El experto en renta variable explica que cuando una empresa toma una decisión no económica para mantener su dividendo puede conllevar en última instancia una destrucción de valor para los accionistas
MADRID. La crisis del coronavirus y la guerra de precios del petróleo están teniendo un profundo impacto en el crecimiento económico y la posición de efectivo de las empresas. Muchas compañías de los sectores más afectados -turismo, hostelería, aviación y comercio minorista- pueden tener que recortar o suspender por completo el pago de dividendos durante un tiempo para preservar sus recursos de efectivo y la viabilidad de sus negocios.
Por ejemplo, toda empresa que haya recibido asistencia gubernamental para mantenerse a flote encontrará especialmente difícil justificar el mantenimiento de sus pagos de dividendos a los accionistas. Incluso las firmas que tienen una amplia capacidad financiera para seguir pagando dividendos al mismo nivel y pese a una disminución temporal de sus beneficios podrían adoptar un enfoque prudente, dada la incertidumbre.
¿Qué podría pasar?
Como el rendimiento actual del mercado no refleja los dividendos que las empresas podrán pagar, es probable que empiece a caer en los próximos meses. La pregunta es ¿cuánto? Con tanta incertidumbre, es difícil predecir lo que vendrá después. Dependiendo del curso de la crisis podríamos ver desde una recuperación en forma de V hasta una depresión global. La crisis financiera mundial de 2008 a 2009 podría proporcionar una guía aproximada de lo que se puede esperar. Por ejemplo, los ingresos por dividendos cayeron un 18% a nivel mundial en dólares.
¿Qué cambios a largo plazo podemos esperar tras la crisis?
En todo el mundo, las empresas de diferentes mercados han adoptado distintos enfoques para retribuir a los accionistas, por encima de lo que necesitan para sostener y hacer crecer sus negocios. En Europa se ha desarrollado una 'cultura de dividendos'. Las rentabilidades de los dividendos en el viejo continente pueden tardar mucho tiempo en volver al nivel del año pasado, ya que es probable que las empresas se vuelvan más conservadoras estructuralmente a la hora de establecer sus políticas de dividendos.
En cambio, en Asia los pagos de dividendos no suelen ser tan elevados. Las empresas tienden a mantener niveles más altos de efectivo, lo que refleja los recuerdos de la crisis asiática y los niveles tradicionalmente más altos de propiedad familiar. Esto debería beneficiar a las empresas de toda la región a medida que se recuperan una vez que la crisis comience a resolverse.
En Estados Unidos, la recompra de acciones por parte de las empresas ha sido particularmente frecuente en los últimos años. Esta práctica puede ser objeto de estudio aquí en Europa, ya que algunas empresas importantes que han pagado miles de millones de dólares a los accionistas piden ahora miles de millones en ayudas estatales.
Es posible que comencemos a ver cómo más empresas en todo el mundo adoptan políticas de dividendos más conservadoras, como las empresas asiáticas. Sin embargo, las secuelas de crisis pasadas sugieren que, si bien las empresas pueden cambiar su comportamiento durante un par de años, a menudo vuelven a los usos y costumbres anteriores.
¿Qué significa esto para una cartera de inversión centrada en los ingresos?
Por el momento, las carteras centradas en los ingresos se enfrentan a la elección entre limitar su enfoque a las empresas que no han reducido sus dividendos o aceptar un recorte en la distribución de los ingresos. Puede tener más sentido aceptar un recorte en la distribución de ingresos a corto plazo, ya que las empresas que han recortado sus dividendos para dar prioridad a la liquidez y la solvencia a menudo se recuperarán más rápidamente que las que están luchando por mantener sus dividendos.
A pesar de la intensidad de los acontecimientos, creemos que es momento para pensar en el largo plazo. En circunstancias extremas, es preferible ver a una empresa proteger su balance, que perseguir ciegamente el mantenimiento de sus dividendos en un entorno completamente diferente. Pues, cuando una empresa toma una decisión no económica para mantener su dividendo esto puede, en última instancia, destruir valor para los accionistas.
Hay que recordar que el impacto de un recorte temporal de los dividendos sobre el valor intrínseco de una empresa es extremadamente marginal. Para los inversores a largo plazo, es importante no perder de vista ese hecho en medio del ruido del mercado a corto plazo.
Rory Bateman es responsable de Renta Variable de Schroders