VALÈNCIA. El año que queda para las elecciones autonómicas y locales de 2019 se presume especialmente intenso en la Comunitat Valenciana. La recta final de la legislatura invita a que crezca la competitividad entre los socios del Botànic (PSPV, Compromís y Podemos) y, en especial, entre los dos primeros puesto que comparten la gestión en el Gobierno valenciano. Por otro lado, el PPCV que lidera Isabel Bonig lucha contra los sondeos para permanecer como fuerza más votada y tener opciones de, merced a un hipotético pacto con Ciudadanos, volver a mandar en el Palau de la Generalitat.
Ahora bien, la formación que lidera Albert Rivera es, a día de hoy, una incógnita en todos los sentidos, empezando por la disparidad que ofrecen los sondeos en el ámbito nacional en cuanto a su expansión: así, todos dan por hecho un crecimiento de esta fuerza política que, en algunos casos, llega a ser tan fulgurante que rebasa al PP para convertirse en la más votada. De la misma manera, este futuro incierto también se pone en evidencia en encuestas autonómicas: si en algunas como la publicada por Valencia Plaza semanas atrás el incremento de apoyo a Cs era perceptible pero más discreto, en otros sondeos recientes como el publicado por Las Provincias, el que difundió el Bloc o uno anterior de Podem, este partido se dispararía hasta disputar la segunda e incluso la primera plaza en la Comunitat Valenciana.
Una situación esta que ya ha ocurrido anteriormente con la formación naranja en estudios demoscópicos que también la situaron con unas previsiones que posteriormente no cumplieron las expectativas. No obstante, muchos analistas fijan las elecciones catalanas -donde Cs fue el partido más votado- como un punto de inflexión que le permitirá -esta vez sí- culminar un ascenso fuertemente pronunciado ya en las autonómicas y locales de 2019.
Más allá de lo complicado -por no decir imposible- que resulta predecir el peso real que finalmente Ciudadanos tendrá en las urnas valencianas, lo que sí resulta evidente es que el partido de Rivera empieza a adoptar un papel de cierta prudencia estratégica ante la posibilidad de ser, si no el partido más votado, la llave que abra la puerta de la Generalitat.
Viajando al escenario nacional, el PP que lidera Mariano Rajoy ha recuperado recientemente una iniciativa que ya puso sobre la mesa en 2014 sin que finalmente se avanzara en su implantación. Esto es, la reforma de la ley electoral para incluir que gobierne la lista más votada en el ámbito municipal. Una medida que, por el momento, Ciudadanos se ha comprometido simplemente a "estudiar", si bien distintas fuentes de la formación se muestran escépticas acerca de que Rivera pueda llegar a apoyarla.
Los intereses están claros. Los populares perdieron cientos de alcaldías en 2015 -de las grandes solo conservaron Málaga- debido a los pactos de izquierdas que aprovecharon el descenso del partido de Mariano Rajoy. De hecho, fueron muchos dirigentes municipales los que mostraron su indignación internamente por no haber insistido en llevar a cabo aquella iniciativa de la lista más votada tras comprobar la debacle sufrida.
Ahora, el PP quiere recuperar un debate que le interesa sobremanera con un horizonte de elecciones municipales a la vista. Sin embargo, y pese a que los sondeos pinten bien para Ciudadanos, parece complicado que la formación naranja quiera avanzar por ese camino dado que el músculo del PP en el ámbito local es mucho mayor y que el partido de Albert Rivera todavía dispone de credibilidad para alcanzar pactos también con el PSOE. Es decir, su maniobrabilidad es muy superior a los populares y aceptar una iniciativa sobre la lista más votada le obligaría a ceder alcaldías donde tendría capacidad de negociación.
Ahora bien, Ciudadanos ha utilizado en más de una ocasión el argumento de la candidatura más votada como justificación a su respaldo a una u otra formación en el ámbito autonómico. Es el caso de Madrid, donde se han escudado en que el PP ganó las elecciones para apoyar a Ángel Garrido, sustituto de Cristina Cifuentes. De la misma manera, también apoyó a la socialista Susana Díaz en Andalucía o, por otro lado, han lamentado que no se facilite gobernar a Inés Arrimadas en Cataluña pese a ser la candidata más respaldada.
Sin embargo, tal y como han puntualizado varios dirigentes de Cs en privado, esta circunstancia del apoyo a la lista más votada es solo una "preferencia", no "una obligación". Es más, fuentes de la cúpula de la formación naranja en la Comunitat puntualizan que las cuestiones programáticas serían vitales a la hora de alcanzar cualquier acuerdo aunque, de tener la llave para la Generalitat y la capacidad de poder elegir entre Ximo Puig e Isabel Bonig, hay varios de los 'pesos pesados' del partido que muestran su preferencia por un acuerdo con los socialistas mano a mano en los que los naranjas entrarían en el Consell. Una tesis que tampoco desagrada en algunos sectores del PSPV que, tal y como informó este diario en su momento, han mantenido viva una línea de comunicación con Ciudadanos ante posibles cambios en las mayorías de 2019.