Carlos Vermut: “La amnesia es un recurso maravilloso”
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Truman Capote, Steven Soderbergh, Robert Fisk y George Plimpton destacan entre una selección de títulos sobre el pasado, el presente y el futuro del cuarto poder
VALÈNCIA. De la megalomanía del magnate de la prensa William Randolph Hearst en Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) a la siempre resolutiva Lois Lane en cualquiera de las entregas de Supermán. De la llamada al lector de un chavalín con boina gritando “¡Extra, extra!” a la musa de la nouvelle vague Jean Seberg vendiendo The New York Herald Tribune por las calles de París. Las rutinas y cuitas de la prensa han sido y son preciosa materia cinematográfica.
Las redacciones saturadas de humo y maceradas en alcohol, las noches en blanco indagando en papeles, las entrevistas tensas, los pulsos con las fuentes y las luchas dialécticas con el editor, los directos vibrantes de los telediarios y los entresijos de la radio...
En los treinta, el día a día de los plumillas daba para comedias alocadas como Luna nueva (Howard Hawks, 1940) o las firmadas por Frank Capra Sucedió una noche (1934) y Juan Nadie (1948). En la década de los setenta, se recogía la faceta más honesta de la profesión, con reporteros obcecados por exponer a la luz las cloacas del Estado en Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), o los riesgos de la obsesión por las audiencias televisivas en la sátira Network, un mundo implacable (Sidney Lumet , 1977).
Los dos Oscar a mejor película y guión con los que se alzó Spotlight (Tom McCarthy) en 2016 fueron la cumbre en la reivindicación audiovisual del oficio. La película detallaba los esfuerzos denodados del departamento de periodismo de investigación del Boston Globe para sacar a la luz los casos de pederastia en la iglesia católica.
Era la guinda a un siglo que ha alternado las alertas sobre las encrucijadas del presente, caso de El precio de la verdad (Billy Ray, 2003), sobre la caída en desgracia del periodista de la revista de EE.UU. The New Republic, Stephen Glass, por publicar noticias falsas, con la melancolía hacia los hitos del periodismo pasado, caso de Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005) o El desafío - Frost contra Nixon (Peter Morgan, 2009), sobre la épica entrevista en la que la figura de la televisión británica David Frost logró que el ya ex presidente Richard Nixon reconociera su responsabilidad en el caso Watergate.
El cine ha ensalzado la honestidad del oficio, pero también ha retratado al reportero como un desalmado capaz de manipular y mentir con tal de lucirse en portada. Sin ir más lejos, el mismo Tom McCarthy interpretaba a un becario advenedizo que manipulaba e incluso inventaba artículos sobre la mendicidad en Baltimore en la última temporada de la serie de HBO The Wire.
Según Brian McNair, autor del libro Journalism in Films, “el periodista, desde la revolución inglesa, es la personificación de un cuarto estado que ejerce un escrutinio crítico sobre los que tienen autoridad. Van donde el ciudadano medio no se atreve, informando sobre los abusos de poder. El periodista persigue rutinariamente el poder, lo amenaza y, a menudo, encuentra resistencia, lo que genera la esencia misma de la narrativa: el conflicto, la tensión y el drama. Cuando llegue (y lo hará) la película sobre Wikileaks y Julian Assange ejemplificará estas cualidades”.
Hasta entonces, el Festival de Toronto, programado del 5 al 15 de septiembre, ha reunido un abundante surtido de películas que exploran las nuevas tendencias de la prensa.
La profesión brinda al séptimo arte un nuevo espacio abonado por las crisis estructural y coyuntural, el advenimiento de internet, el persistente desprecio del presidente Trump, las noticias falsas o el cibercebo o clickbait, que refiere a los contenidos en Internet destinados a lograr ingresos publicitarios sin precisión y la calidad.
Los guionistas de Hollywood han encontrado en los artículos de prensa una sugerente materia prima. Así, Toronto estrena tres propuestas basadas en artículos virales. Lorene Scafaria se ha inspirado para Hustlers en un reportaje publicado en 2015 por Jessica Pressler en la revista New York sobre un grupo de strippers que, al desencadenarse la crisis financiera de 2008, unieron fuerzas para lucrarse a costa de sus clientes de Wall Street. Jennifer López interpreta a una de las bailarinas en este combinado de sexo, dinero y vida criminal.
La revista Esquire, por su parte, ha provisto de dos reportajes a la industria del cine. Y, azarosamente, ambos son una llamada a la empatía. A Beautiful Day in the Neighborhood, de Marielle Heller, contrasta el encanto irresistible del presentador infantil Fred Rogers, interpretado por Tom Hanks, frente al cinismo del periodista Lloyd Vogel, al que da vida Matthew Rhys.
En The Friend, en cambio, se relata el sacrificio real de un hombre que puso su vida en pausa para mudarse a la casa familiar de sus mejores amigos, interpretados por Dakota Johnson y Casey Affleck, y apoyarlos a lo largo de un largo proceso de cáncer terminal.
En el documental The Capote Tapes, el antiguo secretario social de la Casa Blanca durante la presidencia de Obama, Ebs Burnough, recoge las entrevistas realizadas a varios amigos del autor de Desayuno en Tiffany y A sangre fría, por parte del cofundador de Paris Review, George Plimpton, una de las grandes voces del Nuevo Periodismo norteamericano.
El director Yung Chang, por su parte, dedica el documental This Is Not a Movie al legendario corresponsal extranjero Robert Fisk, que comenzó su carrera cubriendo el conflicto en Irlanda del Norte para The Times y terminó radicándose en Oriente Medio, donde ha cubierto eventos clave como la masacre de Sabra y Shatila sucedida en el Líbano en 1982.
“Una película oportuna y esencial para la era de las fake news, donde se sigue a un periodista que ha pasado toda su vida exponiendo la verdad en zonas de guerra donde, como dice el dicho, la verdad es la primera en causar baja”, avanza el programador del Festival de Toronto Steve Gravestock.
Y es que, entre otros logros profesionales, el reportero británico abandonó The Times después de que Rupert Murdoch comprara la publicación y comenzó a poner sus publicaciones en entredicho, en particular el derribo del avión de pasajeros Iran Air Flight 655 en 1988 por parte de la Marina de los EE. UU. , así como las afirmaciones sin fundamento sobre los recientes ataques con gas en Siria.
La película de ficción Hearts and Bones, de Ben Lawrence, indaga, precisamente, en los estragos emocionales que depara el periodismo de guerra. La ópera prima está protagonizada por dos hombres, un fotoperiodista australiano y un refugiado del sur de Sudán, que enfrentan juntos los horrores gemelos de la guerra y el dolor.
La programación del TIFF se nutre de varios escándalos desvelados por la prensa de esta década. Steven Soderbergh nos invita a una visita guiada al mundo secreto desvelado en los Papeles de Panamá. Meryl Streep, Gary Oldman y Antonio Banderas protagonizan este thriller de Netflix que adapta el trabajo de periodismo de investigación de Jake Bernstein Secrecy World, ganador del Premio Pulitzer.
Hugh Jackman le toma el relevo al frente de la comedia negra Bad Education, donde se relata el mayor delito financiero en la historia del sistema educativo en EE.UU. descubierto por una reportera de un colegio de Long Island.
Y por último, el director rumano Alexander Nanau sigue en el documental Collective a un equipo de investigadores del periódico de Bucarest Sports Gazette mientras investigan un gran fraude en la atención médica que enriqueció a magnates y políticos, y provocó la muerte de ciudadanos inocentes.
Durante 40 años, el cineasta independiente Alan Berliner ha recortado metódicamente las fotos de The New York Times que le han ido llamando la atención, y las ha ido archivando e indexando meticulosamente. A partir de ese hobby, Berliner ha realizado un ensayo titulado Letter to the editor en el que reivindica el poder de la fotografía y las publicaciones impresas y expone los cambios dramáticos que la tecnología inflige a las tradiciones centenarias.
Como subraya el programador de la sección de documentales del TIFF, Thom Powers, “en un momento en que parece inevitable que el periódico impreso se extinga, esta "carta" documental es una llamada de atención para reconocer lo que está en juego”.
El director logra el Premio Feroz Zinemaldia de los informadores cinematográficos por 'Quién te cantará'
El festival hace hueco a personalidades como Gorbachev, Trump y Quincy Jones y a análisis sociales y políticos como el genocidio de los jemeres rojos o el movimiento #TimesUp