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 según un estudio

El 49% de los productos aptos para el consumo va a la basura y el 24% se dona en España

9/04/2018 - 

VALÈNCIA. (EP). Un 49% de los productos frescos no aptos para la venta pero sí para el consumo va directamente a la basura en España, frente al 27% que se recicla o reutiliza y el 24% restante que se dona, según se desprende de las conclusiones del 'Estudio sobre el desperdicio alimentario de productos frescos en el sector Distribución' elaborado por la consultora Nielsen para Checkpoint Systems, y presentado este martes, 13 de marzo, en Madrid.

En este sentido, el estudio precisa que la carne y el pescado, por sus condiciones de conservación, son menos reutilizados que las frutas y verduras. Así, un 88% de los productos cárnicos no aptos para la venta pero sí para el consumo se desechan por seguridad alimentaria; lo mismo ocurre con el 75% de los pescados y el 50% en el caso de las frutas y verduras. También, los productos hortofrutícolas presentan una mejor reutilización en forma de donaciones: un 50% se destina a estas causas por el 38% en el caso de la carne y el 25% en el de los pescados.

Los autores del informe también inciden en que la donación de los alimentos que han sufrido alguna merma supone una de las alternativas de gestión de los residuos más beneficiosas para las cadenas. Cualitativamente, los encuestados aducen que las donaciones permiten prescindir de la logística inversa, difícil de aplicar en estos productos, y optimizan costes.

De la misma forma, consideran que las donaciones benefician la imagen de la cadena y la motivación del personal por el sentimiento de pertenencia a una organización con fines solidarios, al tiempo que reduce emisiones al tratarse de un producto que no volverá a ser procesado. El 50% de las compañías dice participar en acciones de reducción y reutilización de productos alimentarios de carácter nacional o internacional.

Otra de las conclusiones del estudio arroja que en España se desperdicia hasta un 3% de alimentos frescos en el sector Distribución. Según el informe, el desperdicio alimentario en productos frescos en los establecimientos españoles alcanza de media un 3% sobre las ventas, en decir, cerca de 128 millones de kilos de estos productos no llegan a ser puestos en venta, lo que suma más de 484 millones de euros.

El desperdicio alimentario hace referencia a aquellos productos frescos no aptos para la venta en los establecimientos de alimentación en régimen de libre servicio. La sección de pescadería es la más afectada en este sentido al registrar un desperdicio medio del 5,5% de sus ventas, seguida de frutas y verduras con el 3,2% y la carne con un 2,7%.

El estudio diferencia tres categorías: mermas, productos aptos para el consumo pero no para la venta; productos próximos a caducar o superar la fecha de referencia, los cuales no deben estar en tienda y suelen ser donados o entregados a un gestor de residuos; y productos caducados o que han superado la fecha de preferencia, cuya incidencia es residual y deben ser retirados del mercado, reciclados y/o eliminados.

El documento también subraya que, a pesar de la dificultad que supone gestionar productos cuya vida útil es corta y que precisan de condiciones ambientales de conservación muy específicas, el sector de la Distribución demuestra avances en la reducción del desperdicio alimentario que genera, aunque el informe concluye que todavía queda mucho camino por recorrer.

Según la consultora, la mayoría de las cadenas de distribución que participan en el estudio consideran que se ha mejorado en la disminución del desperdicio de productos frescos. De hecho, el 44% de los encuestados (la mayoría responsables de gestión o directores generales de grandes cadenas de distribución) afirma que el desperdicio alimentario es menor en relación con lo que era hace tres años.

En la misma línea, un 34% cree que el desperdicio en frescos es prácticamente el mismo, mientras que un 11% considera que la reducción es muy significativa y otro 11% que se desperdicia más ahora. A su vez, el 62% de los encuestados asegura que ahora se recupera o reutiliza más este desperdicio, por un 38% que considera que se reutiliza prácticamente lo mismo.

En cuanto al origen del desperdicio, los encuestados manifiestan que el lugar donde se producen las mermas con mayor frecuencia es la sala de ventas. En concreto, un 33% considera que el desperdicio se corresponde a la manipulación del personal en la venta asistida, un 22% que es causado por el consumidor durante su compra en autoservicio y otro 22% que se da durante la colocación del producto en el punto de venta.

Por tipo de venta, el autoservicio representa el principal generador de residuo alimenticio para las frutas y verduras, produciendo el 75% del desperdicio total de los productos hortofrutícolas. Mientras, carnes y pescados no registran mermas en este tipo de venta y las pérdidas más pronunciadas provienen por la manipulación del personal, casi siempre necesaria por tener que limpiar y preparar las piezas.

La venta asistida representa el 88% del desperdicio en productos frescos cárnicos y el 50% en productos de pescadería. El desperdicio alimentario a través de la venta en barquetas afecta en mayor grado al pescado con un 50%, seguido de las frutas y verduras con un 25% y la carne con un 12%.

Otra de las claves para la mayor o menor generación de desperdicio alimentario tiene que ver con la estacionalidad ya que, según el estudio, la temperatura resulta un factor determinante a la hora de conservar los productos frescos, por lo que durante las estaciones de calor es cuando se registran los mayores porcentajes de residuos.

Así, el 34% de los establecimientos encuestados considera que el desperdicio que se genera es igual en cualquier época del año, mientras que el 66% asegura que es mayor en primavera y verano. Entre las principales razones que aducen se encuentra la temperatura, que afecta a la conservación de los productos (38%), una afluencia de clientes más variable que dificulta ajustar la oferta (25%) y la vida más corta de los productos de temporada en condiciones óptimas (25%), entre otros motivos.

Todos estos datos confirman una tendencia positiva en cuanto a la reducción del desperdicio alimentario en la Distribución en España, según el documento. Una de las causas principales que permiten hablar de reducción en el desperdicio alimentario generado en el sector tiene que ver con que más de la mitad de los retailers han incorporado, durante estos años, sistemas de gestión de residuos.

De hecho, el 62% de las cadenas que participan en el estudio han implantado un sistema de gestión del residuo perfectamente definido y el 88% cuenta con planes de prevención, que en un 71% tienen previsto ampliar. Por su parte, en aquellas cadenas sin plan de prevención, una de cada tres asegura tener intención de desarrollarlo.

Además, el 88% de los encuestados asegura que estas estrategias, que recaen principalmente en las áreas de Calidad o RSC, se dirigen a sus empleados a través de planes específicos de formación, de forma que contribuya a seguir reduciendo las cifras de desperdicio, al tiempo que aumentan las de reutilización de los productos mermados, pese a la dificultad que, a priori, entraña su gestión.

El estudio desvela también el uso y conocimiento de tecnología específica para la gestión de residuos en las cadenas de distribución encuestadas: el 38% de estas cadenas ya disponen de soluciones tecnológicas contra el desperdicio de productos frescos en sus tiendas. Mientras, del 62% restante, un 20% asegura estar al corriente de las diversas soluciones disponibles por un 80% que manifiesta asegura no haber profundizado en este tipo de tecnología.

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