MADRID (EP). El 75% de los pacientes que sale de lista de espera de trasplante cardiaco (TC) - fallece, según un estudio presentado en el Congreso SEC de las Enfermedades Cardiovasculares 2017. Su principal conclusión es que los datos de mortalidad en lista de espera de TC están infravalorados debido a que un número importante de pacientes no figuran en estas estadísticas porque salen de lista antes de que se produzca el fallecimiento.
"En nuestra opinión, estos pacientes deberían contabilizar también como pacientes fallecidos en espera de trasplante", explica la doctora Mª Ángeles Castel Lavilla, primera firmante del estudio.
El estudio hizo un seguimiento -durante 189 días de media- de todos los pacientes que entraron en lista de espera para un TC entre 2000 y 2017 en un solo centro. Su objetivo era determinar cuántos fueron sacados de ella, las causas de esa salida y determinar su evolución. Así, del total de 399 pacientes estudiados, el 22,5% fueron excluidos para el TC.
Las causas de la exclusión fueron: el fallecimiento en un 34,8% de los casos, el empeoramiento clínico en un 34%, la mejoría en un 29%, y la salida voluntaria de lista en el 2,2% de los casos.
Los pacientes en lista de espera pueden sufrir un deterioro que suponga una contraindicación para ser trasplantado. Cuando se realiza un TC, el paciente no puede estar en una situación tan crítica que no le permita sobrevivir al mismo, y si aparecen contraindicaciones absolutas o relativas, que aumenten mucho el riesgo de morir durante o después del trasplante, hay que sacarlo de lista e intentar mejorar su situación y sus probabilidades de supervivencia.
De esos pacientes que salieron por empeoramiento clínico, la gran mayoría (89,6%) falleció. "Esto quiere decir que su situación era tan grave que no se pudo resolver y no pudieron volver a entrar en lista, falleciendo", explica la Dra. Castel.
De manera "sorprendente" -en palabras de la experta-, también falleció un importante porcentaje de pacientes que salió de lista de espera por mejoría clínica. En concreto, su mortalidad a los 12 meses fue del 15% y en el seguimiento total del 38,5%. "Esto indica que, aunque los pacientes mejoren clínicamente y salgan de lista, hay que hacer un seguimiento estricto porque posiblemente su mejoría sea solo transitoria y el riesgo de mortalidad siga siendo alto", manifiesta.
Por otro lado, en la serie estudiada hay una fuerte correlación entre la mortalidad y el tiempo en lista de espera. Es decir, cuanto más tiempo pasa un paciente en lista de espera, más posibilidad tiene de fallecer.
"Los pacientes en lista empeoran su situación clínica, la función de otros órganos -como la función renal-, desarrollan hipertensión pulmonar, caquexia cardiaca y sufren más ingresos por insuficiencia cardiaca con un deterioro en su situación y en su supervivencia", asegura la Dra. Castel. Así, en este estudio la mortalidad total se asoció significativamente con el tiempo en lista de espera, pero no con el grado de urgencia, edad, superficie corporal o época de trasplante.
En relación al aumento del tiempo en lista de espera que experimentan los pacientes con una situación clínica estable, la experta pone el foco en la escasez de órganos y en la preferencia del sistema de trasplante de priorizar a los pacientes urgentes. En este sentido, termina: "Debemos reflexionar sobre nuestro sistema de priorización de órganos y evaluar así cuál sería el reparto más equitativo que asegure los mejores resultados tanto en pacientes electivos como urgentes".