere tiempo, ha manifestado en una entrevista a EFE en la que ha analizado las consecuencias de la crisis sanitaria a medio plazo.
Esta situación se produciría aunque la epidemia de coronavirus quedara controlada en los próximos tres meses, por los problemas de liquidez y solvencia de las empresas, que causarían un efecto dominó y una recesión.
En el primer trimestre del año habrá que ver si el crecimiento del PIB da o no un valor nulo por los efectos de la crisis en parte del mes de marzo, pero en el segundo trimestre "seguro que el crecimiento va a ser negativo" y en el tercero -los meses de verano- es "altamente probable" que se repita esa evolución.
La intensidad es difícil de saber y se irá viendo con lo que pase en los dos trimestres centrales del año, ha señalado este catedrático de Fundamentos del Análisis Económico por la Universitat de València.
Los efectos van a ser "muy profundos" y cabe distinguir dos partes: por un lado las actividades que esta semana recuperan la actividad, y con ello buena parte de la economía puede estar funcionando y, por otro, las que están relacionadas con los contactos, con los consumidores -turismo, hostelería, ocio-, sobre las que existe una mayor incertidumbre respecto al tiempo de duración.
Se suma a ello la disminución de la confianza, que "nunca es buena" a la hora de tomar decisiones económicas.
En el sector turístico será difícil evitar las consecuencias de la paralización y las restricciones en cuanto a los contactos personales, pero Pérez afirma que tampoco hay que pensar que un sector tan potente no va a tener capacidad de reacción y "ya debe estar mirando cómo se puede reinventar en el medio y largo plazo" para adaptarse a las circunstancias.
El parón durante estas semanas de "máxima tensión" ha colocado a una parte de las empresas en situaciones límite, ya sea autónomos o pymes o empresas grandes que han visto "desaparecer" la demanda, como las compañías aéreas o las plantas de automóviles.
Cuando caen sus ingresos, esas compañías tienen un problema de liquidez y, según sea su capacidad de resistencia, se pueden convertir en dificultades de solvencia si se prolonga en el tiempo, y eso es "un riesgo muy importante" que puede provocar un efecto dominó, ha explicado Pérez.
"¿Cómo se puede paliar? Con financiación a las empresas, por créditos o aplazamiento de los pagos, pero existen unas limitaciones porque el Estado puede aplazar pagos pero también necesita recursos para pagar, ya que si no paga, se convierte en otra fuente de problemas para las propias empresas", según este experto, que recuerda que el 25 % del gasto público corresponde a compras a proveedores.
Esos efectos de propagación son los que quieren ir mitigando los gobiernos con las medidas que están adoptando de ayudas a las empresas y autónomos.
Para cualquier gobierno, también el español, la forma de poder ayudar más a resistir al sector privado es endeudarse él mismo, y de ahí viene la importancia, ha destacado, de que una parte de los costes de la crisis los asuma la Unión Europea.
"No podrá ser que gastemos mucho y no paguemos impuestos, y tampoco que el gasto sea solidario si no responde a prioridades de los que están peor", plantea.
Ahora los ciudadanos desean que nadie se quede atrás, pero "los recursos no caen del cielo" y por eso considera que habrá que ordenar el gasto, gastar de manera eficaz y estar dispuesto a recaudar los recursos necesarios para atenderlo si queremos que las actuaciones que se lleven a cabo sean duraderas.
Sobre si sería positivo relativizar los problemas, ha expuesto la capacidad de construir escenarios mejores por parte de las empresas y la gente emprendedora como lo ha hecho la industria textil reconvirtiendo su actividad en la fabricación de trajes de protección.
No obstante, Pérez señala que no hay que cerrar los ojos a la realidad y a los cambios y adaptaciones que habrá que afrontar, que en unos casos serán "fáciles" (como llevar mascarilla) pero en otros nos costará más (por ejemplo, mantener una distancia de seguridad).