VALÈNCIA. Es un hecho de dominio público que el PSOE atraviesa un momento delicado con sus primarias del próximo 21 de mayo. Una fecha marcada también en rojo en el calendario de los socialistas valencianos, dado que Susana Díaz, la favorita del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, está pasando apuros en la Comunitat Valenciana frente a Pedro Sánchez, quien ha obtenido casi 3.000 avales más en el primer envite del cónclave.
Una situación ante la que el socio del jefe del Consell en el Ejecutivo, Compromís, mantiene una actitud mixta entre la distancia calculada y los ataques a la aspirante andaluza. Bien es cierto que Susana Díaz tampoco se ha caracterizado por la prudencia en los últimos días calificando de "izquierda inútil" a Compromís y Podemos, los compañeros de viaje de Puig, pero resulta evidente que el posicionamiento de varios dirigentes de la formación valenciana no parece casual o, al menos, no se preocupa por los problemas que causa al presidente de la Generalitat. Al fin y al cabo, el ahora socio será rival en 2019.
En este sentido, es indudable que una victoria de Sánchez en el PSOE -incluso solo si fuera en la Comunitat Valenciana- dejaría a Puig debilitado en la Presidencia de la Generalitat. Se quiera o no, resulta complicado ser un referente institucional si se carece de solidez en el partido: un mal resultado de la dirigente avalada por el jefe del Consell, perjudicará a Puig frente a un liderazgo como el de Mónica Oltra, vicepresidenta y referente de Compromís.
Sobre esto, tal y como informaba este diario días atrás, los referentes institucionales como la propia Oltra se muestran en cierta medida prudentes a la hora de pronunciarse sobre proceso socialista. Así, la vicepresidenta prefirió la ironía para referirse a las declaraciones de Díaz sobre la "izquierda inútil" que a su juicio representa Compromís, pero después la coalición sí supo disparar toda la artillería vía redes sociales contra la candidata andaluza; a la que se sumaron declaraciones de diputados e incluso vídeos como el protagonizado por Mireia Mollà.
Ahora bien, esta misma semana se han producido otras manifestaciones públicas de dirigentes de la coalición alejados del Gobierno valenciano que evidencian que en Compromís no quieren saber nada de Susana Díaz: o lo que es lo mismo, prefieren que el madrileño Pedro Sánchez -la peor opción para Puig- sea el próximo líder del PSOE.
Así, la más contundente y ruidosa mediáticamente fue la del senador de la formación valenciana Carles Mulet, quien rompió en la sesión del martes en la Cámara Alta una fotografía de Susana Díaz en la trona, e incluso tras una fuerte discusión con parlamentarios socialistas en la que aseguró que la andaluza es "útil a la derecha", llegó a afirmar: "Qué asco de señora", unas declaraciones por las que evitó disculparse al día siguiente exigiendo que lo hicieran antes los socialistas por los "insultos" que, aseguró, vierten sobre él en el Senado. El enfrentamiento, cabe recordar, había nacido días atrás a cuenta de una moción impulsada por parlamentarios andaluces a favor del Corredor Central y en detrimento del Mediterráneo.
Más sutil, aunque también significativa, ha sido la posición del portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, quien fue preguntado este miércoles por su visión sobre las primarias socialistas. El dirigente valenciano aseguró no desear inmiscuirse en el proceso de otro partido, aunque supo deslizar: "He visto el proceso de avales de cada candidato, hay una candidata que tiene los avales muy concentrados en una sola comunidad o en dos, y hay otro que tiene los avales mucho mas repartidos por el territorio". En ese escenario, Baldoví opinó que para el PSOE y para cualquier otra formación política es bueno que el candidato "concite una serie de simpatías en el conjunto de los territorios del Estado" y que eso es "mucho mejor que concitarlas sólo en una parte del territorio".
Unas manifestaciones que, a todas luces, dejan claro cierta preferencia por Sánchez o, al menos, una animadversión por Díaz, la favorita de Puig. Si se echa la vista atrás, puede recordarse además cómo Sánchez orquestó con Oltra y Joan Ribó un encuentro en Fallas de 2016 en la que el propio Puig quedó relegado a mero espectador u otras citas entre los protagonistas citados con el madrileño de cara a las negociaciones de investidura. Al margen de estos contactos y las propias afinidades personales, lo que parece claro que Compromís no tiene -ni tendra- ninguna sintonía con Díaz y que, además, ello coincide con un beneficio para la marca política de su partido y la de sus propios dirigentes de forma individual en la carrera para 2019.