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El campo valenciano encabeza el abandono de cultivos y el envejecimiento agrario en España

Es la primera autonomía en terrenos desatendidos, con 161.567 hectáreas, y la segunda con mayor media de edad entre sus propietarios.

23/02/2020 - 

VALÈNCIA. “En la Comunidad Valenciana la agricultura comenzó a deteriorarse hará veinte o treinta años y ha ido empeorando con el tiempo. Las alarmas sonaban, pero los políticos se pusieron las manos en las orejas para no oírlas”. Son palabras del secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Juan Salvador Torres, quien sintetiza así el malestar de un sector que este año ha intensificado sus reivindicaciones en las calles y ante las instituciones. No en vano, el campo valenciano padece con especial dureza dos de las principales consecuencias de la crisis de rentabilidad que denuncian los colectivos agrarios: el abandono de cultivos y el envejecimiento de sus propietarios.

 En la última década, y según cálculos de AVA-Asaja a partir de la Encuesta de superficies y rendimientos (Esyrce) que elabora el Ministerio de Agricultura, el número de hectáreas abandonadas se ha incrementado un 6,5 % en la Comunitat, mientras que en otras regiones también afectadas por este fenómeno, como Castilla-La Mancha y Aragón, el terreno desatendido ha experimentado un relevante descenso en el mismo periodo, superior al 10 %. Como resultado, la autonomía valenciana lidera desde 2015 el abandono de tierras de cultivo, con 161.567 hectáreas desatendidas en 2019.


“Eso da una idea de cómo están aquí las cosas. Puedes aguantar con pérdidas un año o dos, pero no puedes perder dinero año tras año”, asegura Torres. Por cultivos, algunos de los más arraigados en el campo valenciano, como los cítricos, se encuentran entre los que más padecen ese abandono, ya que su superficie ha decrecido en 1.349 hectáreas solo desde 2015. También los viñedos han pasado de las 68.842 hectáreas a las 67.203 de 2019, lo que representa un descenso del 2,4% en cuatro años. Y otras producciones igualmente representativas, como el almendro y los caquis, se han visto asimismo perjudicadas.

Los elevados costes de producción y el bajo rendimiento de las ventas alentarían así al deterioro del campo valenciano, aunque los colectivos agrarios apuntan también a otros factores que influyen en este complejo escenario. Uno de ellos son los acuerdos del fondo agrícola de la Unión Europea, la Política Agraria Común (PAC), que ha priorizado “el apoyo a la agricultura continental porque se consideró que la mediterránea sacaría mayor compensación del mercado, al que nunca se le pusieron normas serias”, mantiene Torres.

Envejecimiento

De este modo, las asociaciones denuncian que, mientras las ayudas de la PAC alcanzan el 50 % de la renta agraria en diversas regiones del norte de España, en otras como la Comunitat ese porcentaje no llega “ni de lejos” al 10 %. Un contexto que tampoco ayudaría al mantenimiento de los cultivos ni a la salvaguardia del relevo generacional, ya que muchos jóvenes prefieren escapar de un negocio que arrastra graves problemas de rentabilidad. Así, y como se apunta en un reciente informe del Ministerio de Agricultura sobre la caracterización del sector en España, la media de edad de los titulares físicos de explotaciones agrarias superaba, ya en 2017, los 60 años en doce autonomías.

La cifra es incluso más llamativa en el caso valenciano, donde se sitúa en 64,5 años para constituir la segunda edad media más alta de España, solo por detrás de Canarias (65,5). En cambio, en regiones que según el Ministerio cuentan con mayor número de explotaciones, como Castilla-La Mancha, el dato se ubica en 62,6 años. Las edades más bajas, además, se encuentran en comunidades del norte del Estado, como Cantabria, Asturias, Galicia, Castilla y León y La Rioja. “Hay muchas explotaciones en las que los mayores tienen que aguantar porque les sabe mal abandonar”, reconoce Torres.

Población ocupada

Pero ese envejecimiento no solo se percibe entre los propietarios de las explotaciones, sino también en la población ocupada del sector. En la última Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), se observa que el 24,6 % de los trabajadores que se dedican a la agricultura en la Comunitat tiene más de 55 años. El porcentaje, que agrupa a casi uno de cada cuatro empleados, es especialmente significativo si se compara con el dato que arrojan los otros tres grandes sectores productivos, como son la construcción, los servicios y la industria. Allí, el número de trabajadores con edades superiores a los 55 años se reduce, de media, al 17,5 %.

A su vez, el porcentaje de personas menores de 25 años que se dedican al campo no alcanza el 5 % en territorio valenciano, mientras que en otros sectores ha crecido de manera progresiva desde 2014, hasta el 5,45 % actual. Los trabajadores de entre 25 y 54 años, además, suponen el 70 % de la población ocupada del tejido agrario, un dato inferior al del resto de sectores en algo más de siete puntos.

Salarios

 Lo que sí se ha incrementado a lo largo de los años en el ámbito rural, en cambio, son los salarios, que en la última década solo experimentaron un descenso generalizado en 2012. En el caso del peón agrícola fijo, por ejemplo, los sueldos autonómicos han crecido un 13 %, hasta los 61,96 euros diarios. También han mejorado en ese periodo los salarios de los tractoristas (11,3 %), o los de los encargados y capataces (10,6%), que en todos los casos se ubican por encima de los percibidos en 2007.

En este contexto, las organizaciones agrarias abordan sus reivindicaciones con cierta decepción con las autoridades de todos los niveles, desde las más locales a las internacionales. Tras la ‘tractorada’ que recorrió las calles de València hace una semana, y después de varios encuentros y reuniones, echan en falta que las administraciones actúen de manera coordinada y “en función de sus competencias, en lugar de echarse las culpas las unas a las otras”, denuncia Torres. “Nos dicen que tenemos razón, pero existe un problema de absoluta falta de voluntad, y por eso el lema de manifestación era ‘Basta ya de engañar a los agricultores y ganaderos valencianos’”, concluye.

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